Después de 35 años de democracia ininterrumpida los argentinos nos animamos a dar un debate que sin duda, nos debíamos: la despenalización y legalización del aborto. No solo era un tema que teníamos bien guardado y escondido sino que no queríamos darlo. La campaña nacional por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito presentó seis veces más, antes de marzo del corriente, el proyecto de ley de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
Más de 700 expositores, dos meses de debate. Encuestas de opinión que arrojan, entre otras, que el 60% de la población estaría de acuerdo con la legalización. Encuestas recientemente publicadas, en Rosario por ejemplo, afirman que ocho de cada diez jóvenes de 18 a 35 años se manifiestan a favor de la legalización. Hoy, es una tema que ocupa las conversaciones cotidianas y la agenda de jóvenes de todos los partidos y organizaciones.
Ahora bien, ¿por qué es importante dar este debate?, ¿por qué hablamos de la importancia de despenalizar y legalizar el aborto? En primer lugar porque, según los números arrojados en las jornadas de debate por el propio ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, más de cuarenta mil (40 mil) mujeres deben ser internadas anualmente en nuestro sistema de salud pública a causa de abortos mal practicados, no terminados, etc. Es decir, no solo las mujeres abortan sino que muchas de ellas deben asistir a un hospital para ser auxiliadas y asistidas.
Muchos se preguntan, “legalizando el aborto, ¿resolvemos el problema?”; muy posiblemente. En aquellos países donde ya es legal la práctica, no solo se redujeron las muertes maternas a causa de abortos sino que además, se redujo la cantidad de abortos. Por otro lado, podríamos tener estadísticas certeras: no olvidemos que los números arrojados por el Ministerio de Salud son solo sobre los casos que llegan al hospital, es decir, hay muchos más que no llegan porque fueron exitosos y otros que no lo hacen porque la mujer pierde la vida. Se estima que entre 350 mil y 500 mil mujeres interrumpen un embarazo en nuestro país, anualmente.
Vivimos en un país con un índice de embarazo no planificado que alcanza el 58% y que se maximiza en las mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años llegando al 67,5%. De nuevo, por supuesto que el aborto no es una solución, por eso hablamos de educación sexual y anticonceptivos gratuitos como primera instancia.
Ahora bien, si no nos detenemos ni siquiera un segundo a pensar qué sociedad queremos construir a futuro, nunca vamos a entender la importancia de este tema. Hoy en nuestro país, las mujeres con más recursos tienen más posibilidades de acceder a una educación de calidad, de proyectar su vida, de planificar, de decidir cuándo ser madres y de acceder a un aborto menos riesgoso, que una mujer con menos recursos y de altísima vulnerabilidad socioeconómica. ¿Queremos seguir profundizando desigualdades? ¿Queremos dejar el futuro de nuestras jóvenes a merced de los abortos clandestinos?
De eso se trata esta discusión, abortos clandestinos o aborto legal. De ver la realidad o seguir escondiéndola. De tener pleno conocimiento de las situaciones por las que atraviesa una mujer que decide interrumpir un embarazo o de no hacerlo.
Por estos días escuché algo que para mí, da en la tecla. Si legalizamos el aborto, al menos podremos escuchar, aconsejar, y asistir a una mujer, incluso haciéndole saber la situación a la que se va a enfrentar, que llega (a nuestro sistema de salud pública) con la decisión de realizarse un aborto. De lo contrario, las mujeres seguirán abortando cómo dé.
El próximo 13 de junio los diputados y diputadas tendremos la oportunidad histórica de decidir si ampliamos los derechos de las mujeres o no lo hacemos. Tendremos la oportunidad de redimir a la propia historia de nuestro país y finalmente poder acompañar a aquellas mujeres que todos los días tienen que decidir sobre su vida, en la clandestinidad.
Al menos yo, el día que decida ser madre, quiero decirles a mis hijos e hijas que aquella vez que tuve la oportunidad de hacer algo más por las mujeres, el sector más vulnerable de nuestra población, lo hice. Y lo hice porque también soy mujer.
*Diputada Nacional por UCR.