En los años ‘90, las telecomunicaciones argentinas habían tomado un enorme impulso a partir de nuevas tecnologías, inversiones y servicios. La rápida recuperación de la telefonía fija, el crecimiento de la telefonía móvil, el lanzamiento del primer satélite de telecomunicaciones y las redes de fibra óptica e inalámbricas, motorizaban una enorme nueva ‘industria’, que hoy se llamaría TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
En esos años, Israel ya se estaba consolidando como un líder tecnológico mundial. El gobierno de Israel, a través de su Ministerio de Telecomunicaciones, me invitó, en mi calidad de Secretario de Comunicaciones, a visitar la Segunda Muestra Internacional de la Industria de Telecomunicaciones, que se realizaba en noviembre de 1998.
Las empresas israelíes de todo tipo de tecnología presentaban sus productos de avanzada en ese país, que ese año había logrado la mayor penetración de telefonía móvil del mundo en razón de los permanentes atentados terroristas que sufría. Todos los padres, madres, esposas y esposos querían, después de un atentado, saber rápidamente cómo estaban sus seres queridos. En ese momento, Israel contaba con 5.9000.000 habitantes y ya había 2.200.000 celulares.
La ministra de Telecomunicaciones, la líder política Limor Livnat, que luego sería ministra de Educación, nos acompañó a la feria para mostrarnos el despliegue de empresas tecnológicas locales e internacionales, que era impresionante.
En el marco del viaje, y en virtud de las extraordinarias relaciones entre Argentina e Israel, fui invitado a un encuentro con el por entonces líder de la oposición laborista, exprimer ministro y luego finalmente presidente de Israel, Shimon Peres. Peres, uno de los grandes líderes de Israel y ya Premio Nobel de la Paz por los acuerdos de Oslo, tenía mucha curiosidad por saber sobre Argentina, sus avances en telecomunicaciones y software.
Analizamos esos avances y cómo complementar a nuestros países. El bautizo de Israel como una ‘Nación Startup’ se debió a emprendimientos por parte de jóvenes israelíes, que a edad muy temprana hacían el servicio militar de dos años, entraban en contacto con las mayores innovaciones tecnológicas que su país tenía para su defensa y muchos de ellos salían de esa etapa convertidos en fundadores de empresas exitosas.
A Peres le dio además curiosidad mi visita a Palestina, ya que sabía que Argentina apoyaba con determinación el proceso de Paz de Medio Oriente. El líder israelí, que tenía un compromiso de vida con la paz, se interesó mucho por las acciones que Argentina estaba llevando adelante en Palestina, particularmente por la presencia de los Cascos Blancos, la organización internacional que nació por iniciativa del presidente (Carlos) Menem de apoyo a situaciones civiles de catástrofes o de subdesarrollo. Luego me reuní con la viuda del exprimer ministro Yitzhak Rabin, asesinado en un acto público mientras defendía el proceso de paz con Palestina. Leah Rabin, una de las más destacadas líderes de la sociedad civil de Israel, estaba muy interesada en el hecho de que Argentina, país que es un crisol de razas ya en él que conviven descendientes de judíos y árabes, tuviera un protagonismo apoyando el desarrollo de Palestina.
Luego de una visita a Palestina –a Ramallah, una de sus capitales administrativas–, prometimos al ministro de Comunicaciones de Palestina, Imad Al Faluj, el mayor apoyo para el equipamiento informático de las comunidades locales. De allí surgió una donación de 15 centros tecnológicos comunitarios para Belén, Gaza, Nablus, Ramallah, Al Bireh y Jericó, y el apoyo del Correo Argentino para el desarrollo del nuevo correo palestino. En ese momento, ya estaban instalados en Palestina tres importantes entrenadores argentinos organizando el seleccionado de fútbol y otros deportes, cumpliendo una gran tarea, al igual que veterinarios y arquitectos apoyando el desarrollo urbano de las ciudades palestinas.
Argentina, en la Conferencia de Donantes para la Autonomía de Palestina, que se realizó en Washington, puso en conocimiento a Israel, a Estados Unidos y a la Unión Europea, que apoyaríamos este inicio del acceso al mundo de la tecnología por parte del pueblo palestino.
El equipo argentino de telecomunicaciones se instala en Tel Aviv y en Ramallah.
Un eficiente equipo de técnicos argentinos de la Secretaría de Comunicaciones se instaló en Palestina para poner a punto todo el equipamiento informático donado, que incluía PCs, impresoras, cámaras fotográficas digitales, software en árabe y en inglés y demás periféricos, lo que entusiasmó de sobremanera a los técnicos palestinos.
Los equipos donados estaban ubicados en las oficinas del Correo Palestino, todos en lugares centrales. En mayo de 1999 regresé a Israel y Palestina para inaugurar los Centros Tecnológicos que Argentina donaba. Asimismo, merced a un trabajo conjunto entre Estados Unidos y Argentina, se había logrado que la Unión Internacional de Telecomunicaciones aprobara un prefijo telefónico internacional específico para Palestina, que hasta ese momento utilizaba el de Israel. Era un símbolo de autonomía.
En ese viaje de inauguración, y conjuntamente con el gabinete del presidente Yasser Arafat, inauguramos tres centros tecnológicos comunitarios en un día (Al Bireh, Ramallah y Belén). Al atardecer, el presidente Arafat me invitó a visitarlo en su oficina de la Franja de Gaza, donde nos recibió con gran cordialidad agradeciendo el gesto de Argentina: los centros tecnológicos, los deportistas enviados, los veterinarios y arquitectos y la impresionante sede de la flamante embajada de Palestina en Buenos Aires, que el estado argentino había donado por una decisión del presidente Menem.
Muy emocionado Arafat con Argentina, y sabiendo que Shimon Peres y la viuda de Rabin apoyaban este gesto de nuestro país, nos despidió con gran amabilidad. Al regresar a Tel Aviv desde Gaza, le pregunté al ministro palestino Faluj si los demás países árabes los apoyaban en esta etapa. Él me miró, y muy bien recuerdo esa mirada triste, y me dijo: “Muchos de esos países solo ayudan a Palestina cuando está en guerra con Israel. Pero ahora que estamos en paz y queremos desarrollarnos, no nos apoyan; por eso es tan importante el apoyo de Argentina”.
La interminable crisis de Oriente Medio, y el conflicto israelí-palestino que aún sigue sin resolverse, estuvo muy cerca de llegar a una paz duradera. El asesinato de Yitzhak Rabin y la muerte de Arafat, entre otros hechos, minaron lo que parecía un avance sólido y serio. Y la aparición de Hamas gobernando Gaza hizo y hace imposible un diálogo de confianza para lograr la paz con el derecho de Palestina a un estado y el derecho de Israel a fronteras seguras y pacíficas.
Mientras tanto, tenemos el honor de haber hecho un aporte.
(*) Exintendente de la ciudad de Córdoba.