La capital provincial vivió un día insólito el lunes, en el octavo día consecutivo de paro de transporte. Después de una jornada de tensión y movilizaciones, los choferes de colectivos representados por Marcelo Marín, delegado de Autobuses Córdoba (Aucor), anunciaron por la noche que se levantaba la medida de fuerza. Horas despuèés, el intendente Ramón Mestre desmintió haber llegado a un acuerdo, por lo cual la protesta continuaría.
Tras una "reunión sorpresiva" en el Ministerio de Trabajo provincial, Marín afirmó al diario La Voz del Interior que "se levanta la medida" y "mañana vuelve el servicio". Pero la falta de acuerdo en torno a la reincorporación de los despedidos derribó el entendimiento alcanzado con el gobierno municipal que encabeza el dirigente radical.
"La Municipalidad rechaza las condiciones de este 'supuesto acuerdo' ilegal del cual el Municipio no ha participado", escribió Mestre en su cuenta de Twitter a la medianoche. "Los trabajadores despedidos han perdido su puesto y las horas no trabajadas no serán abonadas. No hay ni ha habido ningún acuerdo. No se puede premiar ni a la ilegalidad ni a la violencia. No hemos llegado a ningún acuerdo. Vuelvo a instar a los trabajadores a que vuelvan a sus puestos de trabajo", aseguró.
El panorama vuelve entonces a ser incierto, después de una jornada con seguridad reforzada en puentes, patrullas de gendarmerías desperdigadas por la ciudad, caos de tránsito, calles cortadas, helicópteros policiales, colectivos escoltados por móviles policiales y con gendarmes en su interior. Esas fueron sólo algunas de las postales con que se encontraron los cordobeses este lunes, en el último día del paro de transporte urbano.
Pocos habitantes de la capital provincial recordaban haber visto a la ciudad tan blindada. El despliegue tuvo como objetivo apoyar el sistema de emergencia de la Municipalidad, que puso casi 160 colectivos en la calle para hacer el recorrido de nueve líneas troncales, sin cobrar boleto.
Con el correr de la mañana llegaron algunas medidas que beneficiaron en parte a los sufridos usuarios de transporte. Algunos choferes, desgastados por el reclamo, decidieron romper con la medida de fuerza y sumarse a las tareas. Por otro lado el secretario de Transporte de la provincia, Gabriel Bermúdez, anunció que los colectivos interurbanos que circulan por Córdoba quedaban habilitados para levantar pasajeros para la circulación dentro la ciudad mientras dure la situación de emergencia.
En algunos puntos de la ciudad se reportaron algunos incidentes, que incluyeron clavos “miguelitos” en la calle, enfrentamientos entre choferes y delegados, posesión de drogas y algunos detenidos. Sin embargo, los hechos fueron aislados y no se reportaron problemas mayores.
Por la tarde, llegó una noticia que no cayó nada bien entre los dirigentes de la UTA Córdoba. Sobre todo para Marcelo Marín, el delegado emblema de este paro de transporte que recibió un duro cachetazo por parte de otros gremialistas, que lo dejaron sólo en su reclamo. Los principales referentes de los municipales, Luz y Fuerza, los docentes y el Sep, uno a uno argumentaron diferentes cuestiones para no asistir a la masiva marcha a la que se convocaba para hoy. En cambio sí contó con el apoyo del kirchnerista Mauricio Saillén, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) Rodríguez Peña y titular del Surrbac. Otras agrupaciones vinculadas al Frente para la Victoria también asistieron a la movilización.