El pasado 6 de mayo HBO lanzó Chernobyl, la serie que narra los hechos ocurridos en abril de 1986 en la central nuclear de Pripyat (Ucrania), en ese entonces territorio perteneciente a la Unión Soviética. La propuesta televisiva se transformó en furor y millones de televidentes de todo el mundo siguieron apasionadamente la historia que cuenta cómo una prueba fallida en el reactor de Chernobyl provocó que Europa viviera la peor catástrofe nuclear de su historia, la cual dejó miles de muertos y un número mucho mayor de personas que padecieron, padecen y padecerán distintos tipos de afecciones y de cáncer como consecuencia de las altas radiaciones a las que fueron expuestos. A la distancia, en Córdoba hubo un grupo de personas que se interesó por lo que ocurría en aquellas tierras distantes y colaboró para poder salvar a niños afectados por la explosión del reactor “Vladimir Lenin”.
Historia. En la zona en la que se ubica Pripyat, localidad cercana a Kiev y a la frontera con Bielorrusia, se encontraba radicado desde hacía muchos años un importante número de personas pertenecientes a la colectividad judía, grupo que sufrió a lo largo de la historia embates de los principales líderes comunistas, así como también del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, datos que la propia serie cuenta. Lo que no cuenta es que en la Unión Soviética no todas las zonas les eran permitidas para asentarse a los judíos. Justamente, en zonas cercanas a la localidad de Pripyat sí lo era. Por eso en momentos de la tragedia nuclear de Chernobyl la comunidad judía sufrió de manera drástica las funestas consecuencias de la explosión. A miles de kilómetros de allí, el rabino Menajem Mendel Schneerson, líder de la comunidad Jabad Lubavitch, con sede central en Brooklyn (Nueva York) decidió llevar adelante una campaña denominada ‘Los Chicos de Chernobyl’, con el objetivo de trasladar a niños desde zonas de Rusia en las que aún la radiación era muy alta para que pudieran tratarse en Israel. En pos de este objetivo, el rabino Rabbi Yossie Raichik comenzó a recorrer el mundo en busca de ayuda financiera y uno de sus destinos fue Córdoba en 1993, poco más de seis años después de la explosión nuclear y con los resultados catastróficos que recién comenzaban a asomar tras la disolución de la Unión Soviética. En estas tierras fue recibido por un grupo de cordobeses que se reunieron en barrio Cofico, preocupados por la situación de los pequeños ucranianos, con el objetivo de interiorizarse sobre el tema y poder aportar desde aquí recursos para los tratamientos de salud de ese grupo de niños. La mesa estuvo coordinada por el rabino Yossi Turk y se realizó en el domicilio de Rodolfo “Rudy” Eiben, quien no solo prestó su casa sino que fue uno de los principales benefactores. Participaron en esa reunión unos 20 cordobeses quienes en tiempos donde no había Internet y las noticias corrían con menor celeridad que en la actualidad, pudieron tomar dimensión de lo que había ocurrido. “Fue muy emocionante participar de este proyecto”, contó Eiben a PERFIL CORDOBA. “En su momento me enviaron una foto del niño que se había salvado gracias a nuestra ayuda, pero extravié esa imagen al mudarme a Buenos Aires. La tengo muy presente en mi mente a esa foto”, sostuvo. “Fue una cuestión humanitaria, un accidente nefasto para la humanidad toda y desde Córdoba intentamos colaborar con nuestro granito de arena en medio de semejante tragedia”, completó.
Tres mil niños asistidos. A través de este proyecto surgido en Brooklyn y del que Córdoba fue parte, tres mil niños arribaron a Israel donde aún reciben tratamientos para evitar o sobrellevar distintos tipos de cáncer de tiroides y leucemias, las enfermedades más frecuentes que dejó en los infantes la exposición a las radiaciones de Chernobyl. Elimelej Raichik, hijo del rabino líder del proyecto quien falleció en 2008, también dialogó con este medio y consideró que “Argentina fue uno de los países más comprometidos en esta causa y Córdoba estuvo a la altura. Se necesitaba ayuda no solo para trasladar a los niños desde Rusia a Israel, sino también para que se trasladen médicos, medicinas y hogares permanentes. Y eso se consiguió con ayuda del mundo entero”.
Campaña en tiempo presente
La campaña continúa hasta la actualidad. La página oficial del proyecto ‘Jabad por los Chicos de Chernobyl’ explica que la radiación ataca las células en desarrollo y daña tejidos, órganos y huesos. Debilita los sistemas inmunológicos dejando a los niños vulnerables a una avalancha de infecciones y enfermedades. El cáncer de tiroides, las enfermedades cardíacas, defectos genéticos y los problemas en sistemas inmunológicos son las principales consecuencias. Además, detalla que para las personas que viven en las regiones contaminadas, la tasa de cáncer pediátrico en Bielorrusia es 200 veces superior al promedio mundial, aún en personas nacidas en los últimos años, más de tres décadas después de la fatídica prueba nuclear.
La serie que destronó a Juego de Tronos
Considerada una de las mejores series de todos los tiempos, Chernobyl ha logrado captar a un público que la valora por encima de Breaking Bad en Internet Movie Database (IMDB, base de datos de películas en Internet). Mientras los productores de la serie esperan su participación en los Emmy, acaba de romper un récord que hasta entonces tenía Juego de Tronos, de acuerdo a Deadline: la serie ha conseguido ocho millones de espectadores, de los cuales el 52% provienen de HBO GO, HBO Now y otras plataformas de streaming donde se emite. La cifra es histórica, ya que hasta el momento ninguna serie había alcanzado estos números. De hecho, Juego de Tronos era la serie que más se acercaba, con un 46% como máximo.