Con esfuerzos discursivos y apoyo financiero internacional (la Corporación Financiera Internacional otorgó préstamo por US$ 300 millones) la Provincia salió en los últimos días a marcar la cancha y llevar un mensaje de fortaleza afirmando que, pese al escenario nacional, el plan de obras en marcha no se modifica. Osvaldo Vottero, titular de Vialidad Provincial, fue uno de los alfiles que salió a garantizar las obras viales en marcha. Y que no revisaron las obras anunciadas, pero no iniciadas. Hasta ahí la posición y la información oficial. El panorama tiene otra lectura si se consulta a los contratistas privados. PERFIL CORDOBA habló con empresarios del sector que, off the record, pintan un escenario alejado de la inmunidad de las finanzas públicas que brindan las autoridades.
Discurso y realidad. En contraste con las afirmaciones del titular de Vialidad Provincial, los empresarios dan cuenta del panorama de incertidumbre que enfrentan. Afirman que ya se suspendieron licitaciones no lanzadas, lo que afectará la actividad en el mediano y largo plazo y tras eso, la salud financiera de las empresas. “El discurso oficial es que todas las obras en marcha siguen y está asegurado el financiamiento. Pero la realidad es que ya se empezaron a suspender las licitaciones y obras nuevas. Por caso, se suspendió la obra de los ministerios del Centro Cívico y no tiene nueva fecha de apertura. También se dieron de baja dos acueductos en Punilla. Se habían venido postergando y se suspendieron”, cuenta un empresario de la obra pública local. Remarca, además, que hoy las empresas tienen carga de trabajo, pero el panorama hacia adelante es, cuanto menos, incierto: “Tenemos contratos de obras para entre seis y ocho meses y luego se va a complicar, va a ser difícil reponer contratos. Se consiguió crédito internacional, pero hay señales preocupantes. La baja de licitaciones es una. Y otra es que ya empezaron los llamados para bajar el ritmo de las obras. Todo implica pérdida de actividad, menos consumo, menos cemento”. Otro empresario completa: “Las empresas proyectamos el trabajo en función de las licitaciones a las que podamos acceder. Si hoy se suspenden licitaciones, el año que viene no tenemos contratos y menos trabajo. El vacío de fuentes de trabajo o la caída de la actividad estará ahí”.
Gas y rutas zafan. En este contexto hay obras que aparecen como intocables, algo que también se refrenda desde el sector privado. Los gasoductos troncales y las obras de gas en el interior no se resentirán, al igual que las obras viales que la Provincia tiene en marcha, con el anillo de Circunvalación como destacada. Pero los empresarios descuentan que las obras de mediana envergadura del interior provincial son las más vulnerables y proclives a caer en un proceso de redefinición.
Costos sin freno. Hay un punto que carcome la salud financiera de las empresas pero que sí ha sido contemplado por los funcionarios provinciales. Al menos en principio. El incesante incremento de costos, lo que obliga a entrar en procesos de redeterminación de precios con mayor celeridad. Con todo, y pese al reconocimiento en los aumentos de los insumos, las certificaciones que definen las diferencias entre lo presupuestado inicialmente y lo cobrado conforme avanzan las obras sigue siendo un talón de Aquiles para las proveedoras estatales: “El proceso de certificación de incremento de costos demora como mínimo seis meses y hasta cobrar esa diferencia puede pasar un año. Es un tema serio, porque nos desfinanciamos”, cuenta un proveedor local.
Municipios afectados. Con pocos recursos propios para llevar adelante obra pública los municipios dependen casi con exclusividad de acuerdos y envíos de Provincia o Nación. Así, lo que pasa con la obra pública municipal es casi un espejo de lo que sucede en los estamentos superiores: “Si la Provincia afloja las transferencias aflojan las obras municipales. Incluso se frenan antes. (El intendente) Mestre también tiene un problema con la Nación, no le mandan la plata comprometida o se la mandan tarde. Hay obras con bastantes problemas. Pero no puede salir a gritarlo porque es la Nación”, señala un referente de la obra pública.
Los PPP ayudan, pero no salvan
Una de las herramientas que más expectativas está generando para la concreción de obras públicas es el esquema de Participación Público-Privada, muy exitosa en la región y en países vecinos. Entre lo más destacado de este instrumento se propone que el financiamiento para proyectos de envergadura sea canalizado por la propia firma constructora. Ya se licitaron seis sistemas viales, pero desde el sector privado también hay dudas sobre sus bondades: “Esto no puede venir a reemplazar la obra pública porque no alcanza. Y hay que ver cómo y cuándo se arranca, porque no son simples los contratos financieros que demandan. Pueden ayudar, pero esto no va a suplir una caída fuerte que se prevé en la obra pública”, dicen los empresarios.