La historia que mezcla casamientos, enfermedades, vejez, vulnerabilidad, falsas denuncias, balaceras y tierras, sumó un nuevo capítulo. El juez de Control N° 10, Juan Fernández López, elevó a juicio por defraudación por circunvención de incapaces a las hermanas Liliana Marisel y Nilda del Carmen Basualdo; a los abogados Fernando Cravero y César Ochi y a Julio César Rivero, y dictó el sobreseimiento del empresario Rubén Darío Bianco. Por esta última decisión, apelaron el fiscal Gustavo Dalma y el querellante Marcelo Touriño y por el resto las defensas de los acusados, con lo que será la Cámara de Acusación el tribunal que revisará el expediente.
Además de la acusación por la defraudación, Liliana Basualdo, Julio Rivero –su actual pareja– y César Ochi suman la imputación por falso testimonio y en el caso de Rivero, de falsa denuncia.
Los hechos principales por el presunto aprovechamiento de la vulnerabilidad e incapacidad de Pedro Titti (84), cuyo matrimonio con Nilda Basualdo (27) fue declarado nulo, se centran en el alquiler de tierras en La Para, propiedad original de los hermanos Isidro, Ciriaco y Pedro Titti en esa localidad, a 150 kilómetros de Córdoba capital. Una porción era alquilada por el productor y vecino del campo, Rubén Darío Bianco.
Quien dio inicio a la investigación fue Normi, una mujer que ya adulta conoció que su padre biológico era Pedro, cuando el hombre que la había criado le reveló esa verdad.
Bianco sobreseído. Para el fiscal instructor Gustavo Dalma había otro imputado más: Rubén Darío Bianco, un empresario y productor agropecuario, con campos colindantes a los Titti que alquilaba parte de esas tierras. Sin embargo, el juez Fernández López consideró que no había pruebas suficientes para acusarlo y sostener que tenía intención de defraudar.
Subrayó, además, que no está claro que, en el caso de haberse consumado la defraudación, haya generado un beneficio extraordinario para Bianco. Por el beneficio de la duda dictó el sobreseimiento del productor rural. Apelaciones.
El fiscal Dalma apeló la decisión del Juzgado de Control de apartar a Bianco de la acusación. Admitió que es una causa compleja de analizar pero que, si no existió el usufructo de la defraudación al fallecido Pedro Titti, fue por la “puntillosa y despierta tarea investigativa, como también la propia torpeza de los involucrados” y destacó que todo esto fue posible por la “tenaz intervención” de Normi Titti y su letrado patrocinante, “que impidió que los imputados lograran apoderarse de la totalidad de los bienes de la familia Titti”.
Citó numerosos testimonios sobre el alcoholismo que padecía Pedro, conocido en todo el pueblo, advirtiendo que lo colocaba en una situación de gran vulnerabilidad. También que Bianco lo veía por lo menos una vez al mes con motivo del acuerdo de arrendamiento e insistió que él era quien tenía formación y experiencia para comandar una maniobra de esta envergadura.
Puntualizó que Bianco fue el único adquirente de los terrenos que Liliana Basualdo recibió como donación y herencia de su esposo en detrimento de la única heredera legítima, Normi Titti.
El abogado de la denunciante, Marcelo Touriño calificó de “sesgado” el análisis del juez y opinó que solo en un debate oral y público podría determinar si hay mérito para condenar o exculpar a Bianco.
LA HISTORIA
Pedro Titti vivía en la casa de campo familiar ubicada en la localidad de La Para, junto a dos de sus hermanos –Isidro y Ciriaco– y en sociedad administraban más de 300 hectáreas de campo. Ninguno de ellos había contraído matrimonio hasta que conocieron a Liliana Basualdo, cuando tenía aproximadamente 15 años.
El 12 de diciembre de 2006, Isidro Titti (78) contrajo matrimonio con Liliana Marisel Basualdo –de 22 años–, quien se fue a vivir a la casa familiar, junto a los tres hermanos.
Al poco tiempo, el 16 de enero de 2010, Isidro falleció. Siete meses después, el 9 de agosto del mismo año, murió Ciriaco.
El 1 de abril de 2016, Pedro Titti contrajo matrimonio con Nilda del Carmen Basualdo, hermana de Liliana. De esta manera, las hermanas Basualdo –cónyuge y cuñada de Titti– se instalaron en la casa de los hermanos propietarios de las tierras. Cuando Liliana quedó viuda, Rivero comenzó a convivir con ella y luego se casaron.
Según la acusación, “con el apoyo del imputado Fernando Cravero – quien lo representaba en el juicio de inhabilitación instado por la hija biológica–, mantuvieron a Pedro aislado para poder así aprovecharse de su vulnerable condición para desapoderarlo de sus bienes materiales”.
La narración continúa, luego, con la declaración de incapacidad de la Justicia Civil y la anulación del matrimonio de Pedro y Nilda Basualdo, por parte de la Justicia de Familia.