En 1870, hombres, mujeres y niños del norte argentino empezaron a morir a manos de otros argentinos por el pecado de ser lo que eran: indios, y por el pecado de tener lo que tenían: tierras. Fue una guerra de escandalosa crueldad; lanzada por Sarmiento en 1870, Yrigoyen la declaró militarmente terminada en 1917. La resistencia armada indígena duró casi medio siglo. Fue una de las guerras más largas que recuerde la historia americana: la guerra contra el indio chaqueño.
Algunos historiadores ensalzaron tanto las deplorables campañas militares al “desierto verde” que, más que escritores, parecían maestros de ceremonias o agentes publicitarios de los ejércitos expedicionarios.
La denominada conquista del desierto verde fue una agresión racial, bélica y social contra el indio. Con la excusa de proteger las tierras chaqueñas de supuestas apetencias paraguayas y brasileñas, Sarmiento mandó al ejército, pero éste actuó como quien invade y ocupa regiones enemigas. Tanto es así que cuando el 27 de abril de 1872 Manuel Obligado (comandante en jefe de las fuerzas de ocupación militar del Chaco) levanta una ranchada de alojamiento para la tropa sobre los restos de la ex reducción de San Jerónimo le pone el sugestivo nombre de Reconquista. Como si hubiesen reconquistado un territorio en poder del enemigo.
Los blancos tenían por las tierras de los indios la misma obsesión que los conquistadores españoles tenían por las piedras preciosas. Y actuaron como lo hicieron aquellos españoles.
Sin embargo, con el eterno cuento de la inevitable colisión de dos mundos, todavía existe gente que justifica la guerra de expulsión o exterminio del indio chaqueño. Otras personas circunscriben el problema a una cuestión de mentalidad de la época, lo cual resulta inaceptable. Porque, en la misma época en que se desarrollaba la matanza de indígenas, multitud de periodistas, políticos, sacerdotes y aún militares lanzaban juicios condenatorios al método bélico utilizado para incorporar la región chaqueña al resto del país.
*Escritor y periodista radicado en Resistencia, su último libro es La lanza del destino.