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No fue magia

El próximo domingo Cristina Kirchner leerá los diarios con la sensación de haber comenzado a “ya no ser”.

Juliana Di Tullio se tatuó la frase del spot kirchnerista en el cuello.
| Twitter @nbg__

El aviso de la Anses No fue magia es una de las piezas de comunicación que más perfectamente representan el relato kirchnerista y el primero en el cual Cristina habla ya como ex presidenta. El tatuaje que la diputada Juliana Di Tullio se realizó en su espalda es una forma de procesar ese duelo por lo que ya no estará más. Su póstumo homenaje de amor grabado en carne (para llevarla siempre “under my skin”) también es –simbólicamente– una formación reactiva frente a lo inexorable de la finitud. 

En el aviso, la música autóctona, el eco sobre la voz de la Presidenta, reforzando que habla desde el más allá, y la sonorización del eslogan no-fue-magia a modo de jingle sintetizan el sentimiento K de fin de ciclo. “A todos y a todas, ¿me escuchan bien? –dice Cristina–. Yo también los escucho siempre. Yo les digo a los próximos gobiernos que vengan que van a tener que seguir haciendo muchas cosas más porque les vamos a dejar un país mucho mejor del que nos tocó recibir. No fue magia (eco: magia, magia). Estamos universalizando derechos. Es maravillosa la vida y hay que ayudar a que todos la vivan bien también. (Coro: no-fue-magia) ¡Viva la patria, argentinos!”.

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Di Tullio tatúa su duelo por una presidenta que ya no habrá. En contra de la finitud, marca su carne para siempre

No fue magia –aunque más épico y mejor realizado– es equivalente a la despedida de los 90 con Menem lo hizo, y ambos mensajes, cada uno en su momento, lograron cierta cuota de aprobación porque uno universalizó derechos y otro modernizó la infraestructura. La comparación con Menem no debería escandalizar a los kirchneristas porque Scioli es la mejor síntesis de ambos ciclos. No fue magia y Menem lo hizo son dos epitafios políticos, dos textos de honra para una época que muere y a la vez de consuelo para quienes quedan fuera del nuevo tiempo, desamparados del calor protector de ese líder/padre (madre, en este caso) nutricio. 

Lacan decía que el duelante no duelaba la pérdida del difunto, sino la pérdida del amor del difunto hacia él.

Ahora, ¿qué hizo Menem?, y ¿qué ciencia (por oposición a magia) aplicó Cristina? En ambos casos, satisfacer los deseos que en cada época podía demandar una primera minoría del país. Su arte fue haber visto antes los materiales que la coyuntura brindaba para construir consenso armando las alianzas adecuadas para esas posibilidades.

Desgraciadamente, muchos argentinos son bastante conservadores y se conforman con poco cuando se complementa con algún relato exitista que masajea el ego. En los 90 era parecernos al primer mundo; últimamente, diferenciarnos, pero todas las veces de una manera única. Lo mismo de siempre: el Che, Maradona y ahora el Papa.

En su Elogio de la locura, Erasmo de Rotterdam colocaba entre sus ejemplos que los habitantes de todas partes del planeta sienten orgullo por el lugar al que pertenecen y todos creen que tienen algo mejor que nadie. Sobre esa emoción trabajan los populismos, para dejar felices a los pueblos con el menor esfuerzo posible. Un buen ejemplo de que no se trata de una patología argentina, sino de sociedades en las que a un desarrollo cultural insuficiente le corresponde un desarrollo económico incompleto, es la poderosa Rusia de Putin. En ese país la devaluación fue de más del 100% en el último año, no se puede importar prácticamente nada y el nivel de vida de los rusos descendió notablemente. Pero Putin tiene 80% de aprobación.

¿Cómo lo hace? Invadiendo Ucrania, tomando Crimea, tirando bombas en Siria, haciéndoles sentir el poderío militar ruso a Europa y a Estados Unidos, inflando el sentimiento de orgullo de Rusia potencia que su pueblo adora después de la crisis de autoestima que le dejó la implosión soviética.

No escribí la contratapa de ayer porque viajé a EE.UU. a entrevistar a Noam Chomsky (el reportaje se publicará el próximo domingo, coincidiendo con las elecciones), y en el aeropuerto de Boston un empleado de mantenimiento, integrante de la clase media baja norteamericana, me decía que votará por Trump porque “hay que construir ese muro que nos separe de México, así dejan de entrar todos los delincuentes y traficantes”. El nacionalismo retaliativo es un potente somnífero social. 

El próximo domingo CFK leerá los diarios con la inquietante sensación de comenzar a “ya no ser”

Lo que en la Argentina es la publicidad oficial, del oficialismo y últimamente también de la oposición, en EE.UU. encuentra su equivalente en la publicidad de ciertas formas de ONG. Mientras ninguna persona o empresa puede donar más que una cantidad limitada a un partido o candidato desde 2010, la Corte Suprema habilitó que se pueda donar de forma ilimitada a los comités de acción política “independientes” (PACs). La principal radio de noticias de EE.UU. –1010 Wins de CBS– tiene en Washington su operación más rentable porque la mayoría de su publicidad es de lobby de los PACs. Como allí sería impensable que un grupo político comprase C5N para operar en contra de los candidatos opositores, en EE.UU. se resuelve colocando dinero para publicidad en contra de ese candidato, financiada por los PACs. 

El próximo domingo Cristina Kirchner leerá los diarios con la sensación de haber comenzado a “ya no ser”. Si no fuera porque siempre queda la posibilidad de que Macri pueda ganarle a Scioli en un ballottage, ella preferiría que hubiera segunda vuelta y estirar un mes más su centralidad.