Hace 33 años River se consagraba campeón del mundo. El héroe de aquella conquista en el estadio Nacional de Tokio fue el uruguayo Antonio Alzamendi, que marcó el tanto para el triunfo “millonario” por 1-0 ante el Steaua Bucarest. Y la camiseta “7” de aquel futbolista llegó hace unos días a Córdoba proveniente de la tierra del sol naciente.
El mundo del coleccionismo es fabuloso. Tiene particularidades y condimentos propios, que llaman mucho la atención. Y la historia de cómo esa histórica casaca llegó al país es una muestra.
Leandro Fowler es un reconocido coleccionista de camisetas de Córdoba y es quién por estas horas celebra poseer esta reliquia. Fowler habló con PERFIL Córdoba y narró cómo hizo para conseguirla después de cinco años de tratar de convencer a un japonés.
“Me conecte con él hace cinco años. Es un coleccionista de artículos de Andrés D’Alesandro. Y desde ese tiempo traté de convencerlo. Muchos coleccionistas de River lo bombardearon para pedirle la camiseta de Alzamendi”, cuenta Fowler.
Es que este japonés no quería saber nada con vender la camiseta de aquella histórica final. Sin embargo, el cordobés ideó una estrategia para tentarlo.
¿Cuál fue la estrategia? “Para poder conseguirla, hicimos un canje”, narra Fowler; y agrega: “Le conseguí una camiseta mangas cortas de D’Alensadro del Mundial sub-20 del 2001, que la tenía la familia de Martín Cardetti, unos botines usados por D’Alesandro y una camiseta de River que le compré al Beto Fernández de un River-Unión. Con esto lo convencí de hacer el canje, porque él estaba muy negado con vender. Sólo quería canjear y quería botines. No conozco mucho del rubro de los botines, pero él quería botines. Conseguí eso y fue clave”.
Ojo, previamente a conseguir la ansiada casaca hubo que corroborar que sea original. Encontró que el vendedor conocía a alguien del staff de las transmisiones japonesas de lo que fueron las finales de la Copa Intercontinental y Mundial de clubes. Unos rompevientos originales de esos eventos le dio la pauta, además de ser alguien que ya era conocido en el mundo del coleccionismo.
Pero la clave fue cuando la tuvo en su poder.
“Tuve que esperar dos meses para tenerla, por el hecho de la liberación de aduana. Me lo había enviado a través del servicio de correo estatal de Japón. Pero yo no perdí la calma. El momento más glorioso es cuando tenés la encomienda y la abrís. Pasas a depender de ese momento, no querés abrir la encomienda, porque no querés que se vaya el efecto. Demoré mucho en abrir, encima la caja tenía estampillas en japonés, que guardé. Demoré un par de horas. Y cuando vi el 7 rojo, con un rojo felpa como que te emborracha, tan especial. La particularidad de esta camiseta es que Alzamendi optó, quizás, para la premiación. Aparentemente la del segundo tiempo se la sacó para guardar. La del gol es difícil que sea, probablemente la tenga el jugador. ¿Cómo reconoces que es original? La etiqueta del cuello y el transfer adidas es lo que la diferencia de las otras camisetas. El transfer adidas es de un tamaño menor a la usual que se veía en esas camisetas de Fate del ’86, ’87, ’88 y ’89. Además es de una pintura que se sale. Yo a esto lo había visto en una camiseta del hijo del Bufalo Funes y es idéntico. Además, tenés el número de felpa fina, como con pelitos, suave al tacto. Tenés un 7 que traspasa la tela de una manera prolija. Es talle 42, que es el talle de la mayoría de los jugadores, pero sobre todo la etiqueta vertical en el cuello es lo que marca la diferencia”, relató el coleccionista oriundo de Río Cuarto.
“Es la de un jugador importante, tener una camiseta de ese calibre es muy especial. Por eso nunca le dejé de sacar el ojo.
Una colección única
Leandro Fowler tiene 80 camisetas en su querida colección. Esta reciente adquisición de la “7” de River de la final de la Copa Intercontinental es la última y es muy especial para él. “Es la de un jugador importante, tener una camiseta de ese calibre es muy especial. Por eso nunca le dejé de sacar el ojo. También me mandó la entrada el japonés, el programa, tengo la campera de los jugadores de ese entonces”, relata para confirmar su originalidad, y espera pronto poder certificarla. Pero esa no es la única perla en su colección, ya que tiene casacas históricas de Claudio Caniggia (él es admirador del “Pajaro”) y una de Boca que usó Diego Armando Maradona en 1981.