A primera lectura de los resultados que se suman cada semana, parece definirse una tendencia: aparato mata galán, imagen a contenido, subsidio a promesa y "soldado" a ciudadano. Pero si bien se leen los números, se amplía el foco y se toma cierta distancia para ver el mapa completo, cuidado, algo más se mueve ahí, abajo.
A cada paso que dan los votantes se nota el temblor. Todo indica que en octubre la sociedad va a entrar en erupción, pero nadie puede anticipar todavía para dónde soplará el viento y sobre quién caerán las cenizas de la derrota. El volcán da señales. Larga humito. ¿ De satisfacción? ¿De bronca? ¿Se fuma un faso después de hacer el amor, de comer, de consumir, de asegurarse que nada va a cambiar? ¿Bufa, rebuzna, hociquea, refriega los cascos, larga vapor por la nariz como un toro de dibujito animado, harto de que le claven consignas como banderillas?
Por ahora votamos caras que representan a "líderes" que, a su vez, representan lo que cada uno cree que representan. Sin partidos, sin programas, que por otra parte nadie estaría dispuesto a leer ni a cumplir después, ellos son parte de algún "espacio" o "frente" en el que, supuestamente, caben los intereses de sus representados. Pero va a llegar el momento en que quedarán sólo dos y ahí te quiero ver, país.
Larreta no es sólo una cara bonita que rellena baches. Recalde no es un joven inocente que no sabe dónde van a parar los dos millones de dólares por día que pierde Aerolíneas. Lousteau no es un muchacho ingenuo que vio luz y subió al ministerio de Economía del kirchnerismo. Larreta es Macri. Recalde es Cristina. Lousteau es Carrió. La Capital es el cráter. Abajo, en Santa Fé, en Córdoba, en Mendoza, en la provincia de Buenos Aires, en todo el país, el magma levanta temperatura. Las viejas tapas de la olla peronista, Alperovich, Insfran, Capitanich, Menem, Fellner, Zamora, Kirchner, De la Sota, Urtubey, Scioli, resisten la presión ¿Volarán por los aires o harán negocio con el humo?
El tiempo es escaso. Los "lideres" y el ciudadano coinciden: el dedo es el gran elector. "Sí", "no", "Me gusta", "No me gusta. Pero cuidado, dedo, hay botones que hacen saltar la historia.