Ante el incesante aumento de la pobreza en el país, los dirigentes en esta Provincia deberán incorporar a la agenda electoral del año que viene, y a sus programas de gobierno, la discusión sobre la única política de estado exitosa y continuada en el tiempo: el Paicor.
Pensar la comensalidad como forma de intervención estatal para la igualdad de oportunidades es imprescindible para proyectar el futuro. Sin una buena nutrición no hay desarrollo neurocognitivo ni educación, ni empleo o calidad de vida posible, pero sin interacción social inclusiva, tampoco. Lamentablemente, en las últimas décadas ninguna oferta política logró reinterpretar y mucho menos actualizar la esencialidad medular de este programa.
El Paicor, entre 1984 y 1995, logró una mejora sustancial en la educación y en el estado de salud de los niños de Córdoba, disminuyó la desnutrición infantil más del 45%, aumentó entre 50% y 154% la matrícula escolar en todos los niveles, bajó la deserción escolar, disminuyó en un 50% la repitencia en el nivel primario y se habilitaron 1.960 comedores escolares más 213 hogares de día (Paicor Tercera Edad). La talla física de los niños y niñas de Córdoba era muy superior a la media de Argentina y de Latinoamérica.
Las principales características que tuvo este programa premiado internacionalmente eran dos: universalidad e integralidad.
Universalidad. Cuando le preguntábamos al doctor Angeloz cuál era el criterio para acceder a los beneficios del programa nos respondía: “Si existen 5 niños, de los cuales tres necesitan el Paicor, un caso hay que analizarlo y uno al que no le hace falta, nosotros preferimos que coman los 5 y no que se quede afuera alguno de los primeros 4”.
La universalidad no reside en aumentar la cantidad de beneficiarios, reside en no dejar a niños sin la posibilidad de compartir la mesa con sus compañeros de escuela, sólo porque sus padres no pueden acreditar requisitos de pobreza.
La universalidad es lo contrario a la segmentación. La universalidad es permitir que todos los niños, sin distinciones económicas, políticas o sociales, accedan al programa. Y reitero: sin importar si sus padres son trabajadores, profesionales, desocupados o empresarios.
En un programa donde sólo accede el “pobre”, transformamos a ese futuro ciudadano en el portador de un estigma y que, para agravar la ofensa, se lo obliga a acreditar su vulnerabilidad.
Integralidad. La integralidad se definía por ser multidimensional a cargo de cuatro ministerios y por tener características de intersectorialidad público-privado.
Nos contaba Julio Liksenberg, recientemente fallecido y principal gestor de este programa, a quien rendimos un merecido y humilde homenaje a través de esta nota, que “el Paicor ha demostrado que no es sólo comida; también es educación, es creación y modificación de hábitos alimentarios, son normas de conducta; es mejora en los hábitos de higiene, urbanidad y convivencia; es mejora en el estado de salud de los niños; es un mayor índice de asistencia a clase. Todo esto corroborado por la Universidad Nacional de Córdoba”.
Dentro de su abanico de acciones, el programa abarcaba módulos de nutrición alimenticia, material didáctico, los útiles escolares, zapatos y zapatillas, anteojos, ortodoncias, el guardapolvo blanco e igualitario y se extendió a las áreas de salud, atención odontológica y oftalmológica, cultura, deportes, huertas familiares y atención a la tercera edad.
Formaba parte de este universo Paicor no sólo el gobierno, sino las universidades, sindicatos, asociaciones civiles y el sector privado que colaboraba mediante eventos solidarios destinados a reunir ayuda económica.
David Brooks relata desde el New York Times que es imposible concebir un cambio respecto de la pobreza sin recrear tejidos sociales de impacto colectivo y sin la interacción entre la política y la participación activa de la mayor cantidad de ciudadanos.
Conclusión. Trabajando en la modernización de este programa, desde Línea Córdoba y la fundación Pensar Futuro llegamos a la siguiente conclusión: debemos avanzar en la regeneración de un Paicor 4.0 desde Córdoba y para toda la Argentina. Para ello es primordial recuperar aquellos valores inclusivos del programa original pero incorporando los avances actuales en educación, nutrición y suplementación alimentaria, en telemedicina y en mediciones trazables mediante la tecnología “blockchain”.
Nos gustaría pensar que la historia recordará a los dirigentes no sólo por su necesidad de “figurar” cada dos años, sino por tener propuestas verdaderamente capaces de resolver de manera humana nuestras encrucijadas generacionales, y el Paicor es una de ellas.
Presidente Línea Córdoba UCR