El principal diario de Brasil, Folha de São Paulo, tituló su nota sobre la designación de Sergio Massa como ministro de Economía diciendo: “Argentina confia seu futuro a um camaleão da política”. Ser un camaleón o una petty advantage, como tradujo el calificativo “ventajita” en su editorial de ayer dentro de PERFIL el Buenos Aires Times, no implica que Sergio Massa sea un significante vacío en el sentido de representar la vacuidad a la cual no corresponde ningún significado, sino todo lo contrario: a poder representar un exceso de significación.
El rechazo a Massa en las encuestas sería el rechazo de la sociedad a sus propias costumbres
Ernesto Laclau estudió la relación entre los significantes vacíos y flotantes con la hegemonía. La utilidad que la polisemia y la polifonía aportaban a la necesidad de tener mensajes cambiantes adaptándose a las diferentes contingencias como también al grado de ambigüedad imprescindible para llegar a distintas audiencias simultáneamente y así dominar distintos campos de la discursividad. En épocas en que ninguna identidad es estable, ninguna fijación de significado debería ser estable.
El papel condensador de discursos antagónicos y el ser punto de sutura de fragmentos disociados lo convierten en una herramienta privilegiada en ciertos momentos de la vida política de una sociedad. “El flotamiento de un término y su vaciamiento son las dos caras de la misma operación discursiva”, escribió Laclau en Misticismo, retórica y política. Y en Emancipación y diferencia escribió: “La presencia de significantes vacíos (...) es la condición misma de la hegemonía”.
La polifonía enunciativa del discurso de Massa parece empatizar con la “ambivalencia tensional inerradicable” dentro del Frente de Todos buscando la cancelación de la identidad diferencial de sus componentes.
La aceptación de Cristina Kirchner de dar un giro a la derecha rememora el concepto de isomorfismo institucional por el cual “las organizaciones se vuelven más homogéneas unas con respecto a otras al enfrentar condiciones contextuales aparentemente similares” (Walter W. Powell y Paul J. DiMaggio). Ver el abismo de la posibilidad de una crisis macroeconómica de magnitud hizo conservadora a la vicepresidenta, aceptando que se reactiven discursos sedimentados de las presidencias de Menem y Macri. Es repetido pero vale recordar que Sergio Massa comenzó militando en la Ucedé de Alvaro Alsogaray, que se incorporó al menemismo, que Macri en 2016 recién ungido como presidente llevó a Davos a Sergio Massa y aun Malena Galmarini, cuya ideología está más anclada en el peronismo que la de su marido, declaró preferir votar por Macri antes que por Scioli en el ballottage de 2015.
La elección de Massa, ahora parece que frustrada, de un economista racionalista como Gabriel Rubinstein para viceministro de Economía es otra señal de la visión clásica sobre la economía de Sergio Massa. Si para un enunciado significar es orientar, existen múltiples señales del nuevo ministro de Economía orientadas a la racionalidad.
Camaleão en portugués o petty advantage en inglés describen no solo a Sergio Massa sino a la sociedad que estuvo con Menem, con Kirchner, con Macri y con el propio Massa en distintas proporciones desde 2013 a la fecha, en todas las elecciones. El nivel de rechazo a Massa que reflejan las encuestas podría ser el rechazo de la sociedad a sus propias costumbres, reflejada en un espejo que le devuelve una imagen no querida. Quizá por lo mismo, compartan con Massa el mismo nivel de rechazo Cristina Kirchner y Mauricio Macri, quienes fueron presidentes porque la mayoría los prefirió. Pareciera que en política existir significativamente tuviera alguna relación con ser fuertemente rechazado.
Ferdinand de Saussure, en su Curso de Lingüística General, le atribuye al significante identidad por diferenciación. Massa se diferenció hasta 2019 de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri por su terceridad (vulgarmente antigrieta). A partir de 2019, para integrar el Frente de Todos, entregó fracciones de su identidad para subsumirse en el colectivo que lo homogeneiza. Al igual que Alberto Fernández, en 2019 generó expectativas en parte de la sociedad por representar en el imaginario de muchos a quien podría modernizar el peronismo, conteniendo el extremismo autodestructivo de los sectores más radicalizados del kirchnerismo. Lo diferencia de Alberto Fernández su carácter decisionista, su menor aversión al riesgo, su ambición, energía y dedicación (además de 13 años menos).
Al Macri llamar “ventajita” a Massa, apeló a un rasgo característico de muchos argentinos
Así como Perón ironizaba con que peronistas (culturalmente) eran todos, probablemente Macri, cuando bautizó “ventajita” a Sergio Massa, estaba apelando (aunque duela) a un rasgo característico de gran parte de los argentinos.
En la antigua Grecia se utilizaba la palabra hipóstasis para referirse a la sustancia subyacente y fundamento del ser real, la base, lo que está debajo. El cristianismo llamó “unión hipostática” al procedimiento de fusión de la Santísima Trinidad, y la figura de procedimiento hipostático se utiliza para la fusión de diferentes sustancias. Volviendo a Laclau, él escribió: “La función de representar el sistema como totalidad depende, en consecuencia, de la posibilidad de que la dimensión de equivalencia prevalezca netamente sobre la dimensión diferencial”.
Alberto Fernández, con su técnica apaciguadora del agente alfa, no logró llevar adelante el procedimiento hipostático del Frente de Todos (similar problema tiene Larreta en Juntos por el Cambio). Si las elecciones de 2023, además de un ganador, consagraran a quien vaya a ser líder de la tercera década de este siglo, esa persona será quien pueda producir el milagro del procedimiento hipostático en alguna de las dos coaliciones. Petty advantage Sergio Masa se anota en esa lista, veremos hasta dónde llega.