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Cámaras de seguridad delatan a policías que detuvieron automovilista

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CONTROL POLICIAL. Fueron claves los domos para conocer cómo fue el proceder de los uniformados en Cañada y Bv. San Juan. | Cedoc Perfil

Que una persona imputada termine sobreseída está dentro de lo previsible, pero que sus acusadores terminen investigados es un paso más allá de lo que procuró, incluso, su defensor.

Ocurrió en Córdoba. El 14 de noviembre del año pasado por la noche, Emir Natel conducía su vehículo Chevrolet S10 por Marcelo T. de Alvear cuando en la esquina de Bv. San Juan fue interceptado por dos policías, quienes le ordenaron bajar.

Según las novedades comunicadas por los uniformados, primero se negó pero luego se bajó y terminó detenido por resistencia a la autoridad. Lo condujeron a la Comisaría 1ª, lo desnudaron, le colocaron esposas y, según él mismo relató, le golpearon la cabeza contra la pared mientras el policía le decía: “Yo soy la ley”, entre otras amenazas. Al día siguiente recuperó la libertad pero a sus pertenencias recién pudo obtenerlas a los cuatro días. Cuando por fin se las entregaron notó que faltaban el DNI y la tarjeta azul del auto.

La causa pasó a una Fiscalía de Instrucción, donde se incorporaron pruebas y testimonios. En el proceso penal, Natel fue defendido por el abogado Rodrigo López Tais. Finalmente, el fiscal pidió el sobreseimiento total del joven al considerar que no había tenido un actuar violento ni resistente hacia los policías que lo controlaron aquella noche. Para confirmar la decisión intervino el juez de Control Juan Manuel Fernández López, quien analizó más detalladamente la situación.

Advirtió que uno de los elementos incorporados como prueba, fueron las imágenes grabadas por los domos ubicados en el sector donde se realizó el control policial. La secuencia no solo desmintió lo narrado por los efectivos que participaron del procedimiento y dejaron escrito en el libro de novedades, sino que devolvió otra historia. En realidad, según lo que revelaron esos videos, cuando Natel recibió la orden de detener el vehículo, se puso a un costado, se bajó y el policía le colocó la cara sobre el capot del auto con violencia, al punto que le rompió un diente.

Quedó en claro que no se resistió a la orden policial, que no actuó con violencia en contra del personal que lo detuvo y que, por el contrario, fue él quien recibió malos tratos durante el operativo en la calle y luego en la celda de la comisaría. El magistrado dictó el sobreseimiento del joven pero fue más allá. También decidió correr los antecedentes del personal policial para que el fiscal investigue la posible comisión de delitos.