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Hostia, Milei

Pareciera que hay que acostumbrarse a Javier Milei. A sus formas. A sus contenidos. A sus diatribas furibundas contra quienes osen criticarlo. A sus provocaciones de profeta extremista.

Javier Milei
Javier Milei | X

Pareciera que hay que acostumbrarse a Javier Milei. A sus formas. A sus contenidos. A sus diatribas furibundas contra quienes osen criticarlo. A sus provocaciones de profeta extremista. A tono con los tiempos que corren.

Esta vez fue el turno de España, nada menos. Y el apuntado fue su presidente, el socialista Pedro Sánchez. Enancado en una enemistad personal con antecedentes y cobijado por el agite desaforado de la ultraderecha hispana de Vox, Milei volvió a hacerlo.

Antes habían sido China, Brasil, Colombia y México, por el solo hecho de ser gobernados por partidos o líderes de izquierda. Curiosa mirada para alguien que a su derecha sólo aparenta tener una pared.

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Milei nos ha puesto a parir

Podría decirse que estas versiones intolerantes y sectarias del Presidente obedecen a su firme decisión de evangelizar en la doctrina libertaria. Ese ímpetu hasta lo lleva a dictar cátedra y retar a los reyes globales del capitalismo -como pasó en Davos y en EE.UU.- por dejarse influir por el progresismo decadente que le da un lugar al Estado.

Esa teoría puede resultar tan cierta como también alguna otra. Por ejemplo, aquella que refiere a que Milei hace lo que hace en cada uno de sus viajes (con intereses políticos particulares pero financiados con fondos estatales) más allá de la autopromocionada batalla cultural: acaso busque controlar la agenda pública con temas que lo blinden ante los propios.

Qué importa que Pedro Sánchez reclame un pedido de disculpas. O que retiren a la embajadora española de Buenos Aires. O que lo declaren “persona no grata”. Todo ganancia para la construcción de su relato indómito, de esos que pululan en la redes “domando” zurdos, kukas o ensobrados.

Javier Milei gritando en un discurso
Javier Milei.

Casi ninguno de los integrantes de esa jauría digital (por donde circulan nombramientos y dinero del Estado) se enterará cuando, como ya ocurrió, la canciller Diana Mondino pasa luego con la ambulancia para explicar, a lo Patricia Bullrich, “ustedes ya saben cómo es Milei”.

Esa lógica ya ha arrojado ciertos inconvenientes extra diplomáticos con grandes socios comerciales y acreedores, como en el caso de Brasil y China. Idéntico riesgo se corre ahora con España, habitual interlocutor de las posiciones argentinas ante la Unión Europea, el Club de París y el FMI.

Tal vez el Presidente prefiere correr esos riesgos a cambio de que todos los medios estemos hablando del conflicto con el gobierno español, en vez de dedicar nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro espacio a contar que la actividad económica sigue en caída, que los despidos empiezan a sentirse en el sector privado, que continúa la licuación de las jubilaciones y que el ajuste no está precisamente concentrado en la casta.

El multi-caos de Javier Milei

Desde el Fondo Monetario hasta históricos economistas ortodoxos (como Domingo Cavallo, Miguel Ángel Broda o Carlos Melconian) vienen advirtiendo sobre los peligros de la magnitud de los recortes. Le agregan en las últimas semanas sus alertas por el retraso del tipo de cambio. Milei les replica como a Sánchez, con burlas, desafíos y descalificaciones.

Convendría que alguien le aconseje a Milei que alimentar tanta conflictividad puede llegar a ir en su contra si llegan tiempos menos benevolentes para él y su excéntrica violencia verbal. La intolerancia social suele ser impiadosa.