COLUMNISTAS
la corte y las provincias

El techo de la ley

La injerencia de la Corte en elecciones provinciales no es un golpe contra el feudalismo federal, que ya encontrará la forma de que sus caudillos sigan en su trono, aunque sea reemplazados por sus caudillas consortes. En algún momento del siglo XX se pensó que la Argentina era un país moderno. No me atrevo a seguir con esa ilusión.

Corte Suprema 20230513
Corte. Suspendió cinco días antes las elecciones a gobernador y vice en San Juan y Tucumán. | NA

El Presidente afirmó que la Corte Suprema toma decisiones que se adecuan a los deseos de la oposición. Lo dijo por cadena nacional, en referencia a dos fallos que suspenden elecciones de gobernador en San Juan y Tucumán. 

Los candidatos que habrían resultados victoriosos en ambas elecciones no condenaron esa decisión de la Corte, que los perjudican, y uno de ellos –Juan Manzur– hasta anunció que se bajaba de la candidatura a vice tucumano.

Son viejos caudillos que saben esperar y no se van de boca. Son caudillos porque lo primero que aprendieron es a obedecer a otros, cuando eran chicos pero ya sabían que la obediencia es un tramo del camino hacia el mando  Mandan bien quienes saben que ese camino recorre la cuesta arriba de las jerarquías.

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Respecto a la historia de caudillos respetuosos de su pueblo, basta leer las crónicas para encontrar escenas de violencia, como la que padeció Severa Villafañe, arrastrada entre los peñascos porque había rechazado a Facundo, un caudillo a quien todavía hoy le quedan admiradores en provincias con Cortes y sin cortes.

De todos modos, la injerencia de la Corte en esas elecciones provinciales no es un golpe contra el feudalismo federal, que ya encontrará la forma de que sus caudillos sigan en su trono, aunque sea reemplazados por sus caudillas consortes, como es el caso de Claudia Ledesma Abdala de Zamora, que velozmente obtuvo seis años en el Senado de la Nación como representante de Santiago del Estero.

No me atrevo a seguir con la clásica ilusión de que la Argentina es un país moderno

Dicho sea de paso, sería una gran idea que tuviera una difusión más amplia el currículum político de la senadora. Sabemos que en su CV figura el dato de que es abogada. Debe haber cursado muy bien la carrera porque hoy no vacila en calificar a la Corte Suprema como factótum de un golpe institucional que “avasalla las autonomías provinciales”. 

Estos caudillos y sus esposas demuestran con decisión que no están dispuestos a que un gobierno central destruya esas autonomías que costaron casi dos siglos de lucha. Sobre todo, no están dispuestos a que los porteños les dicten la extensión, el ritmo y las ganancias de sus negocios.

El lugar de la mujer en la vida de los caudillos es tan relevante como transgresor. Como en las monarquías del antiguo régimen, esas mujeres son esposas-reina y ejercen sus poderes en una escuela de política arcaica que aprendieron en sus familias y, cuando se graduaron en el hogar, les sirvió para elegir bien un marido. 

Sería bueno que el feminismo no se interpusiera en la dureza del juicio que merecen. Sería bueno que el feminismo no saliera a decir que en su condición de mujeres no les quedaba otra vía. Sobre todo que no les quedaba una vía mejor para comprarse los vestidos y las carteras, en eso estoy de acuerdo.

En la calle por Cristina

Alberto Fernández calificó de hecho político esa suspensión de las elecciones provinciales. Tiene toda la razón, porque fue la política la que sometió a dos provincias y sus ciudadanos. La política que se caracteriza por los rasgos de presentar decisiones consumadas en secreto, fuera de las normas que deberían regir la política, ya que no se trata solo de respetar las leyes sino de poner en discusión medidas de gobierno que, cuanto más sorpresivas y cuanto más pueda sospecharse que favorecen intereses de algunos, más debe reclamarse su discusión o denunciarse la ausencia de debate. 

Está claro que los pueblos santiagueño o tucumano ya tienen bastante con la pobreza y con no ofender a quienes les tira un plan social. Sería exigirles un sacrificio por la patria levantarse contra lo que han decidido quienes no remediaron su pobreza y controlan los planes. 

En algún momento del siglo XX se pensó que la Argentina era un país moderno. No me atrevo a seguir con esa ilusión.

Sergio Massa quiere ser el único candidato por el Frente de Todos. Su hora ha venido difiriéndose y tiene razón de impacientarse. Hace diez años parecía que no lo paraba nadie y que, en una sola lancha llegaba desde el Tigre a Plaza de Mayo. Habrá que ver si ahora le da la nafta: puede que la inflación le esté haciendo un agujero en el tanque de combustible.