COLUMNISTAS
Hartazgo

Una fuerza social desconocida

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Sorpresa. Después de que Milei lo insultó, el Papa lo llamó. | AFP

El voto peronista colocó a Sergio Massa primero en las PASO. Y una nueva fuerza social le dio a Milei el triunfo final en el balotaje.

Un furioso huracán sacudió las urnas y las llenó de votos, a favor de un  casi ignoto candidato de convicciones ocultistas, que defiende un liberalismo extremo.

¿Podemos pensar que eso es lo que piensa la mayoría de la población? La  respuesta inmediata es que NO. ¿Y entonces?

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Se trata de algo nuevo y sorprendente, de una implosión social inesperada y contundente, porque decidió sí o sí los futuros cuatro años que siguen al actual estado de crisis extrema. Nos dice cómo hay que salir y con quién.

Los analistas de este proceso electoral piensan que se trata simplemente de un voto de rechazo al gobierno, que a su vez es el punto final de todo un proceso extenso de hegemonía kirchnerista. El hartazgo con la situación económica y política (40% de pobreza, 150% de inflación, juventud que se exilia) convertido en corriente que halló su escape en las elecciones, llevó al triunfo de Milei. No se habría votado a favor de él, sino contra años de mal gobierno que nos llevan a una crisis.

Parecería que las postulaciones positivas del candidato no importaron en el hecho de hacerlo vehículo de una protesta.

La fuerza social desconocida, que nadie visualizó antes de la elección, son los votos de Milei que cubrieron toda la geografía del país, hasta los rincones más lejanos, y que incluso en la simbólica provincia de Buenos Aires, donde perdió, fue por un 1%, casi un empate.

Dice un prestigioso comentarista político: “Ningún otro candidato a presidente tuvo a su favor en la historia nacional, como Milei, más de 14 millones de votos”. Es mucho decir de un outsider que conversa con su querido perro fallecido y cuyos adláteres reivindican la dictadura militar de los 30 mil desaparecidos. Es algo insólito que pudo expresar mucha bronca y mucho dolor, pero que nos crea una situación angustiante. Es un curioso fenómeno social muy peculiar, que hasta sorprendió al Santo Padre porque Francisco, a quien Milei había insultado groseramente, lo llamó rápidamente por teléfono y, perdonado, le hizo alguna recomendación. (Tal vez se deba a que si piensa venir, es mejor tener buena relación con las autoridades).

Si los votos no fueron a favor del neoliberalismo (para usar una fórmula), se optó por ir hacia lo desconocido. Milei fue el pozo negro elegido para salir de esta situación, pero sin saber hacia dónde nos lleva el nuevo camino. Esto es un estado extremo de desesperación. Pero esa desesperación lleva al neoliberalismo a  dirigir el país.

Pero hay una postulación de Milei que sí prendió como positiva: la crítica severa contra la clase política, a la que caracterizó como La Casta, responsable del mal gobierno y del saqueo del país. Ahí colocó a todos los dirigentes políticos y la mayoría del país le dio la razón.    

En todo el proceso de la elección tuvieron decisiva importancia los principales dirigentes de la derecha argentina, que son Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Bullrich le traspasó expresamente sus votos de las PASO, y Macri apareció como un garante de la seriedad del candidato, que había formulado declaraciones alocadas. Aunque es verdad que, tal vez, se lo votó más por esas declaraciones (la clase política es ladrona y causa de la decadencia, hay que terminar con ella) y no por la garantía que pudiera ofrecer un fracasado expresidente.

Hubo un brusco cambio de orientación cultural que nos desorienta, y tenemos que saber a qué corriente de la intrahistoria argentina pertenece. Y confirma algo que nos enseña la realidad de América Latina: el progresismo no tiene derecho a gobernar mal, porque nada puede justificar la pobreza de la población pobre, de “los grasitas” de Evita, en la Comunidad Organizada.

Ahora tenemos un incierto futuro.

*Poeta y crítico literario.