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UN PAIS EN SERIO

Un Sol (Pérez) para los chicos

Debatir un modelo de Argentina para el futuro no es privativo de supuestas mentes iluminadas.

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. | captura de pantalla

Estoy encerrado en mi oficina, con el aire acondicionado en 19 grados y mirando alternativamente la computadora y la televisión. En realidad, miro la tele mientras escribo, cuando entra Carla, mi asesora de imagen, dando un portazo.
—¿Qué hacés, además de generar una cuenta de luz que te va a costar un par de órganos? –pregunta, mientras se sienta y pone sobre mi escritorio un recipiente de plástico con una ensalada.
—Estoy preparando mi columna política –respondo.
—Ah, ¿sí? –dice Carla mientras le pone sal y aceite a la ensalada–. ¿Y sobre qué rosca electoral pensás hablar hoy? ¿La cumbre entre Massa y Lavagna? ¿La pelea entre el PRO y la UCR tras las PASO en La Pampa? ¿El desfile al Instituto Patria?  ¿La foto peronista en La Matanza?  
—Justamente, prefiero pasar de eso y centrarme en quienes miran más allá, en quienes piensan un proyecto de país a futuro –explico–. Por eso me  puse a mirar un debate de ideas y dejar la rosca de lado.
—¡Excelente! ¿Y qué estás mirando?
—Un debate entre dos modelos de país –comento–. Por un lado, el liberalismo más extremo, el logro individual por sobre todo y el Estado en su mínima expresión; por el otro, la injerencia estatal para lograr una mayor igualdad social, con fuerte participación en salud y educación.
—Me parece muy bien, la vieja grieta de la historia argentina y, al mismo tiempo, algo central si queremos construir un futuro –dice Carla mientras come lechuga, zanahoria y pepino–. ¿Y quiénes están debatiendo?
—Javier Milei y Sol Pérez, en NET TV.
—Me pareció excelente –dice Carla–.  ¿Por qué una persona común no puede hablar de economía, si a todos nos afecta el bolsillo? ¿Por qué una mina con buen culo no puede leer sobre política o economía? Bravo por Sol Pérez.
—Me encanta Sol Pérez –digo y hago una pausa, pensando en lo que acabo de decir–. Me refiero a sus ideas sobre la economía y la sociedad.
—Además, en un país donde la muerte de Natacha Jaitt se considera un magnicidio y donde hay gente que la compara con el fiscal Alberto Nisman, ¿por qué no puede ser Sol Pérez la máxima representante del pensamiento keynesiano?
—¿Creés que en mi columna política tengo que poner algo sobre la muerte de Natacha Jaitt? –pregunto–. Porque por lo que decís, vendría a ser algo así como una Niswoman.
—Hacé lo que quieras –responde Carla–. Pero si vas por esa vía, yo te aconsejo que antes averigües cómo murió Nisman. Y para eso, antes vas a tener que averiguar cómo murieron Carlos Menem Jr., Alfredo Yabrán, Juan Duarte, Mariano Moreno… y podría seguir, mirá que la lista es larga.
—No, está bien, mejor hablo de la campaña electoral.
—El Gobierno está fuerte –afirma Carla–. Subió un poco el dólar, aumentan las tarifas, la inflación sigue por las nubes, pero logramos venderle limones a la India.
—¿Limones? –me sorprendo–. Eso no parece ser una lluvia de inversiones.
—Y, si vas a la India y los invitás a invertir en Vaca Muerta, es complicado. Es como ir a Israel y decirles que inviertan en la Fiesta del Lechón Artesanal.
—¿Decís que el Gobierno está mandando fruta? –pregunto.
—No sé si mandando fruta, pero sí está haciendo cualquier verdura, reprimiendo a los pequeños productores. ¿O de dónde creés que salió esta ensalada?
—¿Qué culpa tiene el tomate? –pregunto–. ¿Y el morrón?
—Un verdadero berenjenicidio. Pero encima, la cosa siguió. Porque se llevaron presos a dos fotógrafos que estaban cubriendo una marcha en Plaza Congreso. ¡Dos fotógrafos! Uno de ellos, el que sacó las fotos más difundidas del “verdurazo”.
—¿No está un poco en contra de la libertad de expresión meter presos a dos fotógrafos que están laburando?
—Sabés que ahora que lo decís…
—¿Y todo esto no puede jugarle en contra al Gobierno en octubre? –pregunto.
—Depende –explica Carla–. Si no aparece una figura que logre aglutinar a toda la oposición, que logre crear alguna esperanza en contra de estas medidas, va a ser difícil.
—¿Y cómo debe ser esa figura?
—Tiene que ser alguien con carisma, que tenga un discurso de inclusión social, de redistribución de la riqueza, que genere esperanza, que esté más allá de la grieta, que no tenga identificación con ninguna construcción política del pasado, que tenga un alto nivel de conocimiento, muy popular y preferentemente que sea joven y mujer.
—Parece imposible –digo.
—No sé si imposible, pero no va a ser fácil.
—¿Qué es lo que no va a ser fácil?
—Convencer a Sol Pérez de que acepte ser candidata –concluye Carla.