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India en búsqueda de su autonomía estratégica

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Atención. La deriva de Rusia hacia China es una pesadilla para la India. El premier Modi busca preservar vínculos con Putin. | AFP

La dualidad continental y marítima de la India explica varias de sus decisiones estratégicas. También tiene un rol central el pensamiento indio en materia de política exterior, que tiene raíces milenarias, y que procura maximizar los grados de su autonomía estratégica. 

La manera de actuar en materia de política exterior tiene aspectos que vienen desde la época colonial bajo control directo de Gran Bretaña (1858-1947). El virrey ejercía su autoridad sobre territorios que iban desde el Medio Oriente hasta el Asia oriental, en base al poderoso ejército de la India, que llegó a enviar 1,3 millones de soldados a la Primera Guerra Mundial y 2,5 millones a la Segunda. Esta orientación hacia el manejo de lo continental perduraría en los círculos militares, diplomáticos y de inteligencia indios. Este enfoque tendría la consecuencia de crear una cierta “ceguera marítima”, según el experto diplomático indio Shivshankar Menon, ya que era la Royal Navy británica, con su centro de comando en Londres, la que lideraba y ejecutaba la visión global y marítima del Imperio, mientras el virrey se enfocaba sólo en las fronteras terrestres. Así, según Menon: “tenemos un dilema histórico entre nuestras vertientes continental y marítima”, y agrega que “debemos de ahora en más invertir en la segunda”.

Así, y desde su independencia, India ha defendido sus fronteras terrestres ante Pakistán –su “hermano-enemigo”– y ante la República Popular China. El conflicto de naturaleza crónica con Pakistán parece estar hasta cierto punto controlado, luego de cuatro guerras (1947-1948, 1965, 1971, y 1999). Aunque se debe notar que la última guerra –llamada guerra de Kargil– tuvo lugar en un período donde ambas naciones poseían ya armas nucleares, lo que debería, en teoría, desincentivar los conflictos. Hoy en día, Nueva Delhi acusa a Pakistán de cometer actos terroristas en tierra india. 

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Con respecto a Beijing, India sufrió la invasión del territorio de Aksai Chin –al noroeste de India– en 1962, donde India debió apelar a la ayuda de EE.UU. Quedándose con esa región en forma unilateral, Mao Zedong diría que esta guerra sería olvidada por los indios en 30 años. Sin embargo, Menon afirma que “puede ser que esto esté acorde con la psicología china, pero no está en línea con la psicología india”, que considera traumático a este episodio. Hoy en día las incursiones chinas en territorio indio parecen continuar, hasta haber desatado un conflicto militar en la zona montañosa de Ladakh en 2020.  Desde entonces los chinos han conquistado en forma de picoteo territorial alrededor de mil km2 en esa región.  

Ante estas amenazas concretas en sus fronteras terrestres, India tomó la iniciativa de desarrollar, en adición a sus considerables fuerzas convencionales, capacidades militares nucleares, para evitar todo tipo de chantaje nuclear tanto de China como de Pakistán. India comenzó un programa nuclear civil a partir de su independencia, pero luego de la primera explosión nuclear china en 1964, decidió rever sus principios en cuanto a desarme mundial, y se negó a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. En 1974 realizaría su primer ensayo nuclear para luego embarcarse en un programa misilístico. En 1998 concretó cinco ensayos nucleares, convirtiéndose en una potencia nuclear de hecho y adoptando una doctrina de “disuasión mínima creible”: que propone el no uso en primera instancia del arma nuclear, como también la determinación de tomar represalias masivas en caso de un ataque contra ella. Actualmente India posee tres medios de ataque nuclear: los aviones Rafale, los misiles tipo Agni, y submarinos que transportan los misiles tipo SLBM (del inglés Submarine Launched Ballistic Misiles). El primer ministro Modi pretende así anclar en forma profunda la independencia estratégica de la India, en su sistema de defensa nuclear. 

En este contexto de enfrentamientos terrestres, la relación positiva con Moscú comenzó al inicio de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética reconoció que Jammu y Cachemira –en disputa con Pakistán– como parte de la India. Por otro lado, durante la mencionada guerra sino-india de 1962, los soviéticos no apoyaron a Pekín. Allí comenzaría una estrecha cooperación militar. Más adelante, el acercamiento entre EE.UU. y China durante la época del presidente Nixon llevaría casi mecánicamente a India a acercarse aún más a Moscú. La Unión Soviética se convertiría en el principal proveedor de armamentos de la India, jugando un rol decisivo en la construcción de sus fuerzas aéreas, submarinas y aeronavales. Se estima que las armas rusas representaban el 80% del arsenal indio antes del 2014, cifra que en la actualidad ha descendido a un 50%, con el resto siendo proveídas por Francia, Israel y EE.UU. India muestra voluntad de continuar la cooperación militar con Rusia, aunque por otro lado es probable que busque disminuir su dependencia con respecto a Moscú, dada su creciente proximidad con Beijing. 

El deslizamiento de Rusia hacia China es en efecto, la peor pesadilla en materia estratégica  para la India. Por ello India se niega a condenar al ostracismo a Rusia. También comienza a poner más foco en sus capacidades navales, para asegurarse la libre navegación, en particular en el mar de China. Pero consciente de su inferioridad estratégica actual, India evita confrontar directamente con Beijing. Así, India opta por participar en el Quad con EE.UU., Japón y Australia. En una acción en línea con el histórico accionar de la Royal Navy británica, que procuraba mantener una comunidad defensiva que fuera desde el canal de Suez hasta Australia, 

India busca con sus aliados asegurar el libre tránsito en el Indo-Pacífico, y adicionalmente en los mares de China. Mientras que en esta colaboración India aparece para EE.UU. como un contrapeso a China, India no acepta unirse a un sistema de alianzas dirigido por EE.UU. Así, aunque se consideran aliados naturales, India no tiene un acuerdo de defensa mutua con Washington.

Ante estos complejos escenarios, es de utilidad releer a milenarios autores que impactan todavía la política exterior de India. Uno de los más destacados pensadores fue Kautilya, quien en el siglo cuarto antes de Cristo, redactó el Arthashastra, un importante manual sobre el arte de la política, en este escrito, el libro VII enumera las seis formas atemporales de actuar de la política exterior: “la paz, la guerra, mantenerse callado, ponerse en marcha, ponerse a cubierto, el doble juego”. En cuanto al doble juego, que parece una característica de la diplomacia india, se enuncia el siguiente principio: “entre el doble juego y el recurso de las alianzas, hay que elegir el doble juego”, ya que permite a quien opta por él, de servir únicamente a sus intereses, y no a los de sus aliados. 

Así, India no entra en una lógica de alianzas, sino más bien en una lógica de asociaciones para maximizar sus intereses nacionales. Con esta manera de actuar, según el experto francés Thomas Gomart, su trayectoria hacia una autonomía estratégica plena se mantendrá en el futuro.

*Analista internacional.