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Gratis en el Parque de las Tejas

El cierre del Córdoba Jazz Festival, a toda orquesta con concierto de la CJO

Luego de cinco días de conciertos, mañana se presentan la Córdoba Jazz Orchestra junto a Pierre Bertrand, Minino Garay y Christophe Lampidecchia como invitados especiales.

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Ocampo: | ACC
Lejísimos de la música funcional o de ascensor y de los estándares tocados a desgano en algún vernissage de ocasión. Así podrían definirse los espectáculos de la novena edición del Córdoba Jazz Festival que, a través de una eximia y potente programación, año a año suman más asistentes. Es que el encuentro anual de jazz (organizado por la Agencia Córdoba Cultura y el Consejo Federal de Inversiones) es una excelente oportunidad para sumarse a una movida de músicos de acá, allá y todas partes, en escenarios disímiles como el Teatro del Libertador y el Parque de las Tejas o el Centro Cultural Leonardo Favio de Río Cuarto y el local Cocina de Culturas. 

Todos juntos. Para el caso, dar cuenta de uno de los encuentros de mañana es solo una muestra de la excelencia que pasó y pasará por los diferentes espacios del festival. El concierto de cierre sintetiza el espíritu de la programación, con la Córdoba Jazz Orchestra, que hará un concierto con invitados que vienen directo de Francia para acompañar el despliegue musical y escénico de la big band cordobesa, que tiene 11 años de recorrido con cuatro trompetas, cinco saxos, cuatro trombones, piano, contrabajo, guitarra y batería. Así, junto a Pierre Bertrand, el cordobés residente en Europa Minino Garay y Christophe Lampidecchia se presentarán mañana desde las 20 en el Parque de las Tejas con un programa que incluirá un mix entre el nuevo disco de la CJO, Comechingonia, y, por supuesto, música de Minino y Pierre. Gratis y al aire libre, para rematar el feriado del lunes. 
Para hablar del concierto, PERFIL Córdoba contactó al joven saxofonista cordobés Nicolás Ocampo, quien lo describe como “un encuentro entre músicas que han sido escritas para big bangs y mú- sicas de los invitados. La idea es mostrar diferentes perspectivas que tiene el jazz en la actualidad: nosotros abocados a cosas que tienen que ver con el tango y mezclando orquestación y percusión latina, y la que traen ellos, que tienen un condimento gitano y del jazz que viene de Francia”. 

Jazz cordobés. En ese sentido, el músico de 33 años nacido en Altos de Chipión, que hace dos años dirige la CJO (hace cinco que integra), afirma que es posible hablar de un jazz cordobés porque el rótulo, más que a un género de una época determinada del siglo pasado, “hoy es una manera de abordar la música instrumental relacionada con la improvisación. Inevitablemente, la que hacemos acá tiene más que ver con lo latino tratado desde el jazz. Y todas las sonoridades están ligadas a esta diáspora cultural que viene desde el África. ¿Jazz cordobés? Sí, porque es una forma de abordarlo desde el oído de los cordobeses. Es una sonoridad nuestra”, afirma. 
Contextos y públicos. Al éxito del Festival lo reconfirman año a año datos de la realidad: los espacios no alcanzan para contener al público que se acerca a las presentaciones. Para Ocampo, es prometedor, no solo en términos cuantitativos, sino por la diversidad de los públicos: “No hay muchos espectáculos que abarquen una franja etaria tan amplia: desde adolescentes a gente muy mayor. En este caso, el estilo aúna generaciones”. Y se lo atribuye a la permanente renovación del estilo: “Muta todo el tiempo y se observa claramente la transformación, año a año. Y también tiene que ver con artistas que en la década del 90 y principios del 2000 empezaron a sumarse a un gran espacio que sigue dejando filtrarse por cosas que vienen de otros estilos: el hip hop, la música electrónica inglesa y distintos folklores de distintas latitudes”, ejemplifica. 

—En ese contexto, ¿qué papel cumplen el Estado y las escuelas de música? 
—Uno vital. Córdoba, desde hace más de tres décadas, está relacionada con el desarrollo de músicos de jazz. Una de ellas es la Fundación la Escuelita y la otra es La Colmena, de las primeras escuelas de música popular del país. La pauta te la da que recibimos permanentemente a músicos que andan por el mundo y se formaron acá. Y también el papel del Estado es fundamental: se debe entender que hay que apoyar al contexto colectivo para su desarrollo. A veces, tendrían que seguir apuntalando durante el año, no solo desde eventos tan masivos. 
—En los festivales de este tipo de músicas no tan extendidas, las distancias entre artistas y públicos se acortan, ¿cómo ves los encuentros y desencuentros? 
—Los que no conocen o gustan del jazz dicen que es aburrido. Y eso surge desde el prejuicio o de que tal vez fueron a escuchar algo que no era jazz. Y ahí está la responsabilidad del músico, que tal vez en su estilo abusa de la improvisación, que tiene que estar en la música no en el armado de la banda, por ejemplo. Porque también tenemos la responsabilidad de comunicar correctamente, fortaleciendo las bandas, más que los solistas, haciendo un real contacto con el público, el solo no se hace sentado. 

La programación completa del festival en cordobajazzfestival.com.ar