COLUMNISTAS
Defensora de Género

Seguridad, pobreza y derechos humanos

Casi la mitad de la infancia de nuestro país es pobre, y el 70% de los pobres son mujeres.

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Polémica. La ministra Patricia Bullrich ganó fuerza en el gabinete a partir del nuevo protocolo de seguridad. | twitter

Saludos: La ministra Bullrich ganó protagonismo con el protocolo de seguridad. En la foto de tapa del sábado aparece saludando a un pertrechadísimo sujeto con el mismo gesto canchero y cordial del presidente de Rusia, Vladimir Putin, con el príncipe de Arabia Saudita Mohammed bin Salman. Me dio un poquito de escalofríos.

En la foto interior, en cambio, aparece abrazando a dos mujeres de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, como una más, sorora y alegre. Cierran filas. En varias notas se alude a ella, se analiza su presente y su futuro: un momento de gloria. Confieso que las filas que espero que se cierren por fin en la sociedad son las que conducen al diálogo respetuoso, y todavía no veo cómo una fila llevaría a la otra.

Pobreza: en El Observador del sábado se comentan los preocupantes datos de estudios académicos, Indec, ONU y Unicef, sobre pobreza infantil. Con acierto, los autores –en masculino porque son todos varones– sugieren pensar de manera compleja (y no solo por niveles de ingreso familiar) un fenómeno que tiene componentes monetarios y no monetarios.

Aunque no se hace un análisis diferenciado por género, el hecho de que un determinante importante sea la calidad del empleo indica que la pobreza es más elevada en hogares monoparentales (en la mayoría de los casos a cargo de mujeres con sus hijos e hijas, trabajo informal, precario y mal pago, y carga de cuidado y doméstica).

Hace décadas que se habla de “feminización de la pobreza”, porque las principales víctimas son femeninas y porque ellas deben suplir la ausencia de políticas públicas de cuidado. El destino que tienen a la vista como proyecto de vida niños y niñas es diferente, y aunque es una política imprescindible no se soluciona con la Asignación Universal por Hijo.

Casi la mitad de la infancia de nuestro país es pobre, y el 70% de los pobres son mujeres. Es una urgencia social y una manda constitucional derivada de la Convención por los Derechos del Niño: la prioridad en todo superávit económico deben ser las políticas de infancia. Un poco de perspectiva de género allí, por favor.

El 63% de las jóvenes que trabajan en medios sufrieron algún tipo de acoso

Derechos humanos: el domingo, en víspera de los setenta años de la Declaración Universal de Derechos Humanos, El Observador dedica sendas notas de Alicia Pierini (ex secretaria de Derechos Humanos de la Nación) y Pierre Gignard (embajador de Francia en nuestro país).

La columna de Pierini señala los aspectos crueles de la colonización y evangelización que resultaron en brutalidad y esclavitud de los pueblos originarios, pero atribuye a algunos religiosos un giro humanista posterior. Reconoce a la gesta de mayo de 1810 una restricción cuando una elite se atribuye ser “el pueblo” sin contar "a los negros, ni a los indios, ni a los sirvientes y lavanderas, ni tampoco a los gauchos del interior". En realidad fueron explícitamente excluidos, y junto con ellos no solo las lavanderas sino todas las mujeres, todas, solo por su género.

Resalta Pierini el mensaje ecuménico del Papa y la humanidad que surge de mirar el mundo desde el lugar del Otro. El problema aquí es la Otra. Una Iglesia que por motivos dogmáticos no acepta mujeres en su cúpula practica la alteridad en un “nosotros” sumamente restringido.

El embajador Gignard, por su parte, atribuye a la fundante Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en Francia, proclamar la igualdad de todos los seres humanos ante la ley. En verdad la Declaración tuvo las mismas restricciones que nuestras revoluciones emancipatorias. Ninguna mujer era ciudadana. Y para aprender a callarnos, no hay mas que ver cómo acabó en la guillotina Olympe de Gouges por haberse animado a soñarlo.