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Esto no es una novela

“Que la literatura argentina atraviesa un buen momento es algo que está claro para casi todo el mundo, menos para los argentinos.” Eso escribe el editor español Constantino Bértolo en la gacetilla de presentación de la colección Primavera Argentina del sello Caballo de Troya (Random House).

Tomas150
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“Que la literatura argentina atraviesa un buen momento es algo que está claro para casi todo el mundo, menos para los argentinos.” Eso escribe el editor español Constantino Bértolo en la gacetilla de presentación de la colección Primavera Argentina del sello Caballo de Troya (Random House), que editará en abril las novelas Las primas, de Aurora Venturini, y Opendoor, de Iosi Havilio, y en mayo Era el cielo y Realidad, de Sergio Bizzio (foto). A fines de 2007 Bizzio sorprendió a muchos con un libro en el que ponía en juego toda la destreza acumulada en sus años como escritor, guionista televisivo y cineasta: si bien Era el cielo abordaba los temores y las contradicciones amorosas de un padre tardío, también podía leerse como una parodia del mundo de la televisión y el cine. En línea con cierta literatura francesa contemporánea (Michel Houellebecq en Ampliación del campo de batalla; Amélie Nothomb en Estupor y temblores; Frédéric Beigbeder en 13,99 euros), interesada en analizar y desmontar los paraísos artificiales de las industrias de la publicidad y el turismo, o las miserias de la burocracia privada, Bizzio vuelve en realidad al mundo de la televisión. Y lo hace como Némesis: sin piedad, con rabia y mucho, mucho placer.

Un comando terrorista islámico entra a sangre y fuego en un reconocible canal de televisión porteño. Buscan canjear los rehenes por un traidor de la organización, informante de los servicios secretos argentinos. Pero de repente los terroristas descubren que dentro del canal hay una casa, y dentro de esa casa cinco personas que son filmadas voluntariamente, mientras siguen adelante con sus vidas cobayas: son los participantes de Gran Hermano. Tal vez inspirado en una anécdota real de 2001 (los protagonistas de aquel ciclo no supieron hasta abandonar los estudios que un par de aviones habían tirado abajo las Torres Gemelas y que el mundo al que debían salir ya no era el mismo que habían dejado al entrar en la casa), ése es el andamiaje con el que Bizzio cuenta una historia que muestra la manera en que la industria televisiva se las arregla siempre para sacar provecho de sus propios horrores, para exprimir plusvalor hasta de la sustancia más desechable.

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Mucho se ha dicho y escrito sobre la llamada televisión basura. Pero no es fácil encontrar un discurso que genere un sentido crítico nuevo y logre explicar, al mismo tiempo, la seductora banalidad y el enorme éxito comercial de estas emisiones. Quizá esos lectores distraídos, que insisten en pedirle a la literatura una función utilitaria a la que no está obligada, puedan saciar aquí sus bajos instintos: la novela de Bizzio confirma que la ficción es a veces la única vía para diseccionar fenómenos como los reality shows, en los que la realidad encuentra sus propios límites.

“Aira, Fogwill y Piglia abrieron el camino; Fresán, Tabarovsky, Chefjec, Casas, Pauls, Guebel, aterrizan con éxito y facilitan el paso a nuevos nombres. Hay quien dice, y no son los argentinos precisamente, que la mejor literatura en lengua española crece hoy a orillas del Río de la Plata”, insiste Bértolo al final de su presentación. No es fácil llevarle la contra: Bértolo es un gran lector y, para colmo, no es el único que se empeña en sostener afirmaciones semejantes. Una sola cosa está fuera de duda: el de Bizzio es uno de los nombres clave de esa lista.


*Desde Barcelona.