Repetir

“El que no ha podido comprender que la vida es repetición y que en ésta estriba la belleza de la vida misma, es un pobre hombre”, escribió Sören Kierkegaard en la Copenhague de 1843, y es perfectamente aplicable a la política en la Argentina de 2007.
La repetición liga lo singular a lo absoluto, el instante con lo eterno, porque no sólo viene del pasado sino que se proyecta al futuro. Refleja lo que fuimos, somos y seremos. “La eternidad es la auténtica repetición”, escribió el gran filósofo danés en un libro justamente titulado La repetición.
Veamos en qué se aplica a la Argentina actual. Hace unos días, el cómico Capusotto arrojó a la audiencia una frase políticamente incorrecta: “El kirchnerismo es menemismo con Derechos Humanos”. Se sabe que el humor deforma la realidad, pero se nutre de un aspecto de ella; de lo contrario, carecería de efecto. No es Kirchner quien repite a Menem sumando Derechos Humanos; somos los argentinos quienes, siendo genuinos, nos repetimos. Kierkegaard decía que la repetición “no es un concepto filosófico, sino la vida misma (...), “es una constatación”.
Buscando constatar esa teoría, revisé los diarios de mayo y junio de 1995, el mes posterior a que Menem fuera reelecto. Encontré lo siguiente: 
* La coalición opositora, que por entonces integraban el Frente Grande, PAIS, el Socialismo y la Democracia Cristiana, cuyos máximos referentes eran José Bordón y Chacho Alvarez, festeja haber superado al Radicalismo y haberse constituido en la segunda fuerza nacional. Pronostican el nacimiento de un nuevo partido superador. 
* Radicales disidentes piden el definitivo alejamiento de Alfonsín del partido. 
* El oficialismo pasa a tener quórum propio en Diputados. 
* El ministro del Interior negó que ante el triunfo el oficialismo vaya a impulsar proyectos hegemónicos. 
* A 48 horas del comicio, el diario La Nación titula: “Los empresarios están de acuerdo con un Pacto Social”. 
* Al día siguiente: críticas de ADEPA a las apreciaciones del presidente Menem, que consideró a “la prensa como el mayor partido de oposición”. 
* “Lanza el Gobierno una ofensiva contra el gasto", que se había expandido durante los meses de campaña. 
* A una semana de las elecciones, la coalición opositora del Frente Grande, PAIS, el Socialismo y la Democracia Cristiana debate cómo transformar los 5 millones de votos obtenidos en las elecciones en una fuerza política sólidamente estructurada que no se diluya en una mera alianza electoral. 
* Días después, el diario Clarín titulaba: “El dilema de Bordón y Alvarez: evitar que se evaporen 5 millones de votos, organizando a sus 28 diputados”. 
* Mientras tanto, Duhalde (imitando retrospectivamente a Alberto Fernández) declaraba: “Los porteños creen que son el ombligo del mundo”. El peronismo, a pesar de ganar en casi todo el país, también esa vez había perdido en la Capital. 
* Y Menem dijo: “No me postularé para un tercer mandato en 1999”. Terminada su gestión, se dedicaría sólo al partido. 
* Quince días después de las elecciones y tras polémicas con el INDEC, el título fue: “Menem admite que puede haber una suba en la tasa de desempleo”. 
* Veintiséis días después de la elección, la tapa de los diarios fue: “Buscan enfriar la lucha interna en el Gobierno”. Bauzá (jefe de gabinete equivalente a Alberto Fernández) y Cavallo (el dueño de la caja que hoy maneja De Vido) se reunieron para aliviar las tensiones por disputas de espacios de poder generadas por el arrollador triunfo electoral. Para frenar las versiones sobre el nuevo gabinete, Menem confirmó a Cavallo. 
* A un mes de las elecciones, el radicalismo cordobés acusa al Gobierno de castigarlo con menor envío de dinero y privilegiar, en el reparto de fondos nacionales, a las provincias de gobernadores amigos. En Córdoba había perdido el peronismo. 
* Simultáneamente: interna sindical para decidir quién será el próximo secretario general de la CGT. Los “gordos” sostienen que ahora es su turno.

Tiempo circular. Otro especialista de la repetición fue Freud; en su conocido ensayo Recordar, repetir y reelaborar, escribió en la Viena de 1914 que la persona “no reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite sin saber, desde luego, que lo hace”.
También se podría decir que hay otra repetición en la Argentina, no ya de 1995 sino de parte del espíritu de los años 70. Pero en ese caso se trata más de una rememorización, lo que para Lacan no es un recuerdo de algo del pasado, sino una especie de construcción, no de algo que “haya sido”, sino de algo que “habrá sido”.
El título original del libro de Kierkegaard era Gjientageise, que en danés, además de repetición, significa recuperar, retomar y recobrar. Para que esto sea posible, primero tuvo que ser perdido, quedarse en el pasado, y la repetición sería una reintegración al estado anterior; lo que ha existido, empieza a existir de nuevo. Eso se percibe en ese “volver a vivir” gozoso de aquellos que en la Argentina de hoy se denominan ‘setentistas’ y sería fruto de la reminiscencia, que también produce una sensación de rejuvenecimiento: “La repetición hace al hombre feliz, mientras que el recuerdo (de lo perdido) lo hace desgraciado”, decía Kierkegaard.