Es difícil entender cómo se vinculan estos temas y porqué en tiempos de pandemia surgen esos vínculos. La educación nos tiene preocupados a la mayoría, y no necesariamente por los hijos propios o ajenos, sino por toda la niñez que está atravesando momentos difíciles que dejarán huella. Para un adolescente haber interrumpido su asistencia a la escuela es algo que los afecta, no meramente porque se atrasaron o tuvieron dificultades en sus estudios, sino porque les cambió la vida. Los encerró en sus casas, esa es la sensación que expresan, y se sienten coartados en su libertad de movimiento, sin poder ver a sus compañeros de colegio ni a sus amigos, sin poder jugar con ellos, limitándose a hablar por teléfono o por whatsapp, pero sin el contacto físico que les ayuda a identificarse. La nota el sábado de Clara Fernández Escudero sobre “Familias piden respuestas en educación al Gobierno” expresa esta preocupación ante lo que viven sus hijos. En un encuentro virtual que congregó a padres y madres de alumnos de todo el país ellos dijeron: “La pandemia afecta a los jóvenes no solo en lo académico, también en lo emocional” y reclamaron la vuelta a la escuela. Esperemos que se concrete lo antes posible, para no solo tratar de recuperar, aunque sea parcialmente el año escolar, sino lo emocional, para eso recuperar el ámbito y la cotidianeidad son claves.
Pero queremos una escuela actualizada y con orientación a la enseñanza de la programación, porque es cuando deben familiarizarse y acceder a poder “programar”, como señala el artículo de Enrique Garabetyan el domingo. “El objetivo es que los chicos no solo consuman tecnología, sino que la creen”. En la nota se refiere a cuando en 2018 el Consejo Federal de Educación incorporó como materia obligatoria programación en primaria y secundaria. Pero se necesitan herramientas que permitan su uso en todas las escuelas y docentes capacitados. La nota menciona a Modoblock para alumnos de 4° a 6° grado de “ladrillos y software para que los chicos puedan programar. Está pensado para la escuela pospandemia con grupos reducidos de alumnos en forma presencial combinada con la virtual, que permite practicar en la casa e involucrar a la familia. ¿Qué tipo de escuela es esa? Es interdisciplinaria y que trabaje por “áreas” no materias aisladas, dice la experta en educación digital de Santillana. Es a esa escuela que debemos avanzar, allí niñas y niños por igual participarán en esta enseñanza, del STEM, educación en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas que reclamamos para adecuar la educación al futuro del trabajo y donde las mujeres no deben ser discriminadas. La pandemia aceleró esta necesidad que las autoridades deben implementar.
La violencia de género continúa presente y en aumento en la pandemia, ocurrió un femicidio que es inaceptable y que evidencia la responsabilidad del Estado, el de la profesora de inglés en Tucumán. La nota de Nadia Galán en Policiales el domingo muestra claramente cómo el Estado provincial a través de la Justicia y de los otros sectores fracasó. Si bien la crítica se centra en la Justicia, porque cuando el acoso empezó fue denunciado, dictó “restricción de acercamiento”, algo habitual, pero que es poco efectivo si no se acompaña de otras medidas, que en este caso como en casi todos, no se toman y por lo tanto las denunciantes quedan expuestas a pesar de la denuncia y la adopción de medidas. El femicida fue a juicio y el juez lo liberó aduciendo problemas mentales, algo reiterado en el país. Con el agravante de que era hijo de una familia “influyente” de la provincia, nada nuevo desde el caso de María Soledad en Catamarca. Las denuncias siguieron durante cinco años y ninguna institución gubernamental actuó. Es clara la responsabilidad de la Justicia y de ese juez, pero eso no nos impide juzgar al resto del aparato provincial. Esto no se soluciona solo con aumentar el presupuesto si no se cambian las políticas, el dinero solo no alcanza. Esos cambios aún no se ven.
¿Y el “baile”? La nota en Protagonistas el sábado de Agustín Jamele evidencia el crecimiento de la popularidad de Magalí Castagno, a través de A bailar con la maga que pasó de Youtube a ser la más popular en TikTok. La propia Castagno dice: “Hace dos años trabajo en TikTok, da más libertad y puedo dedicarme al baile, no limitarme a cantar”. En la entrevista no se refiere el impacto de la pandemia, cuando acota que incluyó enseñar pasos de baile, promover juegos y tener un contacto más directo con sus fans, algo muy valorado en tiempos de pandemia, se explica el éxito. TikTok es usada principalmente por adolescentes, la necesidad de este grupo de acceder a nuevas formas para vincularse con compañeros y amigos y otros pares, es la clave del éxito. El baile y estas nuevas formas de relacionarse expresan la necesidad de los adolescentes hoy, no las ignoremos.