Como más de uno lo vio hace 72 horas a Daniel Scioli en Pizza Cero, justo donde alterna Horacio Rodríguez Larreta (vive en ese edificio), prosperaron los interrogantes. ¿Se ve con el jefe de Gobierno, lo convocó Alberto antes de viajar a Roma o acaso lo citó Cristina de Kirchner? Ni un vínculo con el alcalde, quedó la coronación del veloz rumoreo en una posibilidad: el embajador en Brasil, después de las elecciones, podría ingresar al Gobierno en el área de Producción, un eslogan en su vida aunque no se le conoce expertise en el tema. Y reemplazar a Matías Kulfas, condenado a la horca varias veces, un okupa transitorio del patíbulo.
El nombre del embajador en Brasil suena para el recambio de Matías Kulfas
Se trata de uno de los cambios de aire que se mencionan en la Administración después del episodio electoral del domingo 14. Esta versión puede aparecer hoy o mañana en los medios, tal vez la empujen algunos necesitados intendentes del oficialismo.
Pero hay otra parte de la historia:
1) Scioli llegó con una delegación de empresarios brasileños y volvió a Brasilia.
2) No vio a Cristina, con quien en el Patria dicen que ni siquiera habla (o lo atiende, para ser más precisos).
3) Aunque para Alberto, Daniel “es un hermano” postizo, ya le alcanzó con designar al legítimo en una empresa privada.
4) Vale atender también la voluntad de Scioli: repite, hasta cuando se va a dormir, que él no será ministro del gobierno de los Fernández, lo invite Cristina o Alberto. Se ha vuelto indócil de repente o cree que el próximo 15 no es el desembarco en Normandía. Al menos para él, deportista de riesgo pero no kamikaze. Demasiados muertos en aquel episodio.
Habrá repasado en su breve escala el territorio político que alguna vez gobernó, la provincia de Buenos Aires, donde en apariencia se modificó un esquema histórico de votación: la ventaja que obtenían los radicales en el interior, en las zonas rurales, se descontaba y multiplicaba en el conurbano bonaerense a favor del peronismo. El indicativo de las ultimas PASO aporta un cambio notable: se desmoronó esa tendencia habitual, lugares como La Plata, Lanús (tierra mítica de Quindimil), Quilmes, Morón, Almirante Brown, Esteban Echeverría, La Matanza, Lomas de Zamora, 3 de Febrero, Moreno, Merlo, José C. Paz, ofrecen vulnerabilidades, en muchos casos irrecuperables.
La inyección sanguínea de La Cámpora con “Cristina presente” y “Néstor vive” (esa remake espiritista que proviene del peronismo) tampoco produjo ganancias. El viajero diplomático partió con el informe de encuestas que anticipan un resultado semejante al de las últimas internas, con la esperanza única del oficialismo en que las ausencias del último comicio ahora se corrijan y casi todos vayan a votar opinando lo contrario del resto. Poco entusiasmo ante esa posibilidad.
Ni ganas de volver al país Scioli, menos al Gobierno. Prefiere el alabeo que desarrolla en Brasil, sonriendo un día con Lula, otro con Bolsonaro. Pobre embajador si aparece otro candidato. No se lo vio tampoco en el acto de Alberto y Máximo en recuerdo del finado Kirchner, a quien acompañó en su único mandato presidencial a pesar del maltrato e ignorancia de la pareja mandante.
Ni sabían que estaba en Buenos Aires. Una lástima: hasta podría haber encajado en el ritual mortuorio, en la encarnación de espíritus y que hablara el muerto –lo hizo a través de algún video– y, sobre todo, en el actual mensaje patriótico de los precios congelados. No olvidar que, en su período de kirchnerismo obligado, Scioli fue el autor de una frase famosa: “Con la comida no se jode”. Hasta las pintaban en las calles. Ideal hoy para Feletti & Cía, también para los perseguidores de pokemones agiotistas en las góndolas de los supermercados.
Ausencias radicales. Obvio, ni se le ocurrrió asistir a otro acto, con médiums mediante, el de los radicales en Ferro, gente que también vive de los despojos de otro presidente. Alfonsín, en este caso. Habló la súper estrella, Facundo Manes, quien perdió en las ultimas primarias pero igual confía alcanzar la Casa Rosada en el 2023 porque nació para ese destino: un hombre de fe.
No estuvo siquiera quien le ganó la interna y encabeza su lista, Santilli. Se olvidaron de invitarlo, como al resto de la coalición opositora. También ausentes personajes de la UCR que tuvieron responsabilidad en aquel primer acto de Alfonsín en una cancha de fútbol. Caso Enrique Nosiglia, de visita en Misiones.
Por no mencionar a otros de la Junta Coordinadora, los que quedan vivos de aquel emprendimiento que se realizó a pesar de que la CGT, para impedirlo, había llamado a un paro general.
Tampoco estuvo Martín Lousteau (en Catamarca), de otra filiación en aquellos tiempos, hoy convertido en rival del gobernador Gerardo Morales, impulsor de Manes por ahora, seguro próximo titular de la UCR, cargo clave en el partido al reves de lo que ocurre en el kirchnerismo.
El acto radical liderado por Manes contó con faltazos llamativos, o no tanto
A otro que se declaró en ausencia fue al cordobés Rodrigo de Loredo, futuro diputado y quizás el único emergente de interés del interior, si uno no incorpora a los mendocinos Suárez y Cornejo, tampoco cerca de Manes y Morales.
Casi no hubo cartelería previa y se olvidaron de un elemento característico en este tipo de actos: la entrega de boletas partidarias para la fecha electoral. Tal vez sean improvisados o era demasiada la sombra que les inspira Alfonsín al rememorarlo.
Igual son otros tiempos, otras personalidades, muchos creyendo que vivieron lo que no vivieron, todos enfrentados por la captura de la herencia política de los muertos. Porque de la otra herencia, en un caso no hay ni hubo una moneda, mientras en el otro han abundado en miles los allanamientos y nunca se encuentra un billete. Apenas escrituras. Alta volatilidad del papel moneda.