“Cuando Tim dijo: “excelent!” me largué a llorar”, cuenta Andrea Fissore. No era para menos. Eran días de mucha tensión. El prestigioso crítico y Master of Wine británico terminaba de probar el vino espumoso Chardonnay Brut Nature 2018 de Sineres Factory, el único que se produce en estas tierras.
“Excelent!” no era una simple expresión: era la garantía que el trabajo realizado y el esfuerzo puesto en esa tarea estaba en la senda correcta.
Perfil.com charló con Andrea Fissore (41), quien junto a su pareja, Agustín Sommavilla (38), son los responsables de la bodega boutique Sineres Factory ubicada a la vera de la Ruta 5. Producen unas 10.000 botellas anuales, con la máxima calidad.
“Ya sabíamos de la puntuación. Pero nunca que íbamos a ser revelación del año ni que estábamos entre los mejores espumantes del país”, remarca Fissore. Comenzaron hace 11 años a sembrar en el Valle de Calamuchita y hoy compiten de igual a igual con “los monstruos de la industria en calidad, nosotros somos chiquitos. No tenemos inversores ni nada, todo fue de abajo, bien artesanal. Nos llena de orgullo”, agrega.
El logro es muy grande para la incipiente industria cordobesa. Según Fissore “hay un prejuicio muy grande con los vinos de Córdoba, hay que cambiar esa cabeza, principalmente en los visitantes”, remarca.
Un día muy especial
Un día antes de la llegada de Tim Atkin a tierras cordobesas, Andrea y Agustín fueron los protagonistas de un robo y secuestro violento que impactó en la agenda nacional.
El 23 de febrero dos ladrones, a punta de pistola, ingresaron en su local. Los maniataron con precintos, los amenazarlos de muerte e intentaron secuestrar al hijo de la pareja, de nueve años de edad. Además, se llevaron casi dos millones de pesos. En las imágenes que recorrieron el país se lo puede ver a Agustín corriendo y derribando al delincuente que se llevaba a su hijo.
“Tras el robo estábamos en shock y era el día de la presentación. Nos llamó Nora Singolani, quien hace los Caminos del Vino en Córdoba y estábamos mal, muy emocionados. Nora se puso firme y me dijo que tenía que ir si o sí, que era una oportunidad única”, recuerda. Ese llamado fue clave en esta historia. Andrea relata que sacó energías de algún lugar, se maquilló y “por la insistencia de Nora fuimos a Córdoba con un par de botellas. Nora ¡me obligó!”, remarca y agradece. Allá fueron.
Esa noche Atkin probó decenas de vinos. Hasta que llegó el espumoso Chardonnay Brut Nature 2018 de Andrea y Agustín. "Dio un sorbo, lo mantuvo en su boca y degustó. ¡Excelent! se le escuchó y rompimos en lágrimas. Fue un mimo al alma, después de un día tan desgarrador”, se emociona Fissore.
Ese día, la pequeña bodega le presentó tres espumantes, “todos arriba de 92 puntos”, aclara. Pero lo mejor llegó después, en la cena agradecimiento que organizó la Provincia en el restó El Papagayo. “En la cena se tomó nuestro espumante y otro vino.. el Bórtice, un vino blanco de 96 de Estancias Las Cañitas”, destaca la productora vitivinícola.
“No sólo lo probó sino que además lo eligió para su comida”, se enorgullece Fissore.
Todo esfuerzo y trabajo de calidad tiene su recompensa. Aún Sineres Factory no genera ganancias para mantener una producción o una familia, pero todo indica que van por el camino correcto: para ellos y para los vinos cordobeses.