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apatía social y astrología política

PASO de mil listas

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Desinterés. No faltan explicaciones para entender por qué a muchas personas no les importa demasiado el resultado electoral de hoy. | cedoc

Domingo de elecciones. Los días anteriores pregunté con insistencia a los desconocidos que iba cruzando por la calle si les importaba el resultado. Las respuestas se volcaron hacia el desinterés. Muchos me respondieron que no sabían qué se votaba. Otros, que los políticos eran todos iguales, frase que se ha convertido en leitmotiv: no me importa porque, salga como salga, no creo que las cosas mejoren. No me importa, porque todos prometen lo mismo y, después, ninguno cumple, agregan.

Debo haber molestado a un centenar de personas con mi pregunta. Nadie me interrogó sobre mi voto. No recuerdo un desinterés mayor. En el vagón de subterráneo donde viajé el viernes, fui la única persona que recibió el volante que dos activistas de izquierda ofrecían a los pasajeros. Los demás siguieron enfrascados en sus celulares. Por supuesto, explicaciones no faltan.

El debate de los precandidatos no tuvo suspenso. Quienes se esforzaron por presentar algo semejante a una propuesta racional deben haber aprendido que la razón política está en baja y no cotiza en el mercado ciudadano. Por su lado, en el acto del jueves pasado, Cristina Kirchner siguió siendo la mejor oradora de su tropa. Ella puede decir “pero che” y “vamos che” con acento popular e insertar esas exclamaciones en una frase bien construida. La descalificación que arroja después del “pero che” tiene el insultante desparpajo con que caracteriza a sus enemigos.

El Frente de Todos, como su nombre lo indica, aporta formas más inclusivas de la oratoria y agrega novedosos temas. En los últimos días, algunas intervenciones demuestran una originalidad inesperada. Y, para alegría de quienes defendemos la igualdad, provienen de mujeres iluminadas.  Gracias a una candidata del Frente de Todos, ya no juzgaremos con displicencia la astrología. Victoria Tolosa Paz nos ha indicado el camino. Parece que las dos torres neoyorquinas volaron por los aires porque tal percance figuraba en su carta astral. Fernández y su gabinete deben ponerse al día en esos saberes milenarios, ya que las cosas se les presentan difíciles en las elecciones que hoy tienen lugar.

Votamos en este clima ideológico. La ignorancia política provocada por el desinterés la refuerza o la produce. Así vamos, no sé si por intervención de los astros o por la indigencia del escenario.

La astrología es la forma científica de la adivinación. Vamos por ella y que la UBA, en sus recién celebrados doscientos años, incorpore la materia al ciclo básico.

Buenos y malos astros. Soy Aries con ascendente en Cáncer. Hasta ahora no lo había dicho, pero me convencí de que ocultar el signo es casi como ocultar o falsear nuestros ingresos ante la AFIP. Cuando estudiaba en la UBA, frecuentaba el bar de enfrente un señor que se ganaba la vida haciendo cartas natales. Era un hombre culto a quien le gustaba hablar con los jóvenes. Pero, de pronto, se le puso en la cabeza hacer mi carta natal. Soy supersticiosa y me pareció más atinado no saber nada sobre mi futuro, de modo que le negué mi fecha y hora de nacimiento. Hoy todos esos datos están en la web a merced de cualquiera.

Los expertos y expertas en estas ciencias milenarias no parecen auxiliar al Gobierno, aunque muchos de ellos lo apoyan. Quizás el Presidente sea tan escurridizo como lo fui yo para suministrar los datos necesarios y obtener un impecable horóscopo, que daría pistas sobre el propio futuro.

Tenemos siempre la impresión de que a los políticos les faltan instrumentos. Obviamente: les falta el saber que proporcionan la carta natal de la Argentina y sus propias cartas. No nos queda otra, ha llegado el momento de resolver esa carencia intelectual. Se hubieran evitado crueles derrotas. Por ejemplo, los británicos no hubieran expulsado a los soldados argentinos cuando fueron enviados a las Malvinas por el dictador Galtieri. Quizá no hubieran sido enviados, porque un dato de la carta natal del dictador habría indicado que ese acto era el comienzo de su propio fin y del de la dictadura.

Los grandes historiadores argentinos saben poco de cartas natales. ¿Qué alturas hubiera alcanzado Tulio Halperin Donghi de haber abandonado por un rato su ironía, y en vez de limitarse a leer documentos y pensar causas y razones, hubiera buscado por el camino de los astros?

Voltaire escribió que la astrología es a la astronomía como la superstición es a la religión. Debe estar asándose donde le corresponde como librepensador.

Males de época. Mientras la gente acude a los lugares donde se vota, tengo la esperanza de que haya consultado alguna fuente para saber qué boleta elige para poner en el sobre. Son tantas y es tan confusa la oferta que se necesita considerable saber político.

En las PASO proliferan listas de candidatos que, excepto los bendecidos por la repercusión mediática, caen en la nube del desconocimiento o del conocimiento aproximativo, vago e improbable. Muchos me han respondido que los candidatos solo buscan ganar un buen sueldo y que en la legislatura gozan de beneficios y prebendas que no están al alcance del común de los nacidos bajo cualquier otro signo institucional. Medios y candidatos fueron responsables de que la charla política fuera insustancial. Ambos temen perder audiencia y se abandonan a los lugares comunes en el cómodo e incierto refugio de palabras como bienestar y felicidad.    

Randazzo dijo que Tolosa Paz todos los días discute alguna estupidez. Lo malo es que consigue que perdamos el tiempo con sus estupideces, porque es muy fácil discutirlas y demostrar que son indignas de una campaña política. Pero no pensamos mejor cuando nos enredamos. Estas elecciones encuentran a la mitad de los adolescentes fuera de la escuela media. Con ese dato parece una ilusión descabellada hablar de futuro, porque ya chocaron los planetas.

Hay novedades más alarmantes que las astrales. La rebeldía es de derecha, como lo expone Pablo Stefanoni en su último libro. Milei quiere destruir el Estado, como los viejísimos anarquistas, pero sin los generosos sentimientos ni las ideas de aquellos hombres y mujeres. Hay mucha tontería en la derecha, mucho pensamiento convencional, mucha incultura. Solo quedan pocos representantes de lo que antes se llamaba una derecha liberal ilustrada, como López Murphy. Hoy la rebeldía es sacarse una foto donde la parte inferior de la espalda muestre bien sus curvas y repartir las fotos para ganar votos. Da un poco de repugnancia esa falsa liberación, en épocas donde mostrar el trasero es solo un asunto de quien quiera hacerlo. Difícil que a la Argentina le toque una Angela Merkel.

Votamos en este clima ideológico. La ignorancia política provocada por el desinterés la refuerza o la produce. Así vamos, no sé si por intervención de los astros o por la indigencia del escenario. Más no se puede esperar con la mitad de los adolescentes fuera de la escuela. El escepticismo es un mal de época.