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CóRDOBA
El humor al poder

Cansado de descansar

1-11-2020-Logo Perfil
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Como habrá advertido la comunidad de lectores que sigue esta columna semana tras semana, me tomé unos días de vacaciones. Para descansar de verdad, recorrí la geografía provincial en busca de lugares donde no tuviera señal de teléfono, aunque si ese era el objetivo, me hubiese salido más barato pasar el verano subiendo y bajando en el ascensor del edificio donde está mi oficina. No obstante, aproveché la ocasión y ofrecí mis servicios de asesoramiento de imagen a algunos municipios serranos, que en procura de atraer al turismo hasta habrían intentado hackear a Google Maps para que condujese a todos los viajeros en dirección a su localidad.

No tuve demasiada suerte. En Villa General Belgrano no me entendieron cuando les recomendé que pasaran a llamarse “Villa General Vegano”, para así captar a los visitantes que han eliminado de su dieta los alimentos de origen animal. Tampoco atendieron en La Falda mi solicitud de que cambiaran de nombre la cascada de El Chorrito, para que los turistas no huyeran despavoridos cuando escuchaban el sonido de una moto arribando al lugar. Menos aún comprendieron en Capilla del Monte mi sugerencia de que invitaran a Lindsay Lohan al cerro Las Gemelas. Y en Las Rabonas ni se molestaron en considerar mi consejo para que declararan ciudadano ilustre al Bichi Borghi.

Relajado por el receso veraniego pero con la desazón de haber tenido menos suerte que Pepe Argento, emprendí el regreso al hogar, no sin antes consultar al COE para realizarme un testeo. Tras el viaje, me pareció pertinente que me controlaran por las dudas me hubiese contagiado, así que desde el organismo oficial enviaron un facultativo a mi domicilio. Me llamó la atención que en vez de un estetoscopio trajera una servilleta atada al cuello, pero me explicó que justo lo había agarrado almorzando. Extrajo un hisopo y lo alcancé a detener justo cuando se lo estaba por introducir en su propia oreja. “Es la costumbre”, me dijo. Antes de retirarse, me aclaró que por ahí andaban diciendo que era un médico trucho, pero que eso no era cierto. Y para probarlo me exhibió su título universitario, firmado por un tal Henry Jekyll.

Todavía no había logrado asentarme en mi retorno a la rutina laboral, cuando un fuerte cimbronazo me sacudió a primera hora del viernes pasado, mientras intentaba enviar un sticker de la Mona con el gesto de “bien ahí”, aunque por el temblor terminé mandando uno de Micky Vainilla haciendo un corazoncito con los dedos. Al rato me enteré de que había habido un sismo en Tanti, pero en un primer momento creí que el ruido se debía al resquebrajamiento de la unidad peronista en Córdoba, que por ahora parece más lejana que la pobreza cero.

También se oyen ruidos sordos en la interna radical, donde hay quienes insisten tanto en “bajar la liga” que más bien parecen novios en la noche de bodas. En realidad, se refieren a la Liga Sumar, que se ha obstinado en dirimir las diferencias intestinas a través de elecciones, en tanto el oficialismo llama a la “unidad partidaria” mediante argumentos que sonarían razonables, si no fuera porque quienes los enuncian concurrieron en listas divididas a los comicios de 2019. Es como invitar a Drácula a comer un asado y que se queje de que la carne está muy jugosa.

Lo cierto es que, en el comienzo de un año electoral, la única campaña que está lanzada a pleno es la de los candidatos a presidente de Belgrano, quienes en la búsqueda de conseguir referentes celestes que los respalden ya estarían pensando en convocar a exjugadores de la Selección de Uruguay, del Nápoli y de Temperley, además de delegados de los servidores urbanos de la Municipalidad de Córdoba, cuyas pecheras son del mismo color que la casaca del club de Alberdi. Armando Pérez teme que el Luifa Artime se la clave en el ángulo y el ídolo pirata tiene miedo de que el empresario le haga olfatear el perfume de la derrota, en tanto los socios se conforman con que al menos sus nietos lleguen a ver una copa en la vitrina.