La cadena de alzamientos que ha recorrido Medio Oriente tomó por sorpresa a varias capitales de Occidente, incluyendo Washington, según columnistas críticos del presidente Obama. ¿Por qué? ¿Para dónde miraban? La región ha sido escenario de enfrentamientos desde tres mil años antes de la era cristiana y hasta ahora poco se ha modificado en las estructuras político sociales.
Una nueva historia de Babilonia (publicada en Londres) describe los antecedentes de naciones y grupos tribales desde comienzos de la civilización hasta la guerra entre Irak e Irán, que permitió a Saddam Hussein invocar derechos ancestrales para invadir Kuwait en agosto de 1990.
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Paul Kriwaczek (Viena, 1937), educado en Londres, alguna vez odontólogo del rey de Afganistán, experto de la BBC en Asia, dice en Babilonia, cuna de la civilización (Babylon, Mesopotamia and the Birth of Civilization), que poco cambió en la historia de “civilización y conflicto”.
De ahí surge este pasaje magistral como advertencia: “Mesopotamia, así llamada por los griegos por hallarse entre los ríos Tigris y Eufrates, fue escenario de lucha entre romanos y partianos, bizantinos y sassanianos, musulmanes y sacerdotes magianos, hasta que dos forasteros, mongoles y turcos, conquistadores de Asia central, lo convirtieron en desierto y llamaron a eso la paz…” Nadie con un leve conocimiento de la historia puede sorprenderse por la confusión tras la caída del imperio otomano (1917) o el colapso de las tiranías modernas en Medio Oriente. Los intentos por controlar a la fértil Mesopotamia se remontan a mucho antes del imperio romano. “Esos antiguos imperios que lucharon por la soberanía de la región han desaparecido, pero el sonido de sus luchas aun se puede escuchar,” dice Kriwaczek.
Cuando aún siguen las luchas entre locales (iraquies, palestinos) y diversos invasores, sorprende que la situación en Medio Oriente sorprenda a los que hoy pretenden dirigir los nuevos imperios que se imponen al mundo.
