A pesar de que su imagen pública está ligada a Buenos Aires y a las luces de las grandes ciudades, gran parte de la vida de Damián De Santo transcurre lejos de los flashes, en la tranquila localidad de Villa Giardino. Junto a su familia, conformada por su mujer Vanina Bilous y sus dos hijos, se enamoraron de la paz que brinda el valle de Punilla y adoptaron a Villa Giardino como su lugar. De a poco y sin escatimar esfuerzos, construyeron juntos Umbral del Sol, un coqueto complejo de cabañas en pleno barrio Los Timbaletes, lugar al que vuelve cada fin de semana luego de cumplir sus compromisos laborales con Telefe, canal en el que conduce hasta fin de año junto a Zaira Nara el programa Morfi, todos a la mesa. No les resulta fácil la distancia, sin embargo con el tiempo lograron adaptarse a esa forma de vida. “La que más me extraña es mi mujer. Ellos saben que estoy tres días a la semana. No te voy a decir que es fácil. Tengo una vida en dos lugares pero me adapto. Me voy con ganas a Buenos Aires y vuelvo con ganas a las sierras”, confiesa el artista en diálogo con PERFIL CORDOBA. “En el año 99, vinimos con mi esposa y al año siguiente nació Joaquín. Compramos este terreno donde construimos este complejo de cabañas que es nuestro refugio. Me gusta la vida de familia, de pueblo, donde todos somos alguien y hay un reconocimiento de la gente como vecinos”.
—¿Cómo se preparan para esta nueva temporada?
—Es un verano difícil. Nosotros tenemos seis cabañas y clientes que están fijos todos los años. Aún no se cerró la temporada, la cual en otra época ya la teníamos recontra cubierta, pero calculo que en las próximas semanas ya tendremos todo completo. Yo seguramente pase todo el verano en Giardino y lo disfruto mucho porque las sierras están hermosas, los ríos tienen más agua, cambian los colores, es un lugar espectacular. En lo personal me gusta mucho salir con los clientes al río, ir a pescar con amigos, ir a Cuchi Corral a ver como se tiran en parapentes. También me gusta organizar eventos gastronómicos y asistir a ellos.
—¿Qué balance hace de este 2018 y cuáles son las expectativas para 2019?
—Fue muy positivo en cuanto a exposición. Haber laburado en Morfi, en la conducción y que mi familia esté bien me permite decir que fue un muy buen año. Para el año que viene ya me avisaron que no sigo en Morfi y ya estoy pensando tanto en el 2019 como en 2020. El trabajo del actor es así, un año tenés mucho trabajo, luego un año no y tenés que acostumbrarte a ese estilo de vida.
—¿Cómo se llevó con el rol conductor de televisión?
—Muy bien. Al principio me encontré con un código totalmente distinto a la actuación. Cuando sos actor te olvidas de la cámara y estás atento a otros actores, a la escena, a las luces. En cambio cuando conducís es todo lo contrario y tuve que hacer marcha atrás y empezar de nuevo tras 29 años dedicado a la actuación. Pero en poco tiempo me adapté. A la semana estaba entregado y relajado, disfrutando de este trabajo que tanto amo.