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furor en la gran ciudad

Rio De Janeiro, Nueva capital de Argentina

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Un ejemplo ilustra el supuesto desconocimiento que norteamericanos y europeos tienen de América Latina, aquel que les atribuye mencionar a Buenos Aires como capital de Brasil. El paso de los argentinos por el Mundial podría aportar un poco más a la aparente confusión. Es que, durante un mes, Argentina tuvo otra capital: Río de Janeiro. Segunda ciudad del país en cantidad de habitantes luego de San Pablo, capital desde 1763 a 1960 (después de Salvador y antes de Brasilia), fue elegida punto de encuentro de los argentinos durante todo el torneo. Desde allí, partieron para Belo Horizonte, Porto Alegre, San Pablo y Brasilia en una caravana que comenzó y termina en el mismo lugar, en uno de los mayores símbolos de la Cidade Maravilhosa e ícono del fútbol mundial: el Maracaná.

La recepción de los anfitriones no parecía demasiado cordial. Un año antes del Mundial, Eduardo Paes, prefeito (jefe de Gobierno) de Río de Janeiro, había declarado en una entrevista que se mataría si la Argentina ganaba una final en su ciudad. (Esta semana, con la posibilidad concreta, aclaró que era sólo si Brasil perdía con su clásico rival).

Sin embargo, aun en medio de la rivalidad argentino-brasileña, que se calentó enormemente a fuerza de los cantos tribuneros y los resultados, hubo un carioca que siempre quiso a los argentinos en el último día del evento: el secretario de Turismo de la ciudad, Claudio Magnavita (tal vez, con otro rival enfrente). Los números del primer fin de semana de competencia estimulaban y alentaban sus más fuertes deseos: a pesar del cambio desfavorable, los argentinos no se habían fijado en gastos y llenaron playas y hoteles para ver a la Selección en el debut en un Mundial bien cercano. Fueron alrededor de 100 mil, la misma cantidad que visita la ciudad durante junio de un total de 1.600.000 anuales.
Ahora, es para estar en una final, algo que no sucedía desde hacía 24 años. Están desde los que pagaron hasta 160 mil pesos por un paquete que incluye avión, hotel y entrada y también los que se instalaron con sus autos y motorhomes en los espacios usados para eventos del Carnaval: el Terreirão do Samba y el Sambódromo. Ayer, la capacidad de 400 vehículos fue completamente desbordada y obligó a poner a disposición un tercer espacio: el estacionamiento de la feria nordestina de São Cristovão.

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La previsión es que los 100 mil “hermanos” que convirtieron a la ciudad en capital argentina dejen unos 100 millones de dólares. Y, por supuesto, que esta tarde no se consagren campeones del Mundial frente a Alemania.

*Corresponsal en Brasil.