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Coordinacion e intereses

Lecciones preliminares de la pandemia

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Salud pública. Debe ser un tema central, con eje en el Estado. | cedoc

El  mundo está viviendo una experiencia con dos lógicas que se instalan en la dinámica institucional de los estados y de la comunidad internacional. La aldea global enfrenta un problema pero su resolución vuelve a la dimensión de las ciudades que sólo pueden comunicarse de manera virtual.

El mundo está unido frente a una problemática común, pero aparecen intereses encontrados en el nivel de la economía, la política y la sociedad, que plantean nuevas divisiones y profundizan otras pretéritas.  

En este sentido, debemos enfocarnos en el nivel político-institucional, económico y científico para analizarlo: cómo es la perspectiva histórica de este tipo de pandemias; cómo se estructura la relación entre el sistema de investigación, los intereses del complejo industrial farmacológico y las políticas estatales aplicadas; cuál fue la reacción de los organismos internacionales; cómo han actuado los estados hacia el interior de sus territorios y poblaciones en términos de políticas soberanas para frenar la pandemia; qué enseñanza nos deja para el futuro la situación analizada.  

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En lo referido a la relación de la ciencia, los intereses económicos y las políticas públicas, se observa una falta de coordinación entre sectores que deberían tener una dinámica estratégica que centralice el interés de la salud pública con eje en el estado y un enfoque científico prospectivo: anticipar escenarios desfavorables que estén por encima de las lógicas endogámicas de la investigación pura y las utilidades del capital.  

En relación al sistema político internacional, podemos analizar que la innumerable cantidad de organismos y agencias mundiales, no han tenido la información de anticipación de la pandemia y se encontraron con un asunto internacional que escapó a los temas de su agenda y mostró una parálisis inicial de funcionamiento coordinado. 

La aldea global enfrenta un problema, cuya resolución vuelve a la dimensión de las ciudades

La mayoría de los Estados, por su parte, tuvieron un inicial bloqueo por falta de información, incapacidad para reaccionar y la debilidad estructural de una infraestructura sanitaria pública - que en articulación con el sector privado de la salud-  pudiera hacer frente a las proyecciones de la propagación de la pandemia.

En relación a la política interna de los estados; por una parte, la representación política parlamentaria se vio subsumida en la dinámica  del presidencialismo concentrado en liderazgos políticos fuertemente personalistas fuera de todo esquema colectivo de participación.

Por otra parte, la decisión política fundamental, su ejecución y control, perdieron el equilibrio republicano de los poderes como frenos y contrapesos y colocó a la  institución presidencial en el centro de la escena.

El mensaje de esta crisis de dimensiones globales está dirigido al corazón de la política: el estado y las instituciones gubernamentales deben repensarse en formas de actuación federal, participativas, de coordinación internacional y sustentadas en el conocimiento científico-académico; el monopolio de la fuerza legítima se instala como única opción frente a la  incertidumbre de la modernidad, pero deben respetarse los frenos y contrapesos del sistema republicano; el Estado es el actor con legitimidad para dirimir la puja de intereses que se desencadenan en momentos de crisis para distribuir recursos que escapan a la lógica del mercado, pero sin asfixiar la iniciativa privada y la inversión como ejes del desarrollo productivo y equitativo. 

Este estado requiere de un rediseño organizacional que anticipe los riesgos, refuerce los mecanismos de control y tenga instrumentos públicos para actuar ante catástrofes desconocidas como la aparición de esta mutación viral no anticipada.  La comunidad científica y la política requieren de vasos comunicantes más fluidos y permanentes, claramente institucionalizados.  

En conclusión, las capacidades estatales y los sistemas de decisión de los gobiernos, se colocan una vez más en el centro de la agenda pública y de la ciencia política que los estudia. Esta disciplina tiene mucho por aportar  para los desafíos mencionados. Es hora que la política la escuche.

 

*Politólogo y Doctor en Ciencias Sociales. Profesor de la Universidad de Buenos Aires.