El hombre tiene su estilo, quizás de algunas décadas atrás, como si acabara de salir de la peluquería de Harrod’s cuando era una gran tienda, recién afeitado, impecable y perfumado con lavanda inglesa y el cabello de un brillante tono caoba, artificial, que no hubiera atravesado sin sonrisas algún barrio porteño. Tiempos en que no era mixto el vecino bar del Plaza Hotel y seguramente Franco, el padre de quien es hoy su principal contratista, debía pasar una vez por semana ante los famosos fígaros de Plaza San Martín.
Flash de presentación para Jaime Duran Barba, influyente y fundamentalista asesor de Mauricio Macri, a quien se responsabiliza por la negativa del candidato presidencial a cualquier asociación con Sergio Massa. Aun en situación de ventaja. Como si este asesor ecuatoriano fuera el dueño del pensamiento y los actos del ingeniero boquense, lo dominase o guiara al igual que el peruano Sergio Bendixen hace trabajosamente con Massa, o James Carville –otro consultor norteamericano de nota– ejerce control sobre la cabeza de Daniel Scioli, sobre todo a la hora de mantener sumisión a la Presidenta, recomendando casi vestirse como Ella. Ventrílocuos de los aspirantes a la Casa Rosada.
Junto al “Coti”. Volviendo a Duran Barba y su peso sobre el alcalde y la cúpula del PRO, convendría repasar algunas de sus impresiones en la charla que mantuvo con Francisco de Narváez y Massa –acompañado también por Enrique Nosiglia– en la que bloqueó cualquier negociación “por arriba” (las “de abajo” ya son explícitas y en varias provincias) fulminando como embajador de su jefe un acercamiento mínimo entre las partes, hablando como si fuera Macri, casi más presumido que él.
Para el consultor ecuatoriano, la futura elección presidencial es complicada por la participación activa de Cristina de Kirchner, a quien respeta y admira políticamente, casi un enamorado –y no de ahora– por el animal político que habita en Ella. Le parece imparable y casi única en su actividad, una Ave Fenix perpetua. Menos consideración le cede a Scioli.
También supone que el clima electoral será más favorable al oficialismo cuando se aproxime la definición en las urnas. Cree, como afirman varios economistas, que los presupuestos familiares serán más holgados por gentilezas del Gobierno, habrá una primavera económica para seducir votantes.
Considera que su pupilo Macri logró una imagen personal ajena a la política y a la tradición peronista. Le concede un valor superlativo a esa condición y, en consecuencia, pegarse a un dirigente como Massa –teñido de justicialismo por su origen bonaerense– “desperfilaría” a su ingeniero candidato ante una presunta mayoría dispuesta a remover la franquicia gubernamental. Esa es la razón por la cual Macri insiste con una frase: “En política no siempre uno más uno es dos”, además de reverenciar y sobrevaluar un concepto o palabra: cambio.
O sea que para Duran Barba ahora Massa resta más de lo que le suma a Macri si se formalizara un acuerdo. Entiende, además, que esa caracterización diferencial de Macri en las costumbres políticas le otorga fuertes posibilidades para triunfar en un comicio polarizado, aún en tierras sin dominio partidario ni estructuras como la provincia de Buenos Aires, debido a que parte de la población se manifiesta harta con las castas políticas. Es su palabra, seguida a pie juntillas por el alcalde.
Por último, aunque esto sea apenas una parte de su digesto, en la reunión reveló una frase sospechosa y casi resignada: “Ganamos perdiendo”. Algo así como esa justificacion argentina, bastante habitual, en torno al campeón moral que esta vez no le tocó el título pero seguramente tendrá otra oportunidad dentro de cuatro años.
Habían llegado Duran Barba junto a Nosiglia –extrañamente casi no fue mencionado en las crónicas periodísticas de la reunión, tampoco se explicó si asistió como gestor de ententes o representante de la UCR– luego que a Massa lo habían llamado telefónicamente un par de emisarios (uno de ellos, el intendente Jesús Cariglino) sugiriendo que se comunicara con Macri por celular. Como tardó, vino luego la iniciativa telefónica de los dos visitantes, en forma casual a diez minutos de la casa.
Preguntados. Massa conserva varios interrogantes luego de la tertulia:
◆ ¿Cuál es la razón por la cual tanto el Gobierno como Macri se interesan por polarizar la elección entre ellos, como si ambos fueran beneficiados con su proscripción?
◆ Si Macri ha ganado con todas las virtudes y los vicios la totalidad de las comunas porteñas, ¿por qué se niega a disponer de una estructura como la de los intendentes massistas para fiscalizar el territorio bonaerense en el momento de contar los votos, cuando es público que ese ejercicio mal instrumentado le costó la derrota a más de un opositor al peronismo en anteriores comicios?
◆ ¿Supone tal vez que el sindicalismo y Hugo Moyano podrán realizar esa tarea, cuando ya manifestaron fallas al respecto en otras oportunidades?
◆ ¿De dónde saca Duran Barba la seguridad de que la ola amarilla de Macri se convertirá en un tsunami poco tiempo antes de las elecciones, cuando al mismo tiempo revela que vencer a Cristina parece una tarea imposible?
Con ese mar de dudas se retiró. Igual, más tarde, se negó a cualquier rendición incondicional como propuso Duran Barba. Llamó a sus propios consultores para elaborar una nueva estrategia, observando que mientras más lejos del peronismo se ubica Macri, más cerca de esa fracción política empieza a pegotearse Cristina.
Como siempre, cuando llegan las convocatorias electorales, el cristinismo lo saca a pasear a Perón, lo cita Ella en sus discursos (en la última cadena lo hizo en dos oportunidades) luego de olvidarlo y quizás detestarlo en buena parte de su vida. Pero, como Duran Barba le reconoce talento, no hay que desconocer la respuesta que le dio al gobernador Juan Manuel Urtubey, luego que este fuera reelegido abrumadoramente. “¿Qué querés que le diga a la prensa”, planteó Urtubey al concluir la entrevista triunfal en la Casa Rosada. “Sólo quiero que digas que ganó el peronismo. Nada más. Es todo lo que necesito”, le espetó.
Ni que se lo hubiera sugerido Duran Barba.