SOCIEDAD
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“Ya recibí mensajes de otras mujeres que pasaron por lo mismo con Marino”

Al hacer la denuncia, Claudia Guebel no esperaba otra cosa que silencio. “Estoy acostumbrada al código de silencio, al estilo de la mafia, que tiene el partido. Tampoco existió sororidad: no tuve ni un llamado de las mujeres (diputadas) referentes”

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Claudia Guebel, la denunciante. “Ya recibí mensajes de otras mujeres que pasaron por lo mismo con Marino” | twitter Guebel

Al hacer la denuncia, Claudia Guebel no esperaba otra cosa que silencio. “Estoy acostumbrada al código de silencio, al estilo de la mafia, que tiene el partido. Tampoco existió sororidad: no tuve ni un llamado de las mujeres (diputadas) referentes”, dijo en diálogo con PERFIL y en tono de reproche.

“El único que se puso en contacto fue el diputado del PRO Daniel Lipovetzky. Me dijo que iba a hablar con Emilio Monzó y que le parecía bueno lo que propongo. Yo no solo busco justicia sino que esto sirva como bisagra para las más jovencitas que quieren dedicarse a la política. Que las madres ya no tengan miedo de entregar a sus hijas a las fieras”, manifestó.

Luego de que su caso trascendiera en la prensa, la politóloga comenzó a recibir mensajes de respaldo pero también otros testimonios similares al suyo. “Recibí mensajes de mujeres que pasaron por la misma situación en la misma oficina”, puntualizó. Guebel, que trabaja en el Congreso hace 17 años, espera que su reclamo genere “una ola de denuncias” en ese ámbito: “Hay que cortar con los códigos mafiosos y desterrar la visión machista, de un hombre superior que domina, y la cosificación de la mujer en la política”, agregó.

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“El mundo cambió, evolucionó, y esta gente sigue repitiendo patrones del siglo XIX y de los clubes de caballeros. Hay que modernizarse y hay que ser honesto. La sociedad está pidiendo transparencia. En su puesto, Marino creyó que puede disponer de una amante, una cocinera y de una esposa... ¿de qué más quiere disponer? Tiene que darse cuenta de que es un mortal que tiene que cumplir con el rol que le asignó la sociedad, y para lo que se le paga un sueldo, no para cometer fechorías”, dijo.  

¿Por qué cree que no fue respaldada por sus colegas de la Cámara alta? “Hay un código implícito de encubrimiento, el mismo por el que se tiene miedo de denunciar. El miedo es quedarte sin trabajo. Es como si tuvieras que pagar un permiso sexual para poder trabajar”.

En ese sentido, rescató las palabras de Federico Pinedo, quien ante la denuncia dijo que “en ningún caso vamos a hacer una protección corporativa a uno de los nuestros”. “Si hay un tipo que se porta como un cerdo, tiene que compadecer ante la Justicia”, agregó Guebel. “Mi denuncia también tiene que ver con la transparencia, con dejar de ocultar lo que sucede. Deberían poner cámaras en los despachos”. “Ninguna de las diputadas se comunicó conmigo. Pero más me preocupa la ausencia de respuestas institucionales ante el abuso. Le pido a Mauricio Macri que lidere el cambio que la sociedad está pidiendo a gritos”.

El eco que no encontró entre sus pares lo halló en la Justicia. “El fiscal (Carlos) Stornelli hizo una brillante tarea”, destacó. Ahora la causa está en manos del fiscal Federico Delgado y el juez federal Ariel Lijo. “Estoy esperando que me llamen, voy a ratificar y ampliar mi denuncia”, adelantó por último.

Detalles de la causa contra el pampeano

La justicia federal decidirá en las primeras horas de la próxima semana si impulsa la investigación contra el senador pampeano Juan Carlos Marino, acusado de abuso sexual contra una empleada del Congreso. Ayer a última hora de la jornada judicial, la presentación, que fue realizada en la fiscalía de Carlos Stornelli, llegó al despacho de su par Federico Delgado. Es precisamente él quien deberá decidir si requiere la instrucción del caso y pide una batería de medidas al juez del caso, Ariel Lijo. La acusación fue realizada por Claudia Mabel Guebel, una politóloga de 52 años, quien también apuntó a un colaborador del senador. La mujer se presentó espontáneamente ante Stornelli, donde se le tomó declaración y luego se envió el caso a sorteo. Allí explicó que recibía mensajes: “Preparate, que voy a tu casa.” Me enviaba videos alusivos al sexo”, agregó. “Quiero aclarar que yo no tenía vínculo alguno con él, ni de confianza ni de amistad”, detalló. Y luego denunció, entre otras cosas, que en una ocasión, “una vez que nos encontramos solos directamente me toco los pechos, y me preguntó cuándo íbamos a tomar un café, me dijo que aguardara su llamado que en cualquier momento nos veíamos”.