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Peores que Magnetto

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Autora: el libro de la ex presidenta. | Reproduccion

En su libro Sinceramente, Cristina Kirchner escribió: “Muchas veces pienso que todos los agravios de la revista Noticias de la Editorial Perfil, cuyo dueño es Jorge Fontevecchia, tal vez se corresponden no solo a determinaciones políticas, sino a profundas cuestiones personales del propio Fontevecchia, quien muchas veces me pidió un reportaje al que nunca accedí. La verdad es que con las cosas que publicaron fueron peores que Héctor Magnetto, de Clarín, porque atacaban directamente mi condición de mujer. La tapa de Noticias sobre el orgasmo no fue una tapa política, al igual que cuando me presentaron como una mujer fatal, con látigo y botas negras. Hay, en esas imágenes de caricaturas “femeninas” de la revista de Fontevecchia, lo que los psicólogos llamarían fantasías proyectivas”. En otro capítulo, el referido a Bonadio, la ex presidenta escribió: “Lo dijo el dueño de la Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, uno de mis mayores detractores, como lo he señalado en este mismo libro”.

"Rocca vende caños y Magnetto vende creencias." "De todos los empresarios, es el más político."

Entre sus muchas revelaciones, Sinceramente contiene la visión de su autora sobre el papel de los medios en la política y muy especialmente el de Héctor Magnetto, el único otro dueño de medios que menciona a lo largo de sus 600 páginas. Sobre el CEO de Clarín escribió: “El tiene un fuerte interés por la política y no se trata solamente de un tema de lobby para resguardar o mejorar sus intereses económicos, eso sería minimizarlo. Le interesa el poder de la política, el poder del sistema de decisiones, es decir el poder en sentido estricto y completo. (...) El, durante todos estos años, armó dispositivos de poder y decisión en cada uno de esos sistemas para controlarlos a todos. La Asociación Empresaria Argentina (AEA), por ejemplo, es una organización que fundó Magnetto con los grandes empresarios de la Unión Industrial Argentina, como Sebastián Bagó, Paolo Rocca, entre otros, que en su mayoría lo que tienen es miedo a Magnetto. El utiliza ese tipo de organizaciones para disciplinarlos. (...) No hay ningún país en el mundo en donde un empresario tenga el poder que tiene Magnetto. (...) Rocca vende caños y Magnetto vende creencias. (...) De todos los empresarios que conocí y de todos los empresarios con los que hablé –no solamente empresarios nacionales–, desde el mexicano Carlos Slim, dueño de Telmex y el séptimo hombre más rico del mundo, pasando por Christophe de Margerie, presidente de la petrolera fran­cesa Total, que en 2014 se mató en un accidente de avión en Moscú, Magnetto me pareció el más político de todos. El no hablaba de negocios, hablaba de política. Durante una sesión parlamentaria, el senador Miguel Angel Pichetto criticó al politólogo ecuatoriano Jaime Duran Barba, el consultor de imagen del gobierno de Mauricio Macri. Dijo que era ‘el tipo que estigmatiza la política’, entre otras cosas. Pero el problema en la Argentina no es Duran Barba. Si Clarín decidiera una campaña en contra del ecuatoriano... en una semana lo deportarían y lo expulsarían de la Argentina... ¡Por favor! El genio constructor del poder de Macri, de las corporaciones, es Magnetto, no Duran Barba. Porque lo que no pueden explicar lo ocultan”.

En sus 600 páginas no hay ni una mención a ninguno de los dueños de los canales de televisión, ni de radios ni de internet. Tampoco hay casi mención a todos esos medios pero sí las hay al diario La Nación aunque sin personalizar en sus dueños pero desde la cosmovisión de la ex presidenta, actuando siempre alineado a Clarín casi como un solo órgano.

Resulta paradójica la centralidad que Cristina Kirchner les asigna a los medios impresos cuando ella es la impulsora de la Ley de Medios, que puso tanto énfasis en regular los medios audiovisuales. Probablemente piense que la construcción de sentido se origina principalmente en la palabra escrita: “Yo, a esa altura –escribió Cristina Kichner–, tenía muy claro que el diario (Clarín) funcionaba como el libreto cotidiano que después era replicado en las radios, los canales de televisión y todo el aparato de comunicación privado en Argentina”.

El mayor promotor del uso de los medios digitales en política, Jaime Duran Barba, también sujeto de interés de Cristina Kirchner en su libro, exagera irónicamente al provocar diciendo: “Quien no escribe no piensa”, y él mismo no se comunica por redes sociales sino escribiendo sus columnas y libros, como este de la ex presidenta. Percepción similar se encuentra en la Academia Nacional de Periodismo, que no integran periodistas de radio o de televisión salvo que hayan publicado libros, como el caso de Magdalena Ruiz Guiñazú y Nelson Castro, y escriban columnas en diarios.

Pero más allá de asignarle mayor poder performativo a la palabra escrita, discusión para el campo de la semiótica, está la valoración subalterna que Cristina Kirchner hace de aquellos empresarios que solo están preocupados por los negocios de aquel a quien, como Magnetto, lo que le interesa es la política y finalmente el poder permanente.

Hay una forma de admiración de Cristina Kirchner a Magnetto: usando sus mismos términos, pareciera tener “fantasías proyectivas” por el otro hombre que, además de su marido, no le tiene miedo a nada. En ese marco, vale repetir a Freud deciendo que lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia. Y si hay alguien que no le es indiferente a Cristina Kirchner es Magnetto.

"El genio constructor del poder de Macri, de lascorporaciones, es Magnetto, no Duran Barba."

Para la ex presidenta, la política está inherentemente imbricada con la comunicación: Magnetto es el verdadero Duran Barba, Macri y la Justicia son sus títeres. Escribió en Sinceramente: “Resulta insoslayable señalar que el apoyo de Clarín a todas y cada una de las políticas del gobierno de Cambiemos a través de sus metodologías –la mentira o el ocultamiento o la invisibilización o la tergiversación o todas al mismo tiempo– han sido claves para la sustentabilidad política y social del gobierno de Mauricio Macri”.

Probablemente, Cristina considere a Macri un personaje menor y precise sentir que compite con Magnetto para engrandecer un eventual triunfo o soportar una eventual derrota.