El “paquete de medidas” que anunció en los últimos días el gobierno nacional gestado desde el Ministerio de Economía sigue sin convencer a los agentes económicos. En el mercado, pero también entre referentes de la economía real, como el comercio y el agro, volvió a quedar la sensación de que se trata de una serie de medidas aisladas e incluso contradictorias con poco peso específico para atacar los problemas de fondo de la macro argentina. Lease déficit fiscal, distorsión de precios relativos, incapacidad de cuidar el valor de la moneda y de generar divisas.
Mientras se insiste con medidas que ya fracasaron en el pasado –control de precios- la incursión en otras acciones está siendo resistida incluso por espacios afines al gobierno. Es lo que está viendo con las primeras reacciones ante la decisión de avanzar con la importación de alimentos para que baje la inflación. La idea sería replicar el mecanismo a otros sectores, como la ropa. Son decisiones de dudoso impacto y que pusieron en alerta, por caso, a la entidad empresaria filo kirchnerista CGERA.
“Los empresarios sabemos que hubo aumentos, pero queda claro que la importación no es la solución; lo que tenemos que discutir es el costo argentino y no pensar que la industria es la culpable”, dijo su presidente Marcelo Fernández, sobre la importación de ropa. Y remarcó: “siempre se hablaba de que las importaciones eran un método para bajar la inflación, esta herramienta no logró aminorar la suba de precios de los productos de indumentaria”.
La sensación de una gestión con rumbo poco claro es lo que siguen marcando analistas, asesores financieros y economistas.
Natalia Colombo, asesora financiera de la consultora SDS, apuntó algunas líneas en un reciente documento donde plantea que las medidas para calmar la escalada inflacionaria resultaron poco convincentes: “Einstein decía que la locura es hacer lo mismo una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes. El gobierno continúa convencido que la inflación no es un fenómeno monetario (que sería imaginaria, o una sensación de la gente, o incluso culpa del empresariado argentino) por lo que no está en los planes ajustar el déficit fiscal, ni reducir la emisión monetaria”.
Y se detuvo sobre un aspecto puntual: los fuertes compromisos por vencimientos en pesos que encarará el gobierno en los próximos meses. La pesada “bomba de Leliqs”, como se dice. “El gobierno por un lado emite billetes, pero por el otro, puede absorberlos mediante la colocación de títulos públicos. Pero esto no es gratis ya que el mercado privado ya no demanda activos a tasa fija (lógico con el riesgo de devaluación por delante e inflación galopante), si no que busca activos que ofrezcan cobertura. Es por eso que el gobierno se ve obligado a licitar activos CER o duales. Para el gobierno, una deuda que no podrá ser licuada con una devaluación. Hay que estar atentos a cada licitación del tesoro para ver qué títulos se demandan y qué tasas se pagan”, marcó.
Todo esto estuvo en análisis en el reciente Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos en Finanzas (IAEF) que tuvo lugar en Córdoba. En el panel sobre coyuntura económica el economista jefe de BlackTORO Global Investments, Fernando Marengo, deslizó algunas líneas al respecto.
“En los próximos 6 meses tenemos dos problemas, oferta de pesos y disponibilidad de dólares. Y la oferta de pesos es un gran tema. El gobierno se enfrenta hacia adelante con la necesidad de refinanciar deuda en pesos por el equivalente a US$47 mil millones. El próximo gobierno tiene que plantear si va a seguir pateando esto o si va a hacer el trabajo sucio. Por otro lado sabemos que hay US$350 mil millones de argentinos afuera del sistema y que esperan señales para ingresar. Entonces, a largo plazo, depende de la política”, remarcó.
En diálogo con PERFIL CORDOBA profundizó algunos puntos:
-Cuando vemos que hay tantas divisas afuera del sistema y se anuncia que salieron US$1000 millones de los bancos, ¿es consistente pensar que puede tambalear el sistema financiero por esa salida?
