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Ciencia

Rehabilitación cognitiva

En los últimos 20 años se han producido una serie de avances en la llamada ciencia de la rehabilitación.

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En los últimos 20 años se han producido una serie de avances en la llamada ciencia de la rehabilitación. Sin embargo, uno de los mayores desafíos del futuro de la rehabilitación cognitiva sigue siendo la integración de los cambios cognitivos y conductuales que se observan en la recuperación y rehabilitación, con los circuitos neurales que los subyacen y las alteraciones moleculares y celulares que acarrean las lesiones cerebrales…

 La rehabilitación cognitiva ha demostrado con mayor o menor éxito ser efectiva en muchas otras patologías tales como los desórdenes de ansiedad, los trastornos del ánimo, los trastornos del desarrollo, los trastornos por abuso de sustancias, la dislexia, el accidente cerebro-vascular y los traumatismos de cráneo. Asimismo, algunos estudios han intentado demostrar la eficacia de intervenciones cognitivas en adultos mayores con deterioro cognitivo leve demostrando resultados promisorios aunque no concluyentes sin poder determinar aún si este entrenamiento afecta o no la tasa de conversión del deterioro cognitivo leve hacia la demencia (Huckans, 2013).

La evidencia en general indica que la rehabilitación cognitiva puede mejorar significativamentes algunas funciones cognitivas (por ejemplo, memoria, atención y resolución de problemas) en diversas patologías neurologicas o psiquiátricas. A la vez, hubo una serie de avances relativos al entendimiento de los mecanismos cerebrales que subyacen a la plasticidad neuronal y a los circuitos alterados o dañados en pacientes con desórdenes cerebrales. Este desarrollo es promisorio especialmente considerando la gran cantidad de personas que sufren patologías cerebrales y que con la sola toma de medicación no logran mejorar su capacidad cognitiva, afectiva y social, lo que impacta notablemente sobre su calidad de vida. La neuropsicología clínica y los tratamientos de rehabilitación cognitiva inicialmente prestaban atención solo al paciente con daño cerebral, sin tener en cuenta sus circunstancias personales, familiares o laborales en forma holística. Más recientemente se han incluido factores tan importantes como el entorno familiar y social como variables determinantes en la evolución cognitiva y emocional del paciente con afectación cognitiva. La rehabilitación cognitiva es sesgada e incompleta si no tiene en cuenta la importancia de la familia como factor modulador, facilitando de esta manera la eficacia de las intervenciones cognitivas de un modo integral y holístico.

Este campo está claramente “en pañales” y para crecer se necesitan más estudios controlados, randomizados, diseñados con rigurosidad y lo suficientemente sólidos para entender mejor la respuesta real y la variabilidad de las respuestas a los tratamientos de rehabilitación cognitiva. Es necesario e indispensable considerar los aspectos intrínsecos a la motivación del paciente integrando de esta manera la cognición y el afecto así como los efectos sinérgicos de la combinación de tratamientos. Por ejemplo, la combinación de la rehabilitación cognitiva sumada a la terapia física en pacientes con TDAH o la rehabilitación cognitiva más el entrenamiento en habilidades sociales en pacientes con esquizofrenia o trastornos del desarrollo, así como la musicoterapia combinada con la fonoaudiología en pacientes afásicos. Además, tal como lo hemos delineado en el presente libro, el surgimiento de nuevas prácticas de rehabilitación como la “rehabilitación cognitiva basada en proyectos” que incorporan estrategias restaurativas y/o compensatorias, en una estrategia holística focalizada en la condición general del individuo, nos obliga a pensar en nuevas forma de evaluación para conocer su efecto real y poder compararlo con métodos tradicionales de rehabilitación cognitiva.

En conclusión, los métodos utilizados en tratamientos de rehabilitación cognitiva deberían intentar cumplir determinados criterios: 1) estar protocolizados, ya sea con o sin la utilización de tecnologías modernas, para que puedan ser replicables por otros grupos de estudio, 2) tener por lo menos algún modelo teórico-práctico  que sustente la intervención utilizada, 3) la rehabilitación cognitiva para ser considerada efectiva debe ser capaz de demostrar cambios tanto en la función cognitiva como en la función cerebral, medida a través de algún método de imágenes, y 4) la rehabilitación cognitiva debe demostrar sus efectos en la vida cotidiana del individuo (Robertson & Fitzpatrick, 2008). Sabemos que aún hoy existen pocos ejemplos de programas de rehabilitación cognitiva que cumplan estos criterios; sin embargo, el futuro de la rehabilitación cognitiva no deja de vislumbrarse con mayor claridad.

La combinación de una aproximación científica basada en el entendimiento del funcionamiento cerebral, orientada al individuo, que incluya a la familia y a los otros profesionales de la salud intervinientes, considerando los aspectos emocionales y focalizada en que todo esto impacte en la vida diaria del paciente, para que pueda retomar de manera segura, productiva e independiente sus actividades, será la clave para hacer posible una “ciencia” de la rehabilitación cognitiva.

*Autoras de Rehabilitación cognitiva, Editorial El Ateneo. (Fragmento).