COLUMNISTAS
UN PAIS EN SERIO

Pokémon o dependencia

La cacería virtual que se desató en el país demora el proceso revolucionario popular que se alinea detrás de la figura de Marcelo Tinelli.

Pokémon o dependencia, por Pablo Marchetti
Pokémon o dependencia, por Pablo Marchetti | Sergio Piemonte

Entro a mi oficina en mi productora y están Carla, mi asesora de imagen; Moira, mi secretaria; Matías, mi personal trainer; Bruno, mi director audiovisual; Marcos, mi coach; Leticia, mi gerenta comercial; Lucas, mi asesor creativo; Nahuel, mi asesor en redes sociales; Herminia, la señora que limpia; Dora, la encargada de relaciones institucionales, y dos mujeres y tres hombres más que no tengo idea de quiénes son. Todos están con un celular en la mano, mirando por la pantalla.


—¡¿Qué están haciendo?! –atino a gritar, sin entender muy bien qué está pasando.

 —Estamos cazando pokemones –dice Bruno.

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 —Sí, hay varios acá adentro –agrega Lucas.

 —Yo veo cinco –dice Leticia.

 —¡Seis! –dice Dora.

 —No sé qué pasa acá adentro –dice Herminia–. Para mí que se reproducen.

 No puedo creer lo que pasa. Nadie está trabajando y mi oficina es un caos.

 —¡Salgan ya mismo de mi oficina! –me enfurezco–. ¡Tengo que trabajar!

 —¡No grites! –dice Matías.

 —Sí, no grites que los vas a asustar y se van a ir –agrega Marcos.

 —¿Los pokemones se asustan con los gritos? –pregunta Moira.

 —No, pero como éste no entiende nada, tal vez así se deja de joder y podemos cazar tranquilos –le contesta Nahuel, en voz baja.

—¡Te escuché! –le grito a Nahuel.

 —¡¡¡Shhhhh!!! –me contestan varios.

 Me voy al lado de Carla. Supongo que a ella le va a quedar algo de sensatez y tal vez me escuche. Tal vez. Quién sabe.

 —Tengo que escribir mi columna política para Perfil y así no me puedo concentrar –le digo.

 —Sí, claro, ahora echales la culpa a los pokemones… –contesta Carla.

 —Necesito que me ayudes. Tengo que escribir algo sobre política, no sobre pokemones.

 —Política, pokemones… digamos que es todo más o menos lo mismo –dice Carla–. La política argentina hoy está muy pokemón.

—Puede ser –admito–. ¡Si hasta la vicepresidenta Gabriela Michetti llamó a cazar pokemones en el Congreso!

—El Gobierno ya está cazando pokemones en los alrededores del Congreso –dice Carla.

—¿Vos decís?

—Por supuesto. La casa de las Madres de Plaza de Mayo está a un par de cuadras del Congreso.

—¿Vos estás diciendo que Hebe de Bonafini es un pokemón?

—No sé… pero no me vas a negar que estaba rodeada de pokemones: Boudou, D’Elía, Larroque, Esteche, Parrilli…

—¿Vos decís que son pokemones? –pregunto.

—No, ¿cómo voy a decir algo así? –responde Carla–. Son todos líderes carismáticos con muy buena llegada al electorado. Digamos que son dirigentes que aportan muchos votos.

—¿Me estás jodiendo?

—Para nada –dice Carla–. No sabés todos los votos que le aportan al macrismo.

—Shhhh –dicen varios de quienes siguen en mi oficina, celular en mano, moviéndose por todos lados, buscando pokemones.

—Cada aparición de Boudou le permite al Gobierno agregar un cero a la tarifa de luz, de gas o de agua –dice Carla en voz baja, casi en un susurro.

—Pero mirá que el ruidazo fue bastante masivo –le respondo, también en un susurro.

—Acá, el único ruidazo al que le teme el Gobierno son las declaraciones de Barrionuevo.