- Actualmente Argentina tiene un poco más de US$15 mil millones de depósitos del sector privado y de esos US$15 mil millones un poco más de US$11 mil millones son encajes. El sistema financiero en dólares no puede tambalear por ningún motivo, salvo que alguien se quede con los encajes. Pero el sistema financiero es recontra líquido, el 80% de los depósitos es liquidez depositada en el Banco Central. Como sistema es solvente, ahora el miedo de algunos son esos depósitos que están en el Banco Central.
-¿Se pueden seguir pateando los vencimientos de Leliqs?
-Hasta ahora el gobierno lo viene refinanciando sin mayor problema. Es una deuda que es consecuencia de la irresponsabilidad de dos partes. Por un lado, un gobierno que colocó deuda indexada y la respuesta del gobierno es que es lo único que el mercado demanda. En realidad, no deberías haber tenido déficit. Por el otro lado, hasta hace poco la oposición decía que la deuda es impagable y ese es el presunto próximo gobierno. Si el presunto próximo gobierno te dice que la deuda es impagable nadie quiere refinanciar esa deuda. Tenes así dos problemas, una deuda que viene creciendo y no la podes licuar porque crece por tipo de cambio y por inflación y por otro lado no podes estirar plazo porque la oposición dice que es impagable.
-¿Si el gobierno está en retirada no le va a costar más refinanciar?
-Bueno, yo creo que sería saludable que la oposición empiece a dar algún tipo de certeza de cómo se va a repagar esa deuda. Están empezando a bajar los decibles del discurso de deuda impagable. Pero Argentina no tiene un problema de solvencia, tiene un problema de liquidez, se le juntaron todos los vencimientos de la deuda en pesos en el corto plazo. Hasta ahora el gobierno viene pudiendo refinanciar, pero siempre está el riesgo de que no.
-¿Cómo están viendo la muñeca del Banco Central?
-Claramente Argentina tiene una política económica que, de corto plazo, para que se vuelva sostenible hace falta conseguir dólares. Parece difícil que se vaya a revertir la desconfianza y se consigan dólares y si los consiguen hay que ver cuáles son los requerimientos con los que vienen esos dólares. Creo que la política económica de corto plazo debería ser la de secar la plaza de pesos. Primero tenes que ajustar fiscalmente. Algo está haciendo la inflación, pero los ingresos están cayendo fuerte porque no tenés cosecha, como no tenes dólares pisas las importaciones, entonces ahí te cae la actividad económica, y con eso los impuestos, el IVA, el cheque. Se te está cayendo la recaudación en términos reales más que el gasto. Es muy difícil poner en caja al sector público por el problema de la sequía.
La otra forma de sacar pesos es subir la tasa de interés. Eso es lo que está haciendo el Central. Ahora, cuando yo busco hacer una inversión yo busco la tasa de retorno ajustada por riesgo. Cuando el riesgo es muy alto no hay tasa de interés que me lo pague. El Banco Central no tiene mucho para hacer. Devaluar sin dólares y sin confianza es muy riesgoso.
-Ese colchón dura poco. Ahora, a Aracre lo echaron, aunque él lo desmintió, por supuestamente pedir una devaluación del 40%, ¿cuánto debería devaluar el próximo gobierno?
-Es que sin dólares y sin confianza…supongamos que yo devalúo el 40%, ¿cómo hago para defender ese tipo de cambio sin dólares? ¿Quién me asegura que es 40%, 80% o 100%? Nadie lo puede asegurar, es muy peligroso.
-¿Hay riesgo real de que se espiralice la inflación?
-Sí, hay un riesgo cierto. Pero de hecho, este sistema necesita de la aceleración. A mitad del 2020 Argentina tenía una tasa de inflación del 20% anual, en los últimos 12 meses es del 105% anual, pero si anualizamos los últimos tres meses nos vamos a 150% anual. Con la inflación vos en parte licuas el gasto público, en parte aumentas la recaudación porque suben los precios y en parte el Banco Central nos obliga a quedarnos con más pesos en el bolsillo. Y se necesitan inflaciones crecientes para financiar el déficit fiscal.