COLUMNISTAS
megatemas

La crisis eslovaca

Rafaelspregelburd150
|

La crisis les funciona a los europeos como un megatema. Más o menos como acá el mundial. Todo megatema es muy público, y permite –por ejemplo– iniciar una conversación entre extraños: sin saber nada el uno del otro, ambos coinciden en saber que en Alemania, un pulpo vidente que se llama Paul predice resultados y que asegura que hoy Argentina perderá. Porque un megatema puede ser importante o no.
El festival de cine al que asisto en Eslovaquia me invita a hacer uso de los servicios del spa. El masajista me solicita –en cerrado eslovaco– que me saque la malla, según uso y costumbre local. Mientras lo hago, otro paciente en pelotas se dirige a mí en inesperado italiano. Es que esta malla que me estoy sacando la acabo de comprar en Nápoles, y es un slip tricolor a guisa de bandera italiana y con la nada discreta inscripción “Italia” en medio del culo. Así que, mientras cada uno recibe lo suyo entre aceites olorosos y camillas hidráulicas, el eslovaco me explica más o menos en este orden: que le encanta hablar en italiano, que está muy triste, que es maestro, que lo acaban de despedir del trabajo, que recogió sus cosas y que se vino a tomar un masaje. Porque estaba estresado. “¿Cerraron la escuela?”, le pregunto. “Sí. La cerraron. Y no sé qué voy a hacer.” “Bueno”, lo tranquilizo yo en italiano, “pero esto es Europa. Alguna solución van a encontrar.” Después cae en el silencio. Y yo también.
Pensé en un profesor formoseño, o jujeño, en idéntica situación, perdiendo su trabajo mientras los países se ajustan a los requisitos de los bancos. Pensé en las formas concretas de la desesperación detrás del megatema “la crisis”. Pero la imagen del maestro desempleado tratando de calmar su angustia a golpes de shiatzu se me sigue antojando un poco bizarra. Europea.