El sistema de salud atraviesa un momento de extrema complejidad. Las distintas partes que lo integran reconocen que se llegó a un punto límite y lo que ocurra en los próximos días será determinante para el futuro del sector. Esta semana se vio reflejado en las calles un descontento que lleva años acumulándose.
El conflicto que se inició en el Hospital San Antonio de Padua de Río Cuarto y que incluyó renuncias masivas de médicos al servicio de guardias, se dispersó rápidamente hacia el resto de los hospitales provinciales y desató una verdadera crisis, la cual afecta principalmente a las instituciones públicas. Los médicos salieron de sus lugares de trabajo y se movilizaron en una serie de reclamos, los cuales pueden resumirse en: recomposición salarial, pase a planta permanente de contratados e incorporación de recursos humanos. También se pidió por mejoras en las condiciones laborales, pero el foco central de las protestas gira en torno a una mejora en los haberes que perciben.
En la jornada de ayer se reunieron delegados de todos los hospitales de la provincia en la ciudad de Córdoba –en principio el encuentro iba a hacerse en Villa María– y allí decidieron conformar una comisión de nueve profesionales, incluidos residentes, para dialogar con el Gobierno debido a que no reconocen al Sindicato de Empleados Públicos (SEP) como su representante a la hora de sentarse a dialogar con la Provincia.
PERFIL CÓRDOBA convocó a los principales actores del conflicto quienes analizan cómo se llegó a una situación, que pone en jaque al sistema sanitario. La mirada de los médicos. Héctor Oviedo es el actual presidente del Consejo de Médicos de Córdoba y participó en varias de las mesas de diálogo convocadas por el Gobierno provincial. Para Oviedo es fundamental que en este conflicto se alcancen soluciones de fondo y llamó a concretar una reestructuración del sistema de salud.
“Estamos frente a una oportunidad de cambiar las cosas, sino vamos a poner un parche como viene sucediendo hasta ahora y los inconvenientes van a seguir. En una revista que vi hace poco, con fecha de 1991, se presentaba una editorial que hablaba de la crisis del sector, de la falta de honorarios de los profesionales, de las dificultades que atraviesa la salud. Y en la última que publicamos, en octubre de este año, repetimos los mismos reclamos. Hace 40 años venimos en un retroceso permanente”, graficó.
El titular del Consejo de Médicos, quien asumió como presidente el pasado abril, consideró que en principio se debe poner una base salarial y luego empezar a discutir detalles para “estimular la mano de obra”. “El sueldo de un médico que recién arranca es de $ 120.000 y es muy poco. Aun llevándolo a $ 300.000 sigue siendo bajo. Son cifras que siguen estando muy por debajo de lo necesario, porque llevamos años de atrasos”, añadió.
Oviedo también llamó a generar un sistema de incentivos para que la gente se forme en especialidades y se radiquen en lugares del interior, donde es necesaria la presencia de médicos. Además, pidió utilizar mejor los recursos disponibles: “A las clínicas no les dan los números: hay que sincerar el tema económico y financiero del sistema. La plata no se gasta adecuadamente. Tenemos que reordenarnos porque las clínicas se están fundiendo. De las 400 que había hace unos años, actualmente quedan 120”, concluyó.
Delegados en alerta. Pablo Igarzábal es delegado del Hospital Córdoba e integra la Coordinadora de los Trabajadores de la Salud. Igarzábal, quien se transformó en una de las caras visibles de la protesta, subrayó que el aumento ofrecido por la Provincia es insuficiente y que se está solicitando un aumento del 200% al básico.
“Esto se inició como una chispa que prendió una fogata y tiene que ver con el hartazgo. Hoy deberíamos estar ganando un básico de $ 250.000, siguiendo el proceso inflacionario de los últimos años y sin embargo cobramos $ 75.000”, señaló.
Igarzábal fue funcionario de Ramón Mestre cuando el radical estuvo al frente de la intendencia capitalina. Por tal motivo hay sectores que apuntan a posibles intereses políticos en sus reclamos. Consultado por estas versiones, Igarzábal señaló: “Yo soy un referente gremial desde hace muchos años, desde 2011. Fui subsecretario de Salud de Mestre. En este sentido, soy un delegado elegido por mis compañeros. Tengo un compromiso con la salud pública y con la ciencia. Fui presidente del Centro de Estudiantes de Medicina y tengo una trayectoria de compromiso político”.
Al igual que Oviedo, del Consejo de Médicos, Igarzábal destaca la voluntad de diálogo de la ministra de Salud, Gabriela Barbás. “Ella entiende el problema y comparte la visión, pero sin que haya una recomposición económica es difícil que esto se destrabe”.
Palabra oficial. Ante cada conflicto que atraviesa al sector de salud, Francisco Fortuna, uno de los históricos dirigentes del peronismo cordobés, se convierte en uno de los elegidos por parte del Gobierno como el representante a la hora de encabezar las negociaciones. Esta vez no es la excepción.
Para Fortuna el conflicto se desata por “el proceso inflacionario galopante que vive el país, el cual deteriora el ingreso y el poder adquisitivo del salario. Más allá de la profesión o trabajo que se trate. Es un aspecto que todos deben tener en claro en esta coyuntura”. En tono conciliador, Fortuna destacó el trabajo de todo el sistema de salud durante la pandemia y remarcó: “El Gobierno comprende el problema y está convencido de que se debe encontrar una solución. Hay que establecer un piso salarial que sea producto del acuerdo y del consenso, por eso la necesidad de armar una mesa de negociaciones donde se pueda escuchar la opinión de todos, respetando el funcionamiento institucional y avanzando en una solución más de fondo. El Gobierno tiene la mejor predisposición para encontrar una solución”, completó el legislador.
Residentes se sientan a negociar y van por reivindicaciones propias
Uno de los actores principales en este conflicto que se inició en Río Cuarto y luego se amplió a toda la provincia, son los residentes. Para aclarar conceptos es válido explicar que los residentes son médicos ya recibidos que se encuentran realizando sus especialidades en diversos centros de salud.
Este sector, históricamente relegado a la hora de percibir haberes, reclama no solo un aumento salarial sino mejoras en sus condiciones laborales. Esta situación generó tensión en el sector público y también en el privado. Los residentes aseguran que profundizarán las medidas de fuerza en caso de no lograr acuerdos en las negociaciones. Ayelén Soria, médica y residente de terapia intensiva explicó que “el colectivo de residentes viene luchando hace años, al igual que el resto del equipo de salud. En este momento lo salarial nos une, es el principal reclamo, pero no el único”.
Según detalló Soria, el residente de Provincia cobra $ 117.000, “y tenemos las concurrencias que hacen el mismo trabajo que un residente pero no cobra. En el Hospital de Clínicas y el Pediátrico hay concurrentes y queremos que dejen de ser concurrentes y formen parte de residencias. Queremos que deje de existir esa figura”.
Además, reclamó el exceso de horas laborales que en algunos lugares les imponen a los residentes. “Uno se está formando como especialista, queremos formarnos y aprender, pero se están excediendo en la cantidad de guardias mensuales. La residencia es necesaria como plan formativo porque ahí es donde uno aprende y se especializa en lo suyo, pero queremos hacerlo en condiciones dignas”.