—¿Qué dijo? –pregunto–. ¿Que hay que dejar de jugar al Pokémon Go por dos años?

—No, que el movimiento sindical va a lograr la unidad del peronismo detrás de Massa.

—No entiendo cuál es la razón por la cual Barrionuevo no es tan impresentable como Boudou o Moreno –digo.

—Es que la grieta hace milagros –responde Carla.

—No entiendo muy bien eso de la grieta –digo.

—¿Y vos querés escribir una columna política? ¡Si no entendés la grieta no entendés nada de política argentina! Y si encima no entendés de pokemones, mejor dedicate a otra cosa.

—Lo que no entiendo es qué representa hoy la grieta. Qué es lo que está de un lado y qué es lo que está del otro.

—Digamos que la grieta se puede representar de muchas maneras –dice Carla.

—¿Como cuáles? –pregunto.

—Por un lado, tenés la grieta entre las cuentas offshore y los bolsos en la bóveda del convento…

—Ajá…

—Por otro, tenés la grieta entre los chetos asumidos que pegan tarifazos sin disimulo y los chetos culposos que ocultaban la inflación.

—Bien…

—Pero detrás de todo eso está la verdadera grieta, la que divide realmente dos proyectos antagónicos de país, de sociedad, de concepción de la política y del manejo de los recursos públicos –dice Carla.

—Epa, eso suena serio.

—Por supuesto, estoy hablando de cuestiones importantes, trascendentes, esenciales si queremos crecer y tener un proyecto de Nación para los próximos cincuenta, cien años.

—¿Y ahí cuál sería la grieta?

—Patria o colonia, liberación o dependencia… llamala como quieras, pero se trata de la antinomia de siempre –dice Carla.

—¿No suena un poco arcaico, un poco demodé, todo eso? —pregunto

—Para nada –responde Carla–. Nos quieren hacer creer eso para que renunciemos a la lucha.

—Epa, es la primera vez que te veo tan comprometida con una causa…

—Soy una mujer de izquierda. Sé que vos sos un hombre de izquierda. Y los dos sabemos que esta lucha está más vigente que nunca.

—¿Y cómo se expresaría esto hoy?

—Muy sencillo: ayer fue Braden o Perón. Hoy, la disyuntiva es Macri o Tinelli.

—¿Te parece?

—Por supuesto –dice Carla–. La única esperanza para terminar con este gobierno al servicio de los intereses capitalistas, de los explotadores y del capital foráneo es apoyar el marxismo-leninismo que representa el compañero Tinelli.

—Mm… no sé –dudo–. Me parece que a veces el programa de Tinelli cosifica un poco a la mujer, que cae en determinados estereotipos un poco jodidos y que no ayuda a romper la estigmatización patriarcal que…

—¡Dejá de criticar a Tinelli! –me interrumpe Carla–. ¿No te das cuenta de que seguir con ese discursito feminista sectario es hacerle el juego a la derecha?

—Uy, disculpá, no me di cuenta…

—Vos sos un tipo de izquierda –dice Carla–. Deberías darte cuenta de lo que está en juego en el país en este momento.

—¿O sea que lo de los pokemones vendría a ser…?

—Una cortina de humo para tapar la pelea entre capitalismo y comunismo –me interrumpe Carla–. O, dicho en otras palabras, para que no se hable más de la pelea Macri-Tinelli.

—¿Y qué consecuencias puede traer todo esto?

—En primer lugar, retrasar el proceso revolucionario que estaba viviendo la Argentina en…

 Carla interrumpe lo que estaba diciendo para mirar el celular, tocar la pantalla, concentrarse un momento en lo que pasa allí.

 —¡Ahí hay uno! –grita–. ¡Ahí está! ¡Lo atrapé!

 —¿Cómo? ¿No era que esto retrasaba el proceso revolucionario y no sé qué cosas más? –pregunto, incrédulo.

 —Y, sí, un poco sí –reconoce Carla–. Pero ¡qué va’cer! Todo no se puede.