En medio de la pandemia y cuando seguimos con el Aislamiento Social en todo el país, el Poder Ejecutivo envió al Congreso el presupuesto para 2021. Siempre el presupuesto es algo que esperamos para ver si las políticas y programas que se anuncian tienen consistencia. Porque si no tienen un correlato en la asignación presupuestaria (acorde a lo que se proponen) sabemos que son enunciados con alto componente demagógico, pero no reales. Porque solo se pueden cumplir y lograr los objetivos y metas planteadas si se acompañan del presupuesto adecuado y suficiente.
El domingo, en 50/50 Patricia Valli se refiere al tema y titula: “Las políticas de género del presupuesto equivalen al 3,4% del PBI”. El título es impactante, al leer en su interior desarrolla qué significa esto: tiene 55 políticas que totalizan $ 1,3 billones para cerrar las brechas de género. En palabras de la Directora de Economía, Igualdad y Géneros del Ministerio de Economía, Mercedes D‘Alessandro, son medidas que se distribuyen en 22 organismos y 14 ministerios, representan el 15,2% del presupuesto y equivalen al 3,4% del PBI.
De este monto el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades tiene una asignación de $ 6.200 millones, lo que equivale a un aumento de 12 veces el presupuesto del INAM (Instituto Nacional de las Mujeres) en el 2019. Aclaremos que ya el INAM tuvo un aumento importante en relación al del Consejo Nacional de Mujer, Niñez, Adolescencia y Familia, como se denominaba hasta diciembre del 2015. Este crecimiento es importante y está destinado a cerrar la brecha de género, pero sabemos que ésta es muy profunda y requerirá más de un año con presupuestos y políticas que se orienten a la igualdad de mujeres y hombres. Pero se inició el camino.
Según el Plan que se comentó ampliamente en PERFIL, el programa de atención y prevención de la violencia contra las mujeres es un importante componente y le corresponde una proporción considerable del presupuesto del ministerio. Éste incluye el programa de apoyo económico a las mujeres y personas del colectivo Lgbtqi+ que experimentan violencia durante seis meses. Esperamos que su implementación se base en un buen diagnóstico del nivel de riesgo de cada beneficiaria y contribuya realmente a permitirle superar su salida del vínculo con el violento y permita prevenir muchos femicidios y transfemicidios. Otro importante componente en la asignación presupuestaria, esperamos sea el correspondiente al plan de cuidados que se ha anunciado y que es fundamental para el empoderamiento económico de las mujeres. Es un plan que creemos se debe empezar a implementar ya, para permitir a las mujeres participar plenamente en la actividad laboral y productiva, o de otra índole que ellas elijan, asegurándoles posibilidades de congeniar el cuidado de los hijos con la actividad laboral o de otra índole.
Otro componente corresponde al Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud que incluye el plan ENIA de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia. Por ahora no hemos analizado en profundidad estos datos. Una vez que los hayamos analizado vamos a poder comentar el impacto que este ambicioso presupuesto con perspectiva de género significará para las mujeres si se logra ejecutar, como esperamos.
Mientras esto nos alienta, la nota el domingo en Policiales de Nadia Galán nos trae a la realidad y estremece: “Pandemia de género: fue asesinada una mujer cada 24 horas en el país durante septiembre”. En 14 días fueron asesinadas 14 mujeres de entre 14 y 67 años. Esto evidencia que ahora matan a una mujer cada 24 horas. Además, en este período ocurrió un femicidio vinculado, que sufrió un joven que quiso defender a una mujer del ataque de su ex marido y lo mató a él. Si este caso lo incorporamos a la estadística estaríamos con una muerte cada 22 horas, algo que nos señala el impacto del aislamiento para la vida de las mujeres.
Otra muestra es la nota de Clara Fernández Escudero en Política: “Casi la mitad de los adultos admite que creció su consumo de alcohol en la cuarentena”, según un trabajo del Instituto Gino Germani. Estudiaron un grupo de adultos del Amba, un 45% dijo haber aumentado el consumo en la cuarentena y lo atribuyen a la ruptura de la rutina, la disminución de la jornada laboral, la desorganización del tiempo y también a la incertidumbre. El mayor aumento se concentra entre los de 45 y 54 años. No dan datos diferenciados entre mujeres y hombres, que hubieran sido útiles para entender riesgos diferenciales. ¡Mientras debemos seguir cuidándonos!