Si bien la institución del cardenalato tiene una larguísima historia en la tradición de la Iglesia, cargada de significado en torno a la figura de "quienes tienen que estar dispuestos a dar la sangre (por eso el color púrpura que los distingue) por Cristo, por la Iglesia, por el Papa", su función exclusiva es elegir al próximo pontífice.
Por eso se dice que siempre hay algo de "cooptación" por parte del Papa vigente en la conformación del Colegio cardenalicio que elegirá a su sucesor. Esto se da casi naturalmente en pontificados largos como fue el de Juan Pablo II, y como ya lo está siendo el de Francisco. Aunque si esto fuera taxativo (en lenguaje de fe: si no se creyera en la actuación del Espíritu Santo en la guía de la Iglesia) no habría lugar para la renovación que lentamente, con idas y vueltas, ocurre en la misión evangelizadora.
Mientras tanto, en el plano más urgente, los que elijan al próximo pontífice, son, en general, obispos y arzobispos que fueron creados cardenales por el papa argentino, muchísimos de ellos pastores que encarnan en sus vidas o que ponderan en sus reflexiones teológicas y prédicas el mensaje central del Evangelio de Jesús, el que está en el pasaje de Mateo 25 (en el que Dios mismo dice ser o estar en toda persona que sufre: "...tuve hambre y me diste de comer; sediento, y me diste de beber; enfermo o encarcelado y me visitaste..."), y en el de las Bienaventuranzas ("felices los pobres de espíritu, los misericordiosos, los enfermos, los que sufren, los que tienen hambre y sed de justicia...").
Los dos cordobeses que serán creados cardenales por Francisco, el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi S.J., y el flamante designado prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel "Tucho" Fernández, encarnan, respectivamente, estos dos perfiles queridos por Bergoglio, el de encarnar y el de ponderar el Evangelio de la Misericordia. Rossi siempre ha sido un hombre manos y puertas abiertas. Fernández, de pensamiento teológico y escritura abiertos. Estas características (dones ofrecidos) los han puesto donde están. Y actuarán en sus discernimientos cuando les toque, con indudable y entrañable nostalgia, elegir al sucesor de quienes los eligió.