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La lucha por el sentido

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Precursores. Deleuze y Guattari ya habían advertido sobre la “producción” de todo. | cedoc

La política de shock que ha desarrollado el gobierno de Javier Milei provocó una aceleración en las etapas de gobierno, en apenas cuatro meses han pasado más cosas que en décadas de países estables.

Una pregunta habitual es porqué Milei tiene tan alta aprobación del electorado en las encuestas de opinión pública.

Si se observan con atención, todos los gobiernos de la democracia tuvieron un consenso mayoritario durante sus inicios, aunque en las contiendas electorales –plebiscita-rias– se dieron diversas situaciones. En 1985 la UCR, envuelta de la primavera alfonsinista sacó a nivel nacional el 45% de los votos; mientras el Frente Justicialista de Liberación de Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel apenas arañó el 25%. Tercero fue el Frente Renovador, (pero de Antonio Cafiero) con el 11%. La sorpresa se dio en PBA, donde la naciente ca-fieradora le ganaba al peronismo ortodoxo en retirada. En 1991, Carlos Menem con la naciente convertibilidad, saca el 41%.

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Caídas y revelaciones. En el 2001 De la Rúa sufre una fuerte derrota. La Alianza no alcanza el 23% de los votos, mientas que el peronismo obtuvo al 39. En 2005, Néstor Kirchner con el flamante Frente para la Victoria se aproxima al 40%, pero, en 2009, en sus primeras elecciones de medio término de Cristina Kirchner, conoce la derrota. El ganador fue el olvidado Acuerdo Cívico y Social, que reunía a la UCR, a Elisa Carrió y a Patricia Bullrich, que saca 29,5% contra el 28,7 del FpV. Unión-Pro que reunía a Macri y a De Narváez saca el 19%. De esta elección saldría el famoso Grupo A, que reunió a los bloques de diputados opositores y que buscó despojar al kirchnerismo del control de las comisiones.

En sus inicios, todos los gobiernos de la democracia tuvieron consenso mayoritario

En 2013, ya en el segundo gobierno de CFK, en una elección extraña, el FpV obtiene apenas 32,9%, seguido por el particular Frente Progresista Cívico y Social (25%). Tercero salía el Frente Renovador, ahora de Sergio Massa (18%). En la única elección legislativa de la presidencia de Mauricio Macri y en pleno plan de ajuste, Cambiemos saca el 42%, frente a un peronismo nuevamente dividido. Ya para terminar en el 2021, pospandémico, Juntos por el Cambio le propina una fuerte derrota al Frente de Todos: 42% contra 20%.

El 11 de diciembre de 2025 es la fecha de la Revelación para Javier Milei. Convencido de que arrasa en las legislativas, dejó establecido que no le importa que le voten la Ley “Bases 2”. Realiza una promesa de incierto cumplimiento: que su popularidad se sostenga en los próximos 19 meses. Quizás, se mira en el espejo de Menem, quien después de dos años de hiperinflación y caos social logra establecer la convertibilidad y reponerse en apenas siete meses.

Resentimientos. El ajuste probablemente no tenga rostro humano, pero una parte importante de la sociedad cree que es merecido, incluso quienes sufren el impacto de la situación económica de frente. Los discursos sobre la necesidad de “sacrificarse” para pagar los “pecados” de las “fiestas” del pasado se multiplican. La frustración y el resentimiento son moneda corriente en la sociedad argentina, pero nadie puede asegurar que esa situación se pueda extender indefinidamente.

La herramienta a la que apuesta el Gobierno es fundamentalmente comunicacional. Por algo tiene dos funcionarios (Manuel Adorni y Eduardo Serenellini) con rango de ministros. La batalla cultural es una “guerra de guerrilla” comunicacional infinita, que se basa en presentar propuestas y declaraciones polémicas en forma permanente. Cada día se abre una nueva discusión, logrando que el progresismo y la oposición quede entrampado en la discusión, generando una comunicación tumultuosa tanto en los canales digitales como los tradicionales. Cientos (o miles) de cuentas fantasmas reproducen las situaciones en la red X que es reproducido por los demás medios. Se puede leer a Bertie Benegas Lynch desde esta óptica, hoy sería extraño que un padre saque a un niño de la escuela para llevarlo a trabajar a un taller, pero lo que no fue extraño es que generó una ola de discusiones y de indignaciones a la carta.

La lucha por la producción del sentido político sigue abierta rumbo a 2025

Superproducción simbólica. Se trata de la lucha por la producción de sentido legítimo. Cada tema, genera un revuelo pasajero y se agota rápidamente. La efímera máquina de producir indignación agota a quienes no acuerdan con el modelo libertario. No es nuevo, hace varias décadas Gilles Deleuze y Félix Guattari, describieron estas formas en su libro El Anti Edipo: “Todo es producción: producciones de producciones, de acciones y de pasiones; producciones de registros, de distribuciones y de anotaciones; producciones de consumos, de voluptuosidades, de angustias y de dolores”. La esquizofrenia es, para los autores, el proceso de la producción del deseo y de las máquinas deseantes, la realidad dividida en miles de fragmentos, donde se pierden las jerarquías, las prioridades. La pregunta es: ¿qué mirar de esta película basada en stories de TikTok?

El apego a la materialidad puede dar algunas pistas para tratar las políticas del Gobierno. El desbarajuste creado por los aumentos de la medicina prepaga muestra que el poder de la realidad empieza a ejer-cer su poder, independiente de los propios actores. Las prepagas se vieron “liberadas del yugo del Estado” por obra del DNU 70/2023 que en sus considerandos ya planteaba que “asimismo, para aumentar la competitividad del sistema, se deben liberar las restricciones de precios al sistema de medicina prepaga”. Por una extraña “falla de institucionalidad” los Decretos de Necesidad y Urgencia para perder vigencia deben ser rechazados por ambas Cámaras del Congreso, si no están en plena vigencia.

La vuelta atrás en los precios de las prepagas generó una disonancia cognitiva a las ideas de la libertad total de mercados. En la narrativa reparadora de la disonancia se apeló al significante de “maniobras especulativas”, casi describiendo el modelo del capitalismo argentino. La lucha por la producción del sentido político sigue abierta, ahora con rumbo a las elecciones de 2025.

*Sociólogo.