Esta época del año es de balance y también de planteo de expectativas. El 2015 es un año electoral, en el cual se producirá un cambio de gobierno, y esto siempre genera expectativas de cambios positivos.
Las mujeres esperamos que se prioricen y se adopten políticas públicas que favorezcan la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, así como el pleno goce de los derechos humanos. Igualdad que abarca desde el acceso a la educación de calidad y al trabajo formal, bien pago y con beneficios sociales, hasta la participación igualitaria en todos los ámbitos: social, sindical, empresarial y el de la política. Para que esto se concrete necesitamos políticas públicas que aseguren el reparto igualitario de las tareas del cuidado no remunerado. Mientras sólo las mujeres nos ocupemos de la crianza y el cuidado de los niños, de los ancianos, de los enfermos y de la actividad doméstica, además de trabajar fuera del hogar, la doble, triple y hasta cuádruple jornada atenta contra la igualdad de posibilidades de las mujeres.
También necesitamos que se cumpla la ley de cupo en la conducción sindical para que las necesidades de las mujeres prosperen, porque sin mujeres sindicalistas en la conducción gremial los sindicatos van a seguir promoviendo los intereses de los trabajadores varones.
Otro cambio que las mujeres exigimos es el derecho a vivir sin violencia. Esto es sencillo de decir pero muy difícil de alcanzar. Hoy no se implementa la ley, por eso no hay programas para desnaturalizar la violencia contra las mujeres, ni servicios integrales y articulados de atención a las víctimas, ni se favorece el acceso de las mujeres a la Justicia, que sigue teniendo sesgos sexistas y no se capacita a sus agentes o la capacitación es insuficiente. Tampoco se logró tener datos nacionales para medir el problema: el convenio firmado con el Indec hace casi tres años aun no da resultados.
Necesitamos campañas de difusión sobre estos temas. Ya que se gastan sumas fabulosas para el Fútbol para Todos, debería ser utilizado para difundir avisos para desnaturalizar y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.
También reclamamos que el presupuesto nacional deje de ser un documento ficticio, que nace para no ser cumplido, porque no se ejecutan partidas en temas prioritarios como salud y educación, fondos que se transfieren a Fútbol para Todos, a propaganda oficial, a Aerolíneas Argentinas o a subsidios para obras no prioritarias, actividades que terminan con asignaciones que duplican las originales. Mientras tanto, el Consejo Nacional de las Mujeres tiene un presupuesto insuficiente que resulta en la no ejecución de acciones claves para implementar la ley de violencia contra las mujeres y niñas, acorde a sus responsabilidades.
Culmina otro año lleno de promesas y anuncios de acciones para la igualdad y los derechos de las mujeres que lamentablemente no se ven realizados en la mayoría de los casos. Esto no nos desanima, pero sí nos exige tener expectativas y luchar para que se logren.
* Presidenta de FEIM.