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unicaba ii

Un proyecto que sólo es un eslogan marketinero

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Unicaba. “Fue una fuente inagotable de debates”, dice la autora. | Pablo Cuarterolo

El jueves pasado en la Legislatura los diputados del Pro en soledad votaron por el proyecto que crea una universidad para la Ciudad de Buenos Aires.
No es la primera vez que esto sucede, cada vez más seguido logran “unir” a la oposición. Tal es el caso de la última modificación al Código Penal Procesal o en la venta de los terrenos del Tiro Federal o con la última ley que regula a los profesionales de la salud. Aunque en esta última sumaron los dos votos del bloque de Evolución.
 Desde el inicio, la creación de la universidad Unicaba fue una fuente inagotable de debates y discusiones. Pobre de argumentaciones, sus fundamentos no lograron dar cuenta de la necesidad de su creación ya que en la Ciudad no es que faltan altas casas de estudios. Más aún, muchas de ellas son formadoras de los profesores que trabajan en las escuelas porteñas. Este proyecto solo podía sostenerse si no se discutía. La ausencia de canales sistemáticos y orgánicos de participación de los diversos sectores de la comunidad educativa fue la señal más clara de la debilidad de la propuesta.
El jueves 22, el bloque de los diputados de Vamos Juntos enfrentaron solos esta votación. Con magros discursos que apelaron a viejos diagnósticos y normativas trataron de construir argumentaciones. Se hizo hincapié en la evaluación y se enfatizó la necesidad de construir información confiable. Estas afirmaciones ponen en duda el funcionamiento del Instituto de Evaluación que en el 2014 esta misma gestión creó. Adornan sus discursos sobre la universidad de la mano de palabras como la jerarquización, la valorización y mejora de la formación docente. Seguramente, ya está circulando un spot para “explicarnos el porqué” de esta decisión.
Sin embargo, entre sus argumentos alegan la participación de la comunidad educativa en la Comisión de Educación de la Legislatura de la Ciudad. Durante casi un año, se montó un simulacro. En cada una de las reuniones, cada uno de los profesorados exponía sobre un aspecto y “enseñaba” a los diputados las características, la historia, las particularidades de las instituciones formadoras. No solo describían las modalidades y los planes de estudios de cada uno de las 29 unidades educativas estatales, 16 de las cuales se fundaron entre 1880 y 1920 y ocho de las cuales fueron creadas por esta misma gestión, sino que expusieron las estrategias institucionales para los casi 27.500  estudiantes que todos los días acuden a algún profesorado.
Durante todo el año 2018, los diputados de Cambiemos estuvieron presentes en las reuniones de comisión, pero ninguno de ellos, salvo el presidente de la misma, tomó la palabra para fundamentar su posicionamiento o invitó a algún especialista que pudiera dar cuenta de tamaña decisión. Por eso, en la sesión del 22 llamó la atención que algunos de ellos hablaran para respaldar la postura del oficialismo. Entre discursos confusos, leídos o aprendidos de memoria, intentaron argumentar ante los diputados opositores y un reducido público que había sido autorizado para presenciar el debate. Un intento que demostró que no sabían muy bien por qué votaban lo que votaban o, para peor, que poco les importaba lo que estaban haciendo.
No pudieron dar cuenta de las fuentes de financiamiento de la nueva universidad, ni de los fundamentos orientadores ni de los estudios de factibilidad presuntamente realizados.
Cuesta creer que pueda haber tanta precariedad, inconsistencia y tan escasa participación de los actores involucrados y tan poco trabajo interdisciplinario, nada más y nada menos cuando se trata de la formación de los maestros y profesores.
Aunque Cambiemos nos tiene acostumbrados a enmascarar sus devastadoras políticas detrás de eslóganes marketineros, que no otra cosa es el proyecto Unicaba.

*Magíster en Educación, asesora en la Legislatura de la CABA, ex ministra de Educación CABA (2003/2006)