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Empoderamiento económico: ¿qué implica para las mujeres hoy?

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Las mujeres entramos al mercado del trabajo después que los hombres, y como se sabe, tenemos grandes problemas para poder lograr igualdad en el nivel de participación, calidad y retribución económica. Esto se puede analizar en distintos niveles de participación. Si empezamos por las empresarias, o las que integran niveles de conducción de las empresas, si bien aumentaron, existen aún muchas brechas y desafíos para lograr la igualdad con los varones. En un estudio reciente realizado por el KPMG Internacional en el que entrevistaron a 835 mujeres empresarias de ochenta países, participaron 24 argentinas. Se investigaron las posibilidades de lograr la equidad en los próximos cinco años. Solo el 27% consideró que esto era posible, las argentinas fueron menos optimistas y solo el 13 % contempló esta posibilidad. Si bien el número de las participantes de Argentina es pequeño, para poder hacer análisis muy consistentes, es un indicio de la percepción. El estudio publicado en PERFIL en la sección 50/50 el 10 de febrero 2024 indica que casi el 60% de las argentinas reconoció que en las empresas perdura “el club de viejos muchachos” que predomina en las decisiones corporativas. Eso no es muy diferente del total que fue de 51%. Ocho de cada diez argentinas reconocen la persistencia de estereotipos y prejuicios machistas en sus ámbitos de trabajo. Esto refleja lo que ocurre en nuestra sociedad, donde existen aún los prejuicios sobre la capacidad de liderazgo de las mujeres. En ámbitos con legislación que asegura una mayor presencia, como en el de la participación política, y en la conducción de los sindicatos, se observan estas limitaciones. La paridad en el Legislativo se cumple, pero muy pocas alcanzan niveles de conducción de comisiones importantes como la de Presupuesto, donde hay poquísimas integrantes mujeres y nunca las presiden. En los sindicatos, a pesar de los años que tiene la ley, son muy pocas las que logran llegar a conducir el gremio; incluso en los muy feminizados como la docencia, la salud y otros. Las empresarias argentinas reconocen que se produjeron avances, pero señalan que la pospandemia en nuestro país es más difícil debido a problemas agregados como la inflación y otros. Sin embargo, creen que la economía global crecerá en los próximos tres años.   

Si analizamos la situación de las mujeres asalariadas, ya sea en el mercado formal o informal, vemos que la situación del empoderamiento económico presenta una brecha salarial. Un estudio de Grow, una ONG dedicada al tema que publicó recientemente una nota en PERFIL en la sección 50/50, estimó que las mujeres argentinas para equiparar sus salarios a los de los varones deben trabajar 91 días más que ellos. Esto indica la magnitud de la diferencia salarial, la que a su vez no es pareja para todos los grupos de trabajadoras. En el sector informal, que en nuestro país es muy alto para las mujeres, la brecha es del 36%; mientras que en los puestos operativos con mayor calificación es de 20%. Interesante también que en dos áreas donde predominan las trabajadoras mujeres como en salud y comercio el porcentaje es 32% y 36% respectivamente. Si se analizan los motivos de esta brecha las mujeres trabajan en general, menos horas, lo hacen en actividades de menor productividad y están menos representadas en los sectores jerárquicos más altos donde los salarios son más altos. Un componente muy importante es la carga de los cuidados no remunerados, especialmente de los niños, de los enfermos y discapacitados que recaen en las mujeres son la limitante principal para el trabajo fuera del hogar de éstas. Por eso es tan importante que se adopten políticas de cuidados que impliquen que el Estado y el sector privado planteen mecanismos para apoyar a las familias, y especialmente a las mujeres, para tener más tiempo para trabajar y otras actividades.