COLUMNISTAS
OPINION

San Pandemia, maldita pandemia

Vacuna. Nuevo instrumento proselitista global que definirá el resultado de las elecciones en 2021.
Vacuna. Nuevo instrumento proselitista global que definirá el resultado de las elecciones en 2021. | AFP

Un prominente economista de Juntos por el Cambio agradece la aparición del coronavirus, al que llama San Pandemia, porque si no hubiera ocurrido, habría sido “muy fácil” para Alberto Fernández generar una sensación de bienestar económico en la población y ganar las dos elecciones seguidas, 2021 y 2023. Al Macri entregar el gobierno con menos de medio punto de déficit después de haber pagado el costo político de reducirlo de siete por ciento a casi cero, podría haberse aumentado al tres por ciento, haciendo crecer el gasto público y derramando felicidad sin grandes consecuencias macroeconómicas. Además, el gobierno de Cambiemos no imprimió más dinero durante su último año en el poder, dejando también un amplio margen para emitir sin consecuencias inflacionarias inmediatas.

El rebrote en Europa aleja la esperanza de que la pandemia sea superada antes de nuestro invierno

Si Donald Trump le hizo prestar al Fondo Monetario Internacional más de 40 mil millones de dólares a Argentina para que Macri ganase las elecciones de 2019, no hizo más que asesinar sus posibilidades electorales porque con un plan tan estricto, como emisión y déficit cero, nadie podría ganar. Es increíble que Juntos por el Cambio consiguiera 41% de los votos con tanta recesión autoinfligida, solo explicable por el profundo rechazo que genera Cristina Kirchner. Si Macri aceptó ese restrictivo plan del Fondo Monetario Internacional creyendo que eran los recursos que precisaba para ganar las elecciones y ser reelecto, sería otra demostración de su profunda ignorancia en el arte de gobernar. 

La ineptitud de Donald Trump y Mauricio Macri trajo de vuelta a Cristina Kirchner al poder, entregándole una situación económica donde ya se habían producido los ajustes y solo le quedaba mejorar después de dos años acumulados de recesión. Pero llegó la pandemia consumiéndose diez por ciento de caída del producto bruto por el solo efecto de las cuarentenas más otros costos de salud pública y la crisis mundial. Desde esa perspectiva, la pandemia fue una “bendición” gracias a la cual el kirchnerismo no podrá mostrar mejoras de consumo y calidad de vida en las elecciones de octubre con las que habría ganado fácilmente.

Al revés, otros partidarios de la oposición creen que la pandemia fue una “bendición”, pero para Alberto Fernández, porque le permite disimular la falta de un plan de crecimiento económico y de un proyecto de progreso común, compartido por la coalición gobernante. Así, el Gobierno puede focalizarse principalmente en la lucha contra la pandemia justificando todos los resultados económicos negativos por aquello que lo trasciende: una pandemia como un terremoto, que coloca a quien conduce en el papel de administrar la reducción de daños y ser bombero social. En este caso, San Pandemia sería para el Frente de Todos y maldita pandemia para Juntos por el Cambio.

El determinante papel electoral de la pandemia no es un caso aislado de Argentina, los partidarios de Donald Trump están convencidos de que el coronavirus fue parte de un plan desestabilizador con el objetivo de que el Partido Republicano perdiera las elecciones de noviembre último. Hay un video de propaganda pro Trump titulado Cómo robarse una elección (ver https://bit.ly/eeuu_conspiracion) que dice: “Comienza con un virus, enviándolo a Norteamérica, dándole sin parar todo el día en la TV, culpan al presidente, lo siguen culpando, cierran las empresas, quiebra la economía...” y continúa con otras acciones conspiracionistas hasta llegar al triunfo de Biden.

Para el Partido Demócrata el coronavirus se transformó en un  San Pandemia electoral y para el Republicano, y especialmente para los partidarios de Trump, en maldita pandemia. En uno y otro hemisferio las diferentes formas de lucha contra el covid-19, en todos los casos insuficientes, terminan modificando el ánimo de los votantes y la valoración de sus gobernantes. Ahora en Europa se suceden toques de queda, discusiones sobre el cierre o no de las escuelas, de los aeropuertos, reconfinamiento y una tercera ola.

La vacuna es el gran objeto de deseo de todos los políticos, y las farmacéuticas terminaron siendo las empresas más mimadas: según Bloomberg, los laboratorios AstraZeneca, Pfizer y BioNtech, Moderna, Johnson & Johnson y Novavax ganarían 12 mil millones de dólares entre 2021 y 2022 con las vacunas. Pero algo mucho más valioso que el dinero es tener o no tener la suficiente cantidad de vacunas, lo que puede determinar la suerte electoral de cada gobierno. Recién para 2022 la pandemia podría estar controlada: en Europa calculan que será al fin del próximo invierno boreal, marzo de 2022. 

¿Preferirán en 2021 los argentinos sufrir un riesgo de contagio mayor pero que la actividad no se pare?

El gobierno argentino precisa revalidar sus credenciales dentro de diez meses y ya Macri salió a reclamar que se abran los colegios sabiendo que toca un Talón de Aquiles del kirchnerismo. Nadie sabe cómo será leída por los votantes en cada momento la responsabilidad de cada gobierno en la evolución de la pandemia y su combate. Recién en octubre se podrá determinar para quién será San Pandemia o maldita pandemia. Mientras tanto, el informe de Poliarquía de enero indica un cambio de tendencia: el nivel de preocupación por el coronavirus aumenta al 81% (+9) siendo el más elevado desde septiembre, tres de cuatro argentinos consideran que el virus seguirá avanzando en el país, el conocimiento de familiares o conocidos cercanos con coronavirus alcanza a casi 7 de cada 10 encuestados cuando hace 5 meses ese valor era solo 2 de cada 10, además, el 11% de los encuestados dice haber contraído el virus.

¿Preferirán los argentinos en 2021 un mayor riesgo de contagio pero que la actividad no cese? Esa es la gran cuestión. Veremos.