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En el nombre de Chávez

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Derechos humanos. Caracas abrió una grieta en el oficialismo. | cedoc

Cómo ya se ha dicho en este espacio, Alberto Fernández nunca fue chavista. Ni cuando acompañó a Néstor Kirchner en 2003, ni cuando fue acompañado por Cristina Kirchner en 2019. Fernández siempre reprobó la falta de institucionalidad de la República Bolivariana y, según sus propias definiciones, el modelo que comenzó a regir en Venezuela hace 21 años debe ser entendido como una suerte de democracia de baja intensidad.

Lo realmente novedoso, el hecho político más destacado de esta semana, fue que por primera vez un gobierno kirchnerista emitió una condena internacional de Argentina contra Venezuela.

Pero para los que vienen siguiendo el devenir de Fernández en relación al chavismo, no se trató de un caso aislado. En los últimos meses, el Presidente se ha referido repetidas veces a lo que calificó como “el problema de Venezuela”, en relación a un “sistema de arbitrariedad del Estado” que “ha puesto en peligro el estado de derecho” y produjo “una crisis de convivencia democrática”.

Fernández suele dibujar una curiosa elipsis sobre Venezuela para condenar el régimen sin descalificarlo íntegramente: “Las dictaduras suelen tener un origen no democrático, y no es el caso de Venezuela. Pero muchas veces las democracias, por abuso de quien gobierna, se convierten en autoritarismos, que es lo que yo digo que ocurre en Venezuela”.

Sin Chávez ni petrodólares, con la insensatez de Nicolás Maduro y el poder de las Fuerzas Armadas de Diosdado Cabello, la Argentina de Alberto Fernández acaba de apoyar en la ONU un duro informe que desnuda las irregularidades de Venezuela.

Las piruetas de Fernández para referirse al caso venezolano sólo pueden explicarse a partir de la incomodidad que el chavismo siempre provocó en el kirchnerismo. Pero, mientras Hugo Chávez desparramaba carisma y petródolares, la crítica a la legalidad venezolana se demoraba.

Sin Chávez ni petrodólares, con la insensatez de Nicolás Maduro y el poder de las Fuerzas Armadas de Diosdado Cabello, la Argentina de Alberto Fernández acaba de apoyar en la ONU un muy crudo informe que desnuda las irregularidades de Venezuela.

El documento fue elaborado por la expresidenta chilena Michelle Bachelet en su carácter de Alta Representante de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y convoca al gobierno de Venezuela a “adoptar de inmediato medidas para detener las graves vulneraciones de derechos económicos, sociales, civiles, políticos y culturales”.

El informe fue presentado en la sede de Ginebra de la ONU y allí se asegura que, si la situación no mejora, “continuará el éxodo sin precedentes de emigrantes y refugiados que abandonan el país, y empeorarán las condiciones de vida de quienes permanecen en Venezuela”.

El trabajo da cuenta de la paulatina militarización de las instituciones del Estado en Venezuela, denuncia una estrategia “orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política” y advierte sobre detenciones arbitrarias y torturas a críticos del gobierno.

Y también asegura que la crisis económica y social se agudizó en los últimos años, a raíz de que la inflación se disparó y los ingresos públicos disminuyeron por una drástica reducción en las exportaciones de petróleo, “por lo que la población venezolana está afrontando muy diversas e interrelacionadas violaciones de sus derechos económicos y sociales”.

La diplomacia de Fernández contra Venezuela abrió una grieta en el oficialismo y se activaron las alarmas del kirchnerismo duro que, en el nombre de Chávez, denunciaron una traición del Presidente contra la República Bolivariana.

“Leímos con detenimiento el informe. Y compartimos la profunda preocupación por la situación de los derechos humanos así como por la grave crisis política, económica y humanitaria que padece Venezuela”, comentó Federico Villegas, embajador argentino ante los organismos internacionales en Ginebra.

La diplomacia de Fernández contra Venezuela abrió una grieta en el oficialismo y se activaron las alarmas del kirchnerismo duro que, en el nombre de Chávez, denunciaron una traición del Presidente contra la República Bolivariana.

“Lamento que se hayan confundido muchos compañeros –aclaró Fernández–. La declaración dice lo que hemos dicho siempre. Buscamos preservar los Derechos Humanos en cualquier lugar del mundo, estamos en contra de los bloqueos y pedimos que sean los venezolanos quienes encuentren una salida democrática”.

Fernández nunca ocultó sus reparos a Venezuela. Por eso sorprende la sorpresa de los que se sorprenden.