COLUMNISTAS
rumbo a noviembre

Estrategias salvajes

Hay que buscar votos “a como dé lugar”. Los 92 mil de Cinthia Fernández cotizan su peso en oro.

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Restaurando, Alberto Fernández. | Pablo Temes

Uno de los elementos más intrigantes de la afiebrada semana política lo dejó el secretario de Economía Social Emilio Pérsico en el plenario del Movimiento Evita en la cancha de Nueva Chicago. El ME fue uno de los pocos que en la semana pos-PASO propuso salir a la calle a defender al Presidente de… Cristina Fernández.

Filosofía de la pobreza. En ese acto, Pérsico trazó un esquema como si se hubiese transportado a 1973. Planteó literalmente “que esta democracia de la alternancia no camina. Quiero construir una democracia donde el movimiento popular gobierne 20 años en la Argentina. Quiero construir una democracia que nosotros podamos dar vuelta la historia, no dar vuelta lo que hizo Macri… necesitamos que Alberto siga 8 años y si no, que le entregue también la cinta a otro compañero”. Estas declaraciones no traen un solo voto más, casi por el contrario, puede espantar a la clase media ilustrada que aún apoya al FdeT, pero propicia la transformación del Evita de movimiento social a político.

Pero allí Pérsico planteó algo aún más interesante: “hay que llenar la política de pobres”. Esta definición implica darle al pobre el carácter de actor político, y no como hasta ahora que se lo ubicaba como un sujeto social, siempre próximo a desaparecer cuando el país logre superar la pobreza. Esta expresión implica que el pobre debería tener una representación política directa, y no como hasta ahora mediada por el kirchnerismo, y donde convive con otros sectores no pobres, así como durante los siglos XIX y XX los partidos laboristas intentaron representar al proletariado. Esta discusión sin dudas se debe llevar a fondo, pero hay otras urgencias que debates cercanos a la filosofía política como en el siglo XIX tuvieron Pierre Joseph Proudhon con su Filosofía de la miseria y la respuesta de Karl Marx en Miserias de la filosofía. Y la urgencia es mejorar la performance electoral del Frente de Todos el próximo 14 de noviembre.

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Guerra de guerrillas. Devaluado por los resultados en las primarias, el oficialismo recalibra en este mes su estrategia central que pasará por establecer sus cabeceras de playa en tres frentes tremendamente complicados: provincia de Buenos, Chubut y La Pampa.

Por fuera de Buenos Aires la meta es recuperar senadores. Si las cosas quedaran como en las PASO de las 24 bancas que se ponen en juego, el FdeT solo obtendría nueve, Juntos por el Cambio obtendría 14, y el schiarettismo la restante. El problema es que de las ocho provincias donde se eligen miembros de la Cámara Alta solo cuatro tienen raigambre peronista (Catamarca, Tucumán, La Pampa y Chubut), mientras que en las cuatro restantes ya son causa perdida (Corrientes, Santa Fe, Mendoza, Córdoba). De las cuatro “propias”, en dos se perdió la elección: Chubut y La Pampa. En esta etapa no hay que mirar los porcentajes sino los absolutos, ya que será una campaña casa por casa.

Patagonia rebelde. Chubut es un caso para observar con detalle. De las 448.893 personas habilitadas para votar, solo corrieron 294.036. Es decir, un 35% se quedó en la casa. Entre los que votaron 30.260 personas lo hicieron en blanco o impugnaron, lo que en escala chubutense es muchísimo. Yendo a la danza de los candidatos, Juntos por Chubut (la versión de Juntos por el Cambio en la provincia), sacó 108.342 votos divididos en tres listas, mientras que el Frente de Todos sacó un total de 73.103 sufragios en dos listas. La llave de los 35 mil votos de la diferencia la tiene Chubut Somos Todos, un partido provincial cuyo armador es Federico Massoni, quien fue ministro de Seguridad del gobernador Arcioni. En esta combinación de cosas el FdeT apuntará sus cañones pletóricos de recursos para dar vuelta la elección. Ahora su vacilación es la que inunda al país, ¿hay que buscar a los que no fueron o cambiar el voto a los que fueron?

No nos une el amor sino noviembre

La Pampa es la otra escala de la estrategia microquirúrgica. Allí de un padrón de 293.643 personas solamente fueron a votar 199.236, de las cuales 13.704 votaron en blanco o impugnaron. Juntos por el Cambio ganó las PASO con 93.589 sufragios divididos en ¡cinco listas!, mientras que el Frente de Todos obtuvo 73.163 votos unificados, detrás de la candidatura de Daniel Benusan. La Pampa fue uno de esos casos en donde un candidato (Benusan) le gana al de la boleta triunfante de las primarias, en este caso Daniel Kroneberger quien sacó 44.714 votos. Juntos por el Cambio depende que los votantes de las listas perdedoras sigan al ganador, mientras que el Frente de Todos tratará de crear discordia ahí.

Motherland. La megaprovincia de Buenos Aires es superproductora de sentido: si se da vuelta allí, el oficialismo podrá respirar tranquilo y mostrará que “Sí” (se puede), el eslógan de campaña que reemplaza a “la vida que queremos” y similar que usaron en su momento Barack Obama y Mauricio Macri. Con cabeza fría y alejándose del caos pos-PASO, los arquitectos de la estrategia del FdeT pasaron a observar que la diferencia entre Juntos y el FdeT fueron 360.967 votos a favor de las boletas de Diego Santilli y Facundo Manes. La hipótesis central es que Juntos llegó a su techo, y el Frente de Todos va a hacer todo lo que esté a su alcance para revertir una derrota que puede cambiar completamente el destino del peronismo en la década del veinte.

La primera misión es buscar a los ausentes cruzando bases de datos. Son nada menos que 4.300.000 personas que no fueron y en el FdeT estiman que un 10% de esa cifra es voto propio, aunque renuente de concurrir. Gran parte de esto sería gente joven, más específicamente primer voto (16 y 17 años) y allí está la clave del anuncio de Axel Kicillof de los viajes de egresados gratuitos, bajo el riesgo que los demás votantes vean allí un “manotazo de ahogado”. Buena parte del voto-joven se mudó a las antinómicas boletas de Avanza Libertad y del FIT-U de Nicolás del Caño y Alejandro Bodart, y se apunta a recuperar parte de los 433 mil votos que se fueron al Frente de Izquierda.

Luego, se busca capturar una parte del voto de las fuerzas que no superaron el piso y que suman más de 700 mil. Ahora hasta los 92 mil votos de Cinthia Fernández cotizan su peso en oro.

*Sociólogo (@cfdeangelis)