El mes de marzo ha quedado fijado en la memoria argentina por el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que dio inicio a la dictadura más prolongada y violenta de nuestra historia, signada en el siglo XX por seis golpes militares y gobiernos electos sólo concluidos cuando los encabezaron generales del Ejército (Gral. Justo, 1932/1938; Gral Perón 1946/1952). Los presidentes civiles tuvieron gobiernos débiles que no llegaron a concluir el mandato.
Éste no es el único aniversario que merece recordarse, porque el 11 de marzo pasado acaba de cumplirse el 50° aniversario de la elección que en 1973 consagró la fórmula Cámpora-Solano Lima que significó el retorno luego de dieciocho años del peronismo al poder. Un grupo de partidos integró el llamado Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) liderado por el Partido Justicialista, pero integrado por otros partidos, como el Conservador Popular, que llevó a la fórmula presidencial al vice-presidente.
Esta elección tuvo la particularidad de celebrarse bajo una enmienda constitucional sancionada por el gobierno de facto del Gral. Alejandro Agustín Lanusse, quien mediante el dictado de la ley 19.608 (del 3 de mayo de 1972) declaró la necesidad de reforma parcial de la Constitución y luego sin intervención de ningún órgano parlamentario ni Convención Constituyente dictó el denominado “Estatuto Fundamental de 1972, en un procedimiento totalmente reñido con el establecido en la Constitución Nacional. Entre otras disposiciones este Estatuto impuso la elección directa de presidente, vicepresidente y senadores, doble vuelta electoral, un tercer senador por Provincia y Ciudad de Buenos Aires, acortamiento de mandatos. Muchas de ellas fueron receptadas luego en la reforma constitucional de 1994.
La particularidad de esta reforma flagrantemente violatoria de la Constitución es que rigió sin ningún intento de declarar su nulidad durante el período abierto con la elección de marzo de 1973 y cerrado con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. En ese lapso se celebraron dos elecciones presidenciales y se constituyeron dos gobiernos sin que hubiera ningún intento de derogación o desconocimiento de esa reforma.
Si bien la fórmula triunfadora en la elección de marzo de 1973 no obtuvo más del 50% de los votos válidos emitidos como prescribía el mencionado Estatuto, la diferencia con el segundo partido más votado (UCR, cuya fórmula encabezaba Ricardo Balbín) hizo que se retirara de la segunda vuelta y se proclamara la fórmula más votada.
El 25 de mayo de 1973 asume Héctor J. Cámpora, quien inicia el mandato más breve de un presidente electo en nuestra historia, ya que renuncia junto con su vice el 13 de julio del mismo año luego de reiterados hechos de violencia y muy especialmente de la denominada “masacre de Ezeiza” producida por el enfrentamiento entre diferentes grupos adherentes al peronismo tras el regreso del Gral. Perón el 20 de junio de ese mismo año.
Por la aplicación de la ley de acefalía vigente en ese momento (N° 252) la presidencia debería ser ejercida por el Presidente Provisional del Senado, pero éste fue enviado a una misión al exterior y la ocupó el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, yerno del ministro de Bienestar Social y secretario privado de Perón, José López Rega. Luego de un mandato más recordado por su colección de corbatas exhibidas en una revista de actualidad, que por su acción política, y en un clima de creciente violencia, convocó a elecciones presidenciales bajo el imperio de la modificación constitucional impuesta por la dictadura precedente. El 23 de septiembre de 1973 fue electa en primera vuelta la fórmula Perón, Juan Domingo-Perón, María Estela Martínez de Perón, que asumió el 12 de octubre del mismo año luego del asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci y se formó la fuerza paramilitar para la represión ilegal denominada Triple A.
Desde ese esperanzado marzo de 1973 hasta el oscuro marzo de 1976 la Argentina vivió un período signado por la confrontación violenta, la persecución y asesinato, la represión ilegal, la censura de artistas, pensadores y obras. Se registraron 2.976 muertes, desapariciones y exilios que quedaron olvidados por el horror sistemático impuesto por la última dictadura militar y esa propensión al olvido que caracteriza a la sociedad argentina.
El aniversario del último golpe militar también nos debe recordar que las fuerzas civiles, especialmente las que tenían representación parlamentaria, nada efectivo hicieron para evitar el golpe. El pedido de juicio político a la Presidenta fue rechazado por los bloques mayoritarios y hubiera sido el camino institucional a menos de un año del cambio de gobierno que impidiera la instalación de una nueva dictadura.
Recordar es un buen ejercicio para no repetir errores del pasado.
*Profesor de Derecho Constitucional.