Venía entusiasmado. Por la tarde había tenido una gran noticia: le ganó 6-0 y 6-3 en el paddle a su amigo Guillermo Willy Seefeld, el hermano del actor Martin Seefeld, quien trabaja en SBASE, el organismo encargado de los subtes. A Mauricio Macri no le gusta perder a nada.
Pero sin dudas la mejor noticia que recibió fue la primera encuesta que llegó a sus oídos ya entrada la tarde: “Horacio está arriba por ocho puntos”, le dijo uno de sus principales colaboradores. La tarde de sol se había transformado en una victoria de fuerte impacto nacional.
Es que el líder del PRO había arriesgado su propia figura tras apoyar públicamente a Horacio Rodríguez Larreta en una jugada que, a prior, podía salirle muy mal.
Ahora, según evalúan en el macrismo, el triunfo de Larreta lo fortaleció. “Quedó demostrado que los votos son de él”, repiten en su entorno más íntimo. La comparación es obvia: la suma de los votos de los dos precandidatos da el mismo número que obtuvo el jefe de Gobierno en 2011 cuando fue reelecto en la Ciudad.
Por ello, tal como anticipó PERFIL, en su breve discurso nacionalizó la primaria de su propio partido. La militancia del búnker de Costa Salguero se hizo eco rápidamente: “Se siente, se siente, Mauricio presidente”, se podía escuchar.
Como una muestra de lo que arriesgó Macri se los pudo ver a sus dos mejores amigos: el empresario de la construcción, Nicolás Caputo (quien se quedó en el VIP) y el dirigente José Torello, uno de los nexos con el empresariado del juego.
Así las cosas, la lectura en el PRO era que se trata de un encadenamiento de victorias provinciales que colaboran positivamente en su campaña presidencial. Santa Fe, Mendoza y ahora su candidato en la Ciudad. La victoria de Larreta le dio así otro triunfo que, dada la visibilidad que tiene la Capital Federal, puede colaborar en su campaña presidencial. O al menos esa fue la idea desde que salió públicamente a apoyar a su jefe de gabinete.
En este sentido el desempeño del jefe de gabinete porteño podrá ser un fuerte espaldarazo aunque no sin riesgos. Aún faltan las elecciones generales el 5 de julio y luego, en caso de ballotage, el 19 de julio, donde el PRO deberá revalidar que la opción que eligió fue la correcta